Havdalá

Havdalá significa «separación». Es la plegaria recitada sobre el vino, las especias y el fuego al finalizar el Shabat


Con luz (las velas de Shabat) y vino (el Kidush) marcamos el comienzo del día de descanso y con la Havdalá el final. Ambos marcan los límites del Shabat. La Havdalá, de acuerdo a la Kabalá, permite que el aire de santidad, paz y bendición del Shabat impregne también los seis días de la semana.

El tiempo de salida de Shabat puede tomarse según Rabenu Tam, es decir, 72 minutos después de la puesta de sol (minutos “zemaniot”), o bien 36 minutos después de la puesta de sol (minutos “zemaniot”). Consulta siempre la hora correcta de salida de Shabat en tu ciudad para mayor seguridad, aunque es bueno añadir tiempo al Shabat, es decir, alargar el día de descanso lo máximo posible.

La importancia de la Havdalá materializa la prohibición de comer, beber o efectuar trabajos hasta la realización de la ceremonia (no comemos ni bebemos desde la puesta del sol el sábado a la noche hasta que ha realizado la Havdalá). Tanto los hombres como las mujeres y niños deben escucharla.

La Havdalá consiste en cuatro bendiciones en este orden: sobre el vino, las especias aromáticas y el fuego, y la cuarta que es la de “separación” (la havdalá propiamente).

¿Por qué las especias? Nuestros Sabios expresaron que en Shabat estamos imbuidos de un «alma adicional». Cuando el Shabat se va, este «alma adicional» también parte, dejándonos algo débiles y apenados. Por este motivo durante la Havdalá inhalamos la fragancia de las especias que refrescan el alma, al fin de sentirnos vigorizados espiritualmente.

¿Por qué la luz? Es costumbre mantener en alto la mano derecha a la luz de las llamas de las dos velas con la palma cerrada, doblando los dedos sobre el pulgar, y observar el reflejo de la luz de la vela sobre las cuatro uñas. El motivo se debe a que fue en la noche siguiente al séptimo día de la Creación cuando Adam hizo su primer fuego. Nuestros Sabios nos cuentan que cuando Di-s creó el primer hombre, Adam, al sexto día de la creación, no descendió la oscuridad sobre la Tierra hasta la noche siguiente, la del sábado. Cuando finalmente vino la oscuridad, Adam se asustó, golpeó dos pedernales entre sí y obtuvo la primera luz producida por el hombre.

La sección final comienza y termina con la bendición de alabanza a Di-s y que establece una distinción entre sagrado y profano. En esta bendición de la Havdalá se notan cuatro distinciones básicas: entre lo sagrado y profano, entre luz y oscuridad, entre Israel y los demás pueblos, y entre el Séptimo día y los seis días de la Creación (de trabajo). Todas estas distinciones encuentran expresión en la conclusión del Shabat. Las reconocemos y las reafirmamos en la Havdalá.

Estas cuatro bendiciones (vino, especias, fuego y ha-mavdil) constituyen propiamente la Havdalá, si bien desde antiguo se acostumbró añadir como introducción unos versículos. Existen numerosas versiones para esta parte introductoria según los distintos ritos, y en este artículo os ofrecemos dos ejemplos: los versículos de la tradición ashkenazí y los que se recitan en la tradición sefaradí occidental (judíos españoles y portugueses de Ámsterdam y Londres), pues en el mundo sefaradí encontramos muchas selecciones diferentes para la parte introductoria según la comunidad de que se trate.

 



Recitando la Havdalá



Se necesita:

  • Una vela doble (o dos velas juntas con las mechas entrelazadas)
  • Copas de vino
  • Vino o mosto de uvas
  • Especias metidas en una cajita o frasco pequeño
  • Un plato pequeño o un pedazo de papel aluminio dónde la vela pueda gotear y dónde podamos verter un poco de vino o mosto para extinguir la llama
  • En la tradición sefaradí la vela debe estar sobre un soporte por las razones que veremos más adelante.

 

Havdalá (ashkenazí)


 

  • Se enciende la vela, se toma una copa de vino o mosto de uva y se recita el siguiente texto:

“Hineh El ieshuasi, evtaj ve-lo efjad, ki azi ve-zimras Yah Ado—noy, va-iehi li lishu’ah. Ushav’tem maim be-sason mi-ma’aenei ha-ieshuah. La’Ado—noy ha-ieshuah, al ameja birja-seja selah. Ado—noy tzeva’os imanu, misgav lanu Elo-hei Ia’acov selah. Ado—noy tzeva’os, ashrei adam bote’aj baj, Ado–noy hoshiah, ha-melej ia’aneinu ve-iom karenu. La-iehudim hai’sa ora ve-simja, ve-sason vikar. Ken ti’heh lanu. Kos ieshuos esa, uve-shem Ado–noy ekra”.

