Abre en Singapur, en el Centro Jacob Ballas, el museo judío de la ciudad-estado del sudeste-asiático.
La comunidad judía de Singapur se formó en el S XIX con judíos de Bagdad que decidieron abandonar el país tras quince años de acoso del pachá otomano Dawd en Bagdad. Y para hacerlo, primero se enrolaron en la aventura colonial del Imperio Británico en Calcuta. En 1878, Joseph Dwek Cohen, Nassim Joseph Ezra y Ezra Ezekiel recibieron permiso para construir Maghain Aboth Synagogue, que es la sinagoga más antigua de todo el Sudeste Asiático. Junto a esta sinagoga se edificó no hace muchos años un centro cultural a nombre de Jacob Balas.
Ballas era el hijo único de un matrimonio muy humilde y muy ortodoxo en la localidad de Amara, Irak. Luego se mudaron a Labuan, una plaza británica en el norte de Borneo, donde el padre tenía parientes dedicados al negocio textil. Tras la caída del mercado del caucho a fines de la década de 1920, el negocio en Labuan fracasó y la familia se mudó entonces a Singapur. La madre de Ballas mantenía a la familia horneando roti, un tipo de pan de la India, redondo y plano, que adora la comunidad judía. Ballas ayudaba a su madre vendiendo el pan que ella horneaba . Y además, asistía al Talmud Torá. Luego se matriculó en St Andrew’s School en 1931. Tan encantado estaba con los estudios que Ballas adoptó su primer día de clases, el 21 de enero, como su fecha de nacimiento, ya que desconocía su fecha de nacimiento real. No obstante, no pudo estudiar todo lo que quería, porque por el mero hecho de ser judío no se le consideraba ciuadano británico y por tanto se le retió la beca con la que estudiaba.
Pasó a vender automóviles y se le daba tan bien que el gerente de Sun Life Insurance, de Canadá, cuando visitó el concesionario automovilístico de Lyons Motors, quedó tan impresionado con el arte de vender de Ballas que le ofreció un trabajo.
El avance de la carrera de Ballas fue interrumpido por la Segunda Guerra Mundial. Se convirtió en superintendente, a cargo del transporte en la unidad de San Andrés del Servicio Médico Auxiliar, y gestionó el despliegue de vehículos civiles en los sitios de bombardeo para evacuar a las víctimas. Durante la ocupación japonesa, trabajó como vendedor de automóviles de segunda mano y dirigió una tienda de relojes con un amigo. Más tarde, su amigo fue internado y los japoneses confiscaron su tienda. Ballas, luego, se dedicó a comprar y vender relojes en la calle para ganarse la vida. Su padre falleció en mayo de 1944 y poco tiempo después, Ballas y su madre fueron internados.
Después de la guerra, Ballas volvió a trabajar en Sun Life Insurance. Aunque se destacó en su trabajo, el avance profesional fue lento. A continuación, unos amigos le presentaron el comercio de acciones y la bolsa de valores. En 1958, compró un asiento en la Bolsa de Valores por $ 25,000 y fundó J. Ballas & Co. A principios de la década de 1960, Ballas había ganado su primer millón y su plantilla había aumentado de cinco a 25.
En 1962, Ballas se convirtió en presidente de la Bolsa de Valores de Malasia y luego fue , paralalelamente, presidente de la Bolsa de Valores de Singapur. Durante su mandato, el capital desembolsado de las empresas que cotizan en bolsa aumentó de alrededor de $ 870 millones a casi $ 2 mil millones. En el mismo período también se duplicó el número de empresas cuyas acciones se negociaron en las bolsas. J. Ballas & Co se fusionó con Citicorp Vickers, con sede en Hong Kong, para convertirse en Vickers Ballas a principios de la década de 1990.
La pobreza que vivió Ballas en su juventud propició su generosidad. Su filantropía se extendió a todos los necesitados, tanto judíos como no judíos. En Singapur, Ballas sirvió activamente a la comunidad judía, siendo presidente de la Junta de Bienestar Judío en 1961 y durante 10 años a partir de 1989. Durante el tiempo que no estuvo en el liderazgo, sirvió a la comunidad entre bambalinas, a través de un generoso apoyo financiero a la sinagoga y a las personas necesitadas. También formó parte de la junta de gobernadores de St Andrew’s Junior College (SAJC) y de la junta de asesores del Fondo de Dotación de Universidades. Sin olvidar sus raíces, Ballas y su madre visitaban anualmente a sus parientes de Bagdad en Israel
Ballas es considerado uno de los pilares de la comunidad judía de Singapur y su legado sigue vivo gracias a su filantropía. Las organizaciones benéficas de Singapur e Israel recibieron cada una la mitad de su herencia. Ballas no se casó nunca. Estaba completamente dedicado a su madre y para él fue un durísimo golpe cuando su madre falleció el 18 de febrero de 1996. Su profundo amor por ella lo impulsó a dedicarle muchas de sus obras de caridad, como becas en la SAJC en Singapur y un hospital en Israel.
En 2000, Ballas fue internado en un hospital durante dos semanas debido a una afección cardíaca y murió en enero, mientras estaba en la sala de cuidados intensivos. Fue enterrado junto a su madre en el cementerio Choa Chu Kang.
El Centro Jacob Ballas en Singapur, que se inauguró en noviembre de 2007, es un ejemplo del legado de generosidad de Ballas. Esta institución judía es el centro de la vida judía en Singapur. ese cetnro alberga desde esta semana el Museo de los Judíos de Singapur, donde se exhiben ya artefactos como un Sefer Torá de mínimo doscientos años de antiguedad-