Notas sobre un incunable hebreo que permitió el desarrollo de la navegación en el S. XV.
El Almanach perpetuum celestium motuum (Almanaque permanente de los movimientos celestes) es la obra de astronomía más importante del S XV, pues fue de vital importancia para que, prediciendo los movimientos de los planetas, el mundo de la navegación marítima (y europea) abandonara la Edad Media y se enfrentara al Océano Atlántico. Con todas las consecuencias derivadas de tan gran evento histórico: la entrada en lo que hoy llamamos la Alta Edad Moderna. Las Tablas de este Almanaque fueron utilizadas por Colón y también por Vasco de Gama en sus impresionantes singladuras por los océanos entonces ignotos. De hecho, Colón salvó su vida por un eclipse de luna que Zacuto prefijo en estas tablas náuticas.
El autor de esta obra no fue otro sino D. ABRAHAM ZACUTO, EL RABINO DE SALAMANCA .Aunque el Almanaque nos es más conocido por su título en latín -lengua de la ciencia hasta hace relativamente poco- Zacuto compuso este gran trabajo de investigación en Salamanca y en hebreo con el título de Ha´Jibur Ha´Gadol, «La Gran Composición». Y así fue publicado en 1478. Luego, en 1502, fue traducido y publicado en latín en la localidad portuguesa de Leiría. Tal es su importancia que existen copias y facsímiles hasta nuestros días, como podéis comprobar en este enlace
La obra consta de 65 efemérides – o tablas astronómicas (tabulae astronomicae)- utilizando el año de 1473 como fecha radix (raíz, en latín) y la ciudad de Salamanca como meridiano. Las posiciones de los astros que contempla y analiza son el Sol, la Luna y cinco planetas. Estos periplos celestes están basados en las Tablas alfonsíes, las tablas astronómicas realizadas en Toledo por iniciativa de Alfonso X el Sabio, y en las que 50 astrónomos muestran las observaciones efectuadas en el firmamento desde el 1 de enero de 1263 hasta 1272.
El Almanach perpetuum es uno de los primeros libros impresos en Portugal usando el método de imprenta de Gutenberg. No en vano, los judíos portugueses -aunque como el propio Zacuto, de origen hispano- fueron pioneros en introducir la imprenta con tipos móviles. Por eso abundan los incunables judíos en el Portugal de fines del S XV. La tarea de impresión en este caso fue llevada a cabo en la imprenta («oficinas tipográficas») de otro judío: Abraham de Ortas. En esta impresión se incluyeron las tablas astronómicas de 1497 a 1500 (no incluidas en la versión hebrea). Esta versión fue la usada por los exploradores Vasco da Gama, en su ruta hacia la India, y Pedro Álvarez Cabral, en el descubrimiento de Brasil.
Luego, en 1502, salió una edición en Venecia a manos de Alfonso de Córdoba, un intelectual castellano, doctor en Artes y en Medicina, quien estando en Venecia ejerció como médico del cardenal César Borgia y del padre de éste, Rodrigo Borgia, quien luego sería el papa Alejandro VI.
El mundo musulmán también se interesó por estas Tablas y su primera edición en árabe se realizó en Constantinopla en 1505-06, a cargo de Mūsā Ŷālīnūs y de al-Ḥaŷarī hacia 1624 en Marruecos. de la primera sólo se conserva un ejemplar, conservado a día de hoy en la biblioteca del real monasterio de El Escorial, en Madrid.
Zacuto, en tanto que rabino, tuvo que huir de Portugal cuando también allí la monarquía implementó la disyuntiva de conversión o destierrro. En su caso, se estableció en Túnez. Allí redactó el Sefer Ha´yujasin, «Historia del pueblo judío desde la creación del mundo hasta 1500»; en esta composición incluyó varios ensayos astronómicos y astrológicos, y entre ellos, las tablas rescatadas del Almanach perpetuum. Este singular libro que mezcla la Historia Judía con los eventos astronómicos fue muy apreciado y fue imprimido posteriormente en Cracovia (1581), Ámsterdam (1717) y Königsberg (1857).