“He aquí que Di-s es mi salvación, confiaré y no temeré, pues Di-s es mi fuerza y mi alabanza, Adonai, Él fue una salvación para mí. Podéis extraer agua con alegría de los manantiales de la salvación. La salvación es de Adonai sobre Tu pueblo posa Tu bendición, para siempre. Adonai, Señor de las huestes, está con nosotros, el Di-s de Iaacov es un baluarte para nosotros, ¡Para siempre! Adonai, Señor de las huestes, bienaventurada es la persona que confía en Ti. ¡Adonai, salva! Que el Rey nos responda en el día que llamemos. Para los judíos hubo luz, dicha, felicidad y honor, que así sea para nosotros. Levantaré la copa de las salvaciones, e invocaré el nombre de Adonai”.

 

  • Se recita la siguiente bendición con la copa de vino en la mano:

“Baruj ata Adonay, Eloheinu melej ha-olam, bore peri ha-gafen”.

“Bendito eres Tú, Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que crea el fruto de la vid”.

Todos los presentes responden: «Amén».

 

  • La copa se pasa a la mano izquierda. Se levanta la caja de especias (normalmente clavos de olor comino, anís o páprika) con la mano derecha y se bendice:

“Baruj ata Adonay, Eloheinu melej ha-olam, bore minei vesamim”.

“Bendito eres Tú, Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que crea especies de aroma”.

Todos los presentes responden: «Amén».

 

  • El que está oficiando huele las especies y las pasa alrededor de la mesa para que todos las huelan. Al finalizar, y con la copa de vino aún en la mano izquierda, hace la bendición sobre el fuego:

“Baruj ata Adonay, Eloheinu melej ha-olam, bore me’orei ha-aesh”

“Bendito eres Tú, Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que crea las lumbreras del fuego”.

Todos los presentes responden: «Amén».

 

  • Todos los presentes pliegan los dedos de la mano derecha sobre el pulgar, acercan la mano a la llama de la vela y se miran las uñas a trasluz. La copa de vino es retornada a la mano derecha del oficiante para la bendición final:

“Baruj ata Adonay, Eloheinu melej ha-olam, ha-mavdil bein kodesh le-jol, bein ohr le-joshej, bein Israel la-amim, bein iom ha-shevi’i le-sheshes iemei ha-ma’aseh. Baruj ata Adonay, ha-mavdil bein kodesh le-jol”

“Bendito eres Tú, Adonai, Di-s nuestro, Rey del universo, que separa entre lo sagrado y lo mundano, entre la luz y la oscuridad, entre Israel y las naciones, entre el séptimo día y los seis días de trabajo. Bendito eres Tú, Adonai, que separa entre lo sagrado y lo mundano”.

Todos los presentes responden: «Amén».

 

  • El oficiante bebe al menos 60 cm3 del líquido. El resto del vino lo utiliza para extinguir la llama vertiendo un poco sobre un plato y metiendo la llama en el líquido hasta que se apague.

 

Havdalá (sefaradí occidental)


 

  • Es bueno reservar una vela de cera especialmente para la “havdalá”; existen a la venta velas especiales para este ritual (velas trenzadas).
  • La “havdalá” se recita después de “Arvit”.
  • Acostumbramos a recitar la “havdalá” de pie, pero para beber el vino nos sentamos.
  • Primero encendemos la vela, llenamos la copa y echamos un poco de agua al vino. Se toma el vaso en la mano derecha y las especias (mirto, romero, clavo, canela o cardamomo) en la izquierda y se bendice el vino. Muchos tienen la costumbre de mirarse en el reflejo de la copa y reírse después de bendecir. Pasamos el mirto o el romero a la mano derecha y la copa a la izquierda y se bendicen las especias. Con el vino en la mano izquierda, dejamos las especias en la mesa y cerramos el puño colocando el pulgar debajo de los cuatro dedos restantes, y con las uñas hacia uno acercamos el puño a la luz y se dice la bendición de la luz. Se observan primero las uñas, luego se abre la mano y se mira la palma de la mano a la luz de la vela, y finalmente se gira la mano para iluminarla también. Se pasa la copa a la mano derecha y se repite con la mano izquierda. Finalmente recitamos la “havdalá” con la copa de vino en la mano derecha. Los presentes responden “Amén” después de cada bendición.
  • Al terminar la “havdalá”, nos sentamos y se bebe un poco de vino. El resto lo derramamos sobre un plato para apagar la vela, y restregamos los párpados con este vino.

