EL JUDAÍSMO NO ES HUMANISMO

Una y otra vez escuchamos decir que el judaísmo es humanista porque amar al prójimo es un principio capital del judaísmo. La segunda parte de la oración es cierta; la primera, falsa. Es absolutamente cierto que amar al prójimo es una mitzvá (precepto) esencial del judaísmo; es claramente falso que el judaísmo sea humanista.

Amar al judaísmo es parte del judaísmo, sí. La Torá nos enseña que toda la humanidad desciende de un mismo hombre, sí, y eso significa que ninguno tiene el derecho de creerse superior. Podemos encontrar innumerables ejemplos en distintas fuentes judías que muestran y realzan la potencialidad del ser humano. Pero eso no quiere decir que el judaísmo sea un humanismo.

El humanismo se puede definir como la filosofía que propone que el hombre es la medida de todas las cosas (según la famosa sentencia del sofista Protágoras). O sea, que el hombre es el que define qué es bueno o malo, bello o feo, etc. de acuerdo a su propio criterio o a convenciones sociales. Ejemplifiquemos para que se entienda mejor: ¿cómo sé que asesinar es malo? Según el humanismo, o bien no podemos saberlo nunca o bien esta decisión de lo bueno o malo de asesinar proviene del propio ser humano (ya sea a nivel individual o colectivo) porque no hay nada superior a él. Eso es ajeno al judaísmo: en éste, la medida de todas las cosas es la voluntad de D-s, cristalizada en la Halajá. Asesinar es malo porque D-s así lo dispuso.

Una definición alternativa de humanismo es la que dice que el hombre es el principio y fin de las acciones humanas. O dicho de otra manera, que toda acción humana no tiene un fin ulterior más que el propio ser humano. Por ejemplo: ¿para qué vivir? Según el humanismo, para el propio ser humano: ya sea que digamos que es para adquirir riquezas, para ser virtuoso, para ayudar a los demás o lo que sea, la cuestión es que estamos hablando siempre de valores humanos porque es en el ser humano donde empiezan y terminan las cosas. Y otra vez, esto es ajeno al judaísmo: el hombre no es más que una creación de D-s, con libre albedrío, por supuesto, pero insignificante al lado de él. Obviamente, la parálisis o la contemplación pasiva no son una alternativa: quedarse mirando cómo una persona muere de hambre es una atrocidad. Sin embargo, es esencial entender que el hombre no vive por y para sí mismo sino por y para D-s.

Entonces, repito: el judaísmo no es un humanismo. Y no hay que tener miedo de decir con voz alta y firme. No negamos el sufrimiento ni los problemas concretos de la vida cotidiana. Existen, y hay que tratarlos y superarlos de la mejor manera posible. Pero eso no quiere decir que el hombre no tenga un fin superior: D-s existe, y eso tiene aplicaciones prácticas en la vida concreta, cotidiana del individuo.
Ezequiel B.A.