DANIEL MENDOZA, LA ESTRELLA DE ISRAEL

 Historia del ascenso y caída del más famoso boxeador de Londres a principios del S XIX .


Casi cien años después de que se permitiera el regreso de los judíos a Inglaterra, los Mendoza -una familia de judíos con origen en Jaén, Andalucía,  abandonaron Amsterdam;  como tantas otras familias por aquel entonces, la idea de Abraham Mendoza y Esther López  era radicarse en  el  distrito londinense de Whitchapel para comenzar una nueva vida entre la bruma del Támesis, la oscuridad del antisemitismo no superado y la incertidumbre espesa ante el futuro como artesanos.  Y allí nació, el cinco de julio de 1764 el nieto de Aarón el  shojet, al que llamaron Daniel.

No se sabea ciencia cierta -quizás hasta sus 13 años, para su Bar Mitzvá- Daniel fue escolarizado en Shaare Tikvah School, Las Puertas de la Esperanza,  el colegio sefardí de Londres, aún en activo y con el honor de ser la institución académica más antigua de los judíos del Reino Unido.

Pero por aquel entonces -Mendoza nació el 5 de julio de 1764-un matrimonio con muchos hijos tenía que ponerlos a trabajar tan pronto como fuera posible, porque el fin del S XVIII no era fácil para los que no vivían en la nobleza; así que, al cumplir sus trece años y hacer su Bar Mitzva,  le pusieron a desempeñarse como aprendiz de cortador de vidrio. Su patrón parece ser que era un hombre muy déspota y tirano, así que un día al joven Daniel se le acabó la paciencia y,  antes de irse del taller para toda la vida,  le dio al patrón una paliza de campeonato.

Como no quería ser una carga para sus padres, que tenían muchos hijos que alimentar, se puso a trabajar con un frutero; allí también duró poco tiempo, más que nada porque tuvo que pegarse con todos los chicos que se reían de su novia por ser judía. Y así mismo ocurre con los siguientes trabajos que tendrá, como ayudante de un vendedor de té, en una panadería, en un estanco…

Su primera pelea profesional fue un Sábado en Mile End Road, al este de Londres, en 1780. Primero luchó contra su reticencia a luchar en Shabat, que podría ser entendido como una traición a los judíos. Desde el primer momento fue un éxito -quizás porque volvía a poner de moda el boxeo en Londres, tras unas décadas de declive. Se le apodó «El Judío» y boxeó a menudo en presencia de la realeza y otros «personajes notables». Durante estos primeros años, se casó con su prima  Esther y abrió una escuela de boxeo en Capel Court, cerca de la Bolsa de Valores de Londres. A sus encuentros pugilísticos llegaron a asistir decenas de miles de espectadores.

Después de su victoria contra Warr, Mendoza se reunió con el rey Jorge III en el Palacio de Windsor. Fue el primer judío inglés en hablar con un rey. Se escribieron poemas y canciones sobre su nombre y su fama, incluso posó  para que le hicieran retratos y se le pidió que ofreciera exhibiciones de boxeo en el prestigioso Covent Garden de Londres, donde  se le pagaron 50 libras inglesas, una suma impresionante en 1790, por  hacer tres veces a la semana exhibiciones de su arte en el mundo pugilístico. Pocos ganaban esas cantidades en Londres por aquel entonces y por trabajar tres horas a la semana. Era una estrella y le llamaban La Estrella de Israel. Y no sólo era famoso en el Reino Unido sino que su fama alcanzaba el continente y hasta generales de Napoleón estaban interesados en conocerle.

Aunque en sus memorias omite ciertas realidades incómodas, lo cierto es que tuvo problemas con la justicia: acusado de fraude en un juicio de Old Bailey,  muy publicitado en octubre de 1793, y  declarado culpable en un juicio de Londres por agredir brutalmente a una mujer, Rachel Joel,  que insultó  a su esposa en 1795. Pasó un tiempo en la cárcel. Dos de sus hijos también tuvieron muchos problemas con la justicia por robo.

Al salir de la cárcel quiso revalidar el título de campeón de Inglaterra pero fue derrotado -la edad, la falta de entrenamiento en el presidio, etc.  Su popularidad y sus ingresos fueron cayendo estrepitosamente y, aunque siguió trabajando como sparring, no era suficiente. En 1799, Mendoza contrajo una deuda y terminó en la prisión de Carlisle. Aunque fue rescatado por amigos  masones, más tarde entró de nuevo en la cárcel, esta vez por  otros seis meses.

Murió en la pobreza, en su casa de Horseshoe Lane,  en Aldgate,  en 1836, dejando a su esposa en la más absoluta  indigencia. Se ha sugerido que debió haber perdido su fortuna en el juego. Daniel y Ester tuvieron cuatro hijos y seis hijas. El famoso actor Peter Sellers – el inspector Clouseau de La Pantera Rosa- afirmaba ser su  descendiente directo y en algunas de sus películas se pueden apreciar carteles de los combates de boxeo que protagonizó su ancestro.

 



Bibliografia:

  • Wynn Wheldon,  The Fighting Jew: The Life and Times of Daniel Mendoza, Champion Boxer (Amberley, 2019).