¿SON JUDÍOS LOS PASIEGOS?

 Desde hace siglos esta comunidad viene siendo señalada por rumores y leyendas como semítica , para explicar algunas de sus peculiaridades. ¿Pero lo son o incluso lo han sido?


La Pasieguería, la comarca de los Valles Pasiegos, comprende las cabezas de tres valles formados por los ríos Miera, Pisueña y Pas, en lo que hoy es Cantabria con la linde con Burgos. A quien vive aquí y con las formas tradicionales de aquí se le denomina Pasiego. Por ejemplo, la trashumancia: cada uno de ellos tiene cuatro y hasta cinco casas para poder ir habitando cada uno según las necesidades del ganado. Además, una gran endogamia y poco apego a la Iglesia.

Desde el S XIX se les ha considerado como judíos, o al menos como conversos, que es algo que también ocurre con los vaqueros de alzada, en el occidente de Asturias, o la comunidad de los agotes en el Valle del Baztán, Navarra.

En el S XVIII, con el fenómeno intelectual de la Ilustración, plumas como las de Jovellanos acusaba a la ignorancia el atribuirles rabo; en el XIX, con el Romanticismo, que entre otras cosas busca la libertad buscando el origen de los pueblos –y la creación de los nacionalismos- los hacían semíticos y llegados a los verdes valles cántabros en época de La Reconquista. Como prueba de ello esgrimían los argumentos de los estudios patronímicos, con pseudo-etimologías como las siguientes: Abascal viene de Abraham; Cobo, de Jacob; y Lavín, de Levy. Causaron bastante asombro, empezando por los propios pasiegos, que como hasta entonces nadie les había dicho que eran judíos empezaron a llamar a sus hijos David, Sara y Raquel. Los pasiegos se sintieron muy orgullosos de ser judíos o al menos descender de hebreos.

El historiador que más ayudó a difundir estos orígenes fue Lasaga Larreta, nacido en  1839 en Viérnoles (Torrelavega) y que redactó un definitivo estudio titulado “Los Pasiegos”,  publicado en 1896. «(…) empezó Alfonso I sus conquistas; ya hemos visto lo que de él dicen las crónicas, que los hijos y mujeres de los vencidos eran llevados en esclavitud, y que repobló algunas comarcas. ¿Qué se hizo de estos cautivos? (…) Paréceme que el pueblo pasiego descienda de esta gente».

La más antigua historiografía que menciona a los moradores de los Montes de Pas está datada  en el S XI, cuando pasaron a depender del monasterio de Oña en virtud de una donación de Don Sancho, conde de Castilla, quien le concedía el derecho de pasto en los Montes de Pas aun siendo a efectos administrativos vecinos de Espinosa de los Monteros, en Burgos. Y así fue hasta el S XVII. Incluso hoy hay una vinculación especial entre estas comarcas interprovinciales, separadas en 1833.

Espinosa se llama de los Monteros porque desde el S X los reyes de España escogían en ella a la guardia personal de los monarcas –los monteros- que pernoctaban en una pieza contigua a la de los reyes. Y aquí está la clave para saber que no tenían sino una “limpieza de sangre” total. Es más, la misma reina Juana La Loca, la hija de Isabel de Castilla, dictó una Real Provisión el 21 de Julio de 1511 ordenando que los nuevos conversos, con toda su familia, abandonaran la villa y sus términos y jurisdicciones.  Carlos I en 1521  ordenó que los cristianos nuevos no pudieran estar en Espinosa más de un día natural. Todo para que hubiera las menos posibilidades de mezcla de sangres.