EL LADINO DE ALBERT MATARASSO

Apunte biogáfico (y documento sonoro) de uno de los mayores conocedores de la lengua judeo-española.


Albert Matarasso fue a nacer en Salónica cuando por un lado acababa el sXIX y por otro comenzaba la inestabilidad política de las Guerras de los Balcanes y la Primera Guerra Mundial, con la transferencia de Salónica del Imperio Otomano al Reino de Grecia. Y también cuando la comunidad judía, ladinoparlante, comienza a estudiar en francés en las escuelas recién creadas de L ´ALLIANCE ISRAÉLITE UNIVERSELLE

 Pero él, que es hijo de un obrero de la construcción, no estudia en los colegios de la nueva burguesía, sino en el muy prestigioso y tradicional seminario rabínico de la Yeshivá de Beit Yosef. Allí adquirirá una notable cultura en hebreo y ladino, con dominio del francés y el turco, que reforzará con la ayuda de su tío paterno, Yaakov Matarasso, que por aquel entonces era una autoridad académica de la lengua hebrea en Salónica.

 En 1915, en plena Guerra Mundial, Matarasso, con 25 años de edad, decide abandonar su ciudad natal e instalarse en Estados Unidos. Tras dos años en Nueva York, fue llamado por la comunidad sefardí de Cincinatti, pero no le debió de gustar, pues a los seis meses decidió regresar a Nueva York para involucrarse con los tesalonicenses de allí, en torno a la organización llamada «La Hermandad». En los eventos sociales de ese lugar conoció a quien sería su esposa, Dora Almalej, con quien formó una familia en 192o.

Durante los turbulentos ´20 de Nueva York, Matarasso tuvo distintos empleos temporales, hasta que en 1924 empieza a trabajar como profesor de hebreo en el Talmud Torá de Harlem. Pero esta institución cerró cuatro años más tarde. Entonces la familia se trasladó a Rochester, New York, para enseñar allí hebreo. Pasado el primer curso, decidieron volver a New York, y decepcionado de los métodos docentes del momento, comienza a trabajar como agente de seguros.

Matarasso era un muy respetuoso con la tradición judía de estilo sefardí y lideraba un reducido grupo de amigos con los que estudiar Torá y Talmud. siguiendo las directricesd e R. Levy, juez de la corte rabínica de Esmirna. Se encontraron todas y cada una de las tardes de muchos años. Sólo dejaron de encontrarse cuando en 1928 el rabino se reunió con sus padres, z´tl. Y esto ocurrió en 1928, después del famoso crack del ´27, que influyó mucho en el mundo de las agencias de seguros en que trabajaba Matarasso.

 Pero no dejó de estudiar. Su pasión le llevó a convertirse en un bibliófilo que coleccionaba manuscritos hebreos y joyas en ladino, hoy donadas al Instituto Ben Tzvi, de Israel. Convertido en orador de éxito, sus conferencias y disertaciones atraían a gran número de público. Allí donde hubiera un evento cultural en hebreo o ladino, Matarasso destacaba por encima de los demás ponentes por su erudición, su humor y su capacidad de persuasión para ,por ejemplo, provocar donaciones necesarias en la época de la Segunda Guerra Mundial.

 Puesto que en la ciudad de Nueva York, por aquel entonces, no existía una comunidad sefardí establecida, su figura se convirtió en la de un rabino en todas las facetas, y sus servicios rabínicos fueron muy apreciados. Pero no era el rabino oficial. Mantuvo y desarrolló la Hermandad Judía Sefardí de América, que había retomado las labores de la primera Hermandad; además formaba parte de la Jebrá Kadisha, realizando él mismo los servicios funerarios..Por otra parte fue el secretario del Centro Judío Sefardí del Bronx, desde que se fundara en 1948 y hasta el día en que se jubiló.

  En 1969, la Fundación para el Avance de los Estudios y la Cultura Sefardíes. sacó a la luz un estudio filológico titulado: «Albert Matarasso y su ladino.» Pero él rechazaba honores públicos, era un intelectual  entregado a la obra, no al aplauso: de los que son tan desarrollados que incluso en su obra anteponen la labor intelectual a su propio ego. Aun así, cuando el 4 de julio de 1971 murió, en Florida, todos sabían que se había ido toda una época de la lengua del judeo-español.

  En España también se hicieron eco de su labor. Aquí tenemos un archivo del programa de radio La Nueva España, del año 1963, en el que se dedicó en exclusiva el tema del sefardismo. A partir del minuto 17 interviene el propio Matarasso, entrevistado desde Nueva York