זָכוּר לְטוֹב בְּסִימָן טוֹב בְּסִימָן טוֹב זָכוּר לְטוֹב: אֵלִיָּהוּ הַנָּבִיא, אֵלִיָּהוּ הַנָּבִיא, אֵלִיָּהוּ הַנָּבִיא, בִּמְהֵרָה יָבֹא אֵלֵינוּ עִם מָשִׁיחַ בֶּן דָּוִד:

כַּכָּתוּב הִנֵּה אָנֹכִי שֹׁלֵחַ לָכֶם אֶת אֵלִיָּה הַנָּבִיא, לִפְנֵי בּוֹא יוֹם יי הַגָּדוֹל וְהַנּוֹרָא: וְהֵשִׁיב לֵב אָבוֹת עַל בָּנִים, וְלֵב בָּנִים עַל אֲבוֹתָם: אֱלֹהֵינוּ וֵאלֹהֵי אֲבוֹתֵינוּ (וְאִמוֹתֵינוּ), בְּסִימָן טוֹב וּבְמַזָּל טוֹב הָחֵל עָלֵינוּ אֶת (שֵׁשֶׁת) יְמֵי הַמַּעֲשֶׂה הַבָּאִים לִקְרָאתֵנוּ לְשָׁלוֹם:

רִאשׁוֹן לְצִיּוֹן הִנֵּה הִנָּם, וְלִירוּשָׁלַיִם מְבַשֵּׂר אֶתֵּן:

Zajur letov, besimán tov, besimán tov, zajur letov, Eliyau anaví Eliyau anaví Eliyau anaví, bimerá yavó elenu im Mashíaj ben David:

Kakatuv, iné anojí sholéaj lajem et Eliyau anaví lifné bo yom Adonai agadol veanorá, veeshiv lev avot al banim velev banim al avotam. Eloenu veloé avotenu (veimotenu), besimán tov uv-mazal tov ajel alenu et (sheshet) yemé amaasé abaim likratenu leshalom:

Rishón letsión iné inam, velirushalayim mevaser etén:

Con buen simán, que Elías el Profeta de prisa venga a nosotros trayendo una chispa de la Era Mesiánica.

Como está escrito: He aquí que Yo os envío a Elías el profeta, antes de venir el día (que se llama día) del Eterno, el grande, el temido, en el que hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres. Dios nuestro y Dios de nuestos padres y de nuestras madres, con buen simán haz que los seis días de trabajo comiencen, los que vienen a nuestro encuentro, con paz.

Dije primero a Sión: “Mira, aquí están”, y a Jerusalén: “Os daré un mensajero de buenas nuevas”.

 

בָּרוּךְ אַתָּה יי, אֱלֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם, בּוֹרֵא פְּרִי הַגֶּפֶן:

Baruj atá Adonai, Eloenu, Mélej Aolam, boré perí aguéfen.

Bendito eres Tú, el Eterno, nuestro Dios, Soberano del Universo, Creador del fruto de la vid.

 

בָּרוּךְ אַתָּה יי, אֱלֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם, בּוֹרֵא עֲצֵי (עִשְׂבֵּי) (מִינֵי) בְשָׂמִים:

Baruj atá Adonai, Eloenu, Mélej Aolam, boré atsé (isbé) (miné) vesamim.

Bendito eres Tú, el Eterno, nuestro Dios, Soberano del Universo, Creador de tantas formas de especias.

 

בָּרוּךְ אַתָּה יי, אֱלֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם, בּוֹרֵא מְאוֹרֵי הָאֵשׁ:

Baruj atá Adonai, Eloenu, Mélej Aolam, boré meoré aesh.

Bendito eres Tú, el Eterno, nuestro Dios, Soberano del Universo, Creador de las luces del fuego.

 

בָּרוּךְ אַתָּה יי, אֱלֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם, הַמַּבְדִּיל בֵּין קֹדֶשׁ לְחוֹל וּבֵין אוֹר לְחֹשֶׁךְ וּבֵין יִשְׂרָאֵל לָעַמִּים וּבֵין יוֹם הַשְּׁבִיעִי לְשֵׁשֶׁת יְמֵי הַמַּעֲשֶׂה. בָּרוּךְ אַתָּה יי, הַמַּבְדִּיל בֵּין קֹדֶשׁ לְחוֹל:

Baruj atá Adonai, Eloenu, Mélej Aolam, Amavdil ben kódesh lejol, uven or lejóshej, uven Yisrael laamim uven yom ashevií leshéshet yemé amaasé. Baruj atá Adonai, Amavdil ben kódesh lejol.

Bendito eres Tú, el Eterno, nuestro Dios, Soberano del Universo, que distingues entre lo sagrado y lo común, entre la luz y la oscuridad, entre Israel y los demás pueblos, entre el día séptimo y los seis días de labor. Bendito eres Tú, Eterno, que distingues entre lo sagrado y lo común.

 

Shavúa tov