La arqueología confirma que los hallazgos arqueológicos analizados junto a la muralla burgalesa son de su judería.
En agosto de 2022, la ciudad de Burgos fue sorprendida por un desprendimiento de tierras de la ladera sobre la que se levanta su castillo, concretamente sobre la calle Murallas, así llamada porque su trazado sigue el contorno mural de la ciudad. No hubo daños de ningún tipo, pero sí preocupación -pues no había llovido. La calle quedó completamente cortada al tráfico rodado y el consistorio se apresuró en organizar un plan de actuación para poder abrir de nuevo la calla. Es decir, los arqueólogos municipales tenían muy poco tiempo para inspeccionar la zona: en una semana hicieron todo lo que pudieron, recogiendo un gran número de restos cerámicos y biológicos para pasar luego a su estudio y cataloguización.
En concreto, según informa la arqueóloga Fabiola Monzón, hayaron 3.421 restos cerámicos, 40 elementos metálicos (monedas) , cuatro objetos de hueso y 975 restos óseos. Todo ello datados en los ss XIV y XV (e incluso algunas cosas de la época de la invasión napoleónica)
Por un lado, la zona del desprendimiento coincide con los confines de la judería burgalesa. Por otro, entre los restos óseos no aparece ninguno compatible con cerdos. Y además, entre los restos cerámicos, aparecen restos de dos janukiot. Todo lo cual nos indica, obviamente, que el desprendimiento ocurrió en una zona de obvio poblamiento judío. Además de las evidencias de origen hebreo, también aparecieron diversos artefactos pertenecientes a utensilios de cocina, como ollas y jarras. Todos los hallazgos -aunque pequeños y no espectaculares-pasan directamente a ser conservados y expuestos en el Museo de Burgos, como muestra de la LA JUDERÍA DE BURGOS