GRACE AGUILAR

 Reseña en memoria de  la injustamente olvidada  escritora sefardí de lengua inglesa que,  en su tiempo,  fue muy apreciada y leída tanto en Estados Unidos como en Inglaterra.


El apellido Aguilar -bastante común en España- es un topónimo que puede provenir de tres lugares distitintos: Aguilar de Segarra (Barcelona), Aguilar de Campoo (Palencia) y Aguilar de la Frontera (Córdoba). Lo más probable es que provenga de esta última localidad -donde se enfrentaron los partidarios de César contra los de Pompeyo; reconquistada en 1240 por Fernando III, se creó el señorío de Aguilar para entregárselo como acción de gracias a un portugués de origen toledano. El señorío se llamó así por el nombre de su esposa, y tras la guerra civil entre Pedro I y su hermanastro Enrique II, pasó a ser dominio de Gonzalo Fernández de Córdoba, quien al igual que su primo, Fernando El Católico, tuvo una abuela judía, Juana Enríquez. Así que lo más probable es que los Aguilar judíos provengan de este linaje en tierras cordobesas y no en las palentinas, donde no obstante también hubo judería y de no poca monta.

Los Aguilar de Inglaterra, cuando nació Grace, no hacía mucho tiempo que se habían asentado en las brumas de lo que entonces eran las afueras de Londres, Hackney; la familia había venido de los espectaculares cielos azules de Jamaica. Joseph Aguilar, mercader, involucrado en el mercado de esclavos, había nacido en Kingston en 1764, pero ya murió en Londres el doce de diciembre de 1822 (siendo Grace una niña de seis años) Dejó una herencia fabulosa a sus familiares jamaicanos y a su cuñada, Sarah Fernández Díaz -pariente de la familia franca más importante de Salónica- viuda de Emmanuel Aguilar, padre de nuestra Grace Aguilar.

Grace nació  un dos de junio en Hackeny -municipio al nordeste de Londres- cuando en el Reino Unido triunfaba la literatura del Romanticismo: 1816. Dada su endeble salud, fue educada en casa;  primero por su madre, Sara, (que la instruyó en los principios del judaísmo) y luego por su padre, Enmanuel,  enfermo de tuberculosis (que la aleccionó en el mundo de la Historia y Lengua Hebrea) A los 19 años, después de sobrevivir a un sarampión del que nunca se recuperaría completamente, empezó a dedicarse en serio a la literatura, lo cual hoy nos puede parecer algo sin aparente importancia, pero en su época era toda una osadía para una señorita de clase media. En una carta de su madre consta que el primer libro que leyó fue «La Guerra de los Judíos», de Flavio Josefo.

Aunque escribía poemas que se publicaron póstumamente, su primera incursión literaria fue a través de la traducción de la obra de  Isaac Orobio de Castro -doctor, filósofo y apologista religioso criado en Sevilla y educado en la universidad de Alcalá de Henares, catedrático de metafísica en la universidad de Salamanca; luego fue médico de los Medinaceli, en Sevilla, y  por desgracia, acusado por la Inquisición,  acabó muriendo en Amsterdam.

Truth is the vital breath of Beauty; Beauty the outward form of Truth.

Grace Aguilar (1853). “Home Scenes and Heart Studies by Grace Aguilar”, p.104

Poco después, consiguió -a través del editor Isaac Leaser- publicar en Estados Unidos la «Apología del Judaísmo», de una magnitud tal en todos los sentidos que se publicó en varios volúmenes.

Por aquella época trabó amistad con Solomon Cohen, el primer senador estatal judío en el estado de  Georgia, EE.UU, lo que contribuyó al éxito de su trabajo entre los lectores del sur estadounidense, ya que distribuyeron sus libros ampliamente.

En Inglaterra, su ficción doméstica atrajo a los lectores y también consiguió la aclamación. Sin embargo, no podía vivir de la escritura:  aún necesitaba administrar una escuela de hebreo para niños,  con su madre,  para ganar suficiente dinero ( una obligación de la que se quejaba amarga y repetidamente en sus cartas a Miriam Cohen, ya que sentía que le quitaba el tiempo que tenía que dedicarle a  escribir) .

Uno de sus intereses literarios era el de la figura femenina -en muchos aspectos fue pionera de lo que hoy conocemos como emancipación de la mujer. En 1841,  junto a Charlotte Montefiore, comenzó a  escribir la publicación periódica «La biblioteca judía barata, dedicada a las clases trabajadoras» Por otra parte, escribió  MUJERES DE ISRAEL, una obra que recopila  las biografías  de mujeres judías sobresalientes desde la época de las matriarcas bíblicas; no tuvo mucho éxito en el momento de su publicación, pero  fue reconocida más tarde  como su obra maestra.

En 1847, Aguilar, siempre de salud endeble,  sufrió una parálisis espinal; a pesar de la enfermedad, ella siguió adelante con un viaje por  Europa -el Grand Tour, que se decía. Antes de su partida fue homenajeada por un grupo de mujeres judías de Londres  que alababan los  logros en favor del judaísmo y en especial de sus mujeres.  Y partió a  visitar  a su hermano EMANUEL A. AGUILAR en Frankfurt, donde se había convertido en un músico exitoso. Al principio parecía beneficiarse del cambio de ambiente y clima, pero al cabo de unas semanas tuvo que ir a  los baños de Schwalbach para recibir tratamiento. Murió, z´´l,  el 16 de septiembre de 1847. Sus restos fueron enterrados en el cementerio judío.

Every Hebrew should look upon his Faith as a temple extending over every land to prove the immutability of God and the unity of His purposes.

«A Book of Jewish Thoughts» by Joseph H. Hertz, Oxford University Press, (p. 3), 1920.

La producción literaria  de Aguilar  versa  principalmente sobre  historias y obras religiosas que tratan temas judíos. De entre los primeros, cuentos nacionales al gusto romántico, cuentos basados ​​en la historia de los marranos  y un romance de la historia escocesa, «The Days of Bruce» (1852). El más popular de los cuentos judíos es EL VALLE DE LOS CEDROS, Hª DE ESPAÑA HASTA EL S XV (en inglés original) , que se tradujo dos veces al alemán y una al hebreo.  Otros cuetnos fueron publicados póstumamente, como  «El Edicto»  o  «La Familia Pérez» .

La Biblioteca  Aguilar, filial de la  Biblioteca Pública de Nueva York, en East Harlem, lleva el nombre de Grace Aguilar en recuerdo suyo.

„Todo hebreo debe considerar su Fe como un templo que se extiende sobre todas las tierras para probar la inmutabilidad de Dios y la unidad de Sus propósitos.“

A Book of Jewish Thoughts (Oxford University Press 1920) p. 3

Bibliografía:

  •  «Grace Aguilar | Jewish Women’s Archive». jwa.org.