LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS DE MENORCA

 El primer conflicto documentado entre las comunidades cristianas y judías en la provincia romana de Hispania.


 La isla balear de Menorca -la más septentrional del archipiélago- tiene una historia muy antigua. Los griegos de Focea, cuando andaban fundando colonias por el Mediterráneo, la llamaron Molusa, la rica en ganado, y los rivales de esos griegos, los fenicios, la llamaron Nura, la tierra de fuego. Cuando los fenicios se convirtieron en cartagineses -púnicos- debió tener mucha importancia, pues la capital de la isla, Mahón, deriva del nombre púnico de Magón, como el hermano de Anibal. Esos mismos cartagineses fundaron otra ciudad allí, Jemma (hoy llamada