EL PRAO DE LOS JUDÍOS

El lugar donde la arqueología demuestra que se levantó la aljama de Molina de Segura, Guadalajara-


 La población de Molina de Aragón, a pesar de su nombre mañico, pertenece a la provincia castellana de Guadalajara. Pero no siempre ha sido así; reconquistada en 1128 por Alfonso I de Aragón, su hermano y sucesor , Ramiro II, cedió el señorío a Castilla, que fue el reino que la repobló. Luego, cayó en manos de los almorávides, hasta que en 1139 la tomó Manrique de Lara, primer señor de Molina, creando un señorío independiente durante casi cien años. Cuando la Guerra de los Cien Años pasó a desenvolverse en la Península Ibérica, Enrique II se la entregó al francés que le había socorrido en la contienda contra su hermanastro Pedro I; los molineses, por su parte, prefirieron ponerse bajo la corona aragonesa, y de ahí viene que cambiara su nombre a Molina de Aragón. Por último en 1375 retornó a manos castellanas, al ser parte de la dote de Leonor, infanta aragonesa, hija de Pedro IV, desposada con Juan I de Castilla.

 Sobre el antiguo alcázar musulmán, Alfonso I construyó una fortaleza entregada a los Lara, que la mantuvieron hasta el S XIII: Y al socaire de esta construcción, justamente  al lado de la que fuera una de sus puertas,  prosperó una judería cuyo solar hoy se conoce como el Prao (Prado9 de los Judíos. El centro neurálgico del lugar, entonces y ahora, es la sinagoga.

La aljama de Molina de Aragón, relacionada con las de Cuenca (Castilla) y la de Daroca (Aragón). Por ejemplo, el rabino Yonatán ben Yaakov, era nacido en Molina hacia el último cuarto del S XIV. De esta época también hay una gran documentación archivística de la familia Abulafia. De todos formas, se desconoce prácticamente todo, incluso su suerte en las matanzas generales de 1391 (aunque es de suponer que sufrió unas violencias parecidas a las de la judería conquense)

 De la primera década del S XV tenemos conocimiento del caso de Samuel Abenaya, prestamista molinés que se mudó a la no lejana Calatayud, segunda aljama de Aragón; el 28 de septiembre de 1412 consta denuncia contra tres vecinos bilbilitanos y darocenses, todos ellos cristianos,  por haberle robado los cuartos y haberle intentado matar. El rey d. Fernando I (El de Antequera) hizo prender a los malhechores y, para resarcir al judío en la afrenta sufrida, el monarca dispuso que se le concediera, a él, a su padre y a un hijo, una total protección mientras anduvieran por tierras aragonesas. (Regesta of Documents from the Archivo de la Corona de Aragón. Fernando I. 1412-1416. The Tortosa Disputation, comp. G. Escribà i Bonastre (Jerusalem 1998)

Ruinas identificadas como la sinagoga, en la que apareció un trozo de yeso con tres signos hebreos
Yeserías parietales con signos hebreos

Todas las noticias que tenemos de la sinagoga molinesa datan de cuando el edificio ya ha sido abandonado, cosa que parece ser que fue en 1465, según testimonio de un musulmán que dijo que los judíos ahora celebraban Kippur en casa de un tal Juan Gallego. Pero a principios del año 2000 comenzaron a llevarse a cabo unas excavaciones arqueológicas que sacaron a la luz el viejo asentamiento judío del S XIV. ¿Fue entonces el lugar abandonado tras la matanza de 1391 y el viejo musulmán se refería por eso a la necesidad de rezar en casa de Juan Gallego proque la sinagoga estaba ya inhábil?

La sinagoga , en su fachada oriental, no presenta restos de un hejal, pero en el S XIII, al menos en Sfarad, no era requisito indispensable que las sinagogas estuvieran orientadas a Jerusalén (aunque haya muchas que lo estén) Con unas dimensiones similares a la sinagoga de los Abencabra de Calatayud, la superficie interior –unos 160 metros cuadrados–permitiría la presencia de, al menos, medio centenar de personas sentadas.

Los restos epigráficos, que se consideran decoración de la Tevá de la sinagoga, están hoy en el Arqueológico de Guadalajara, los más valiosos, y otros en el propio museo de Molina de Segura. Se trata, como es habitual en estos casos de epigrafía hebrea sinagogal, de versículos de salmos, como el cuarto del Tehilím 27, que coincide con uno de la sinagoga de Córdoba: «(‘[Una cosa he demandado a]l Señor, esta buscaré [que esté yo en la casa del Señor todos los días de mi vida») Otro friso lleva un versículo del salmo 67, que coincide con la sinagoga de Shmuel Ha´Leví, de Toledo: Ten misericordia] de nosotros [Señor, y bendícenos, haz resplandecer Tu rostro sobre nosotros)

Bibliografía:

«La sinagoga medieval de Molina de Aragón: evidencia documental y epigráfica»  , Jesús A. Arenas Esteban,  Javier Castaño, Revista Sefarad Vol 70-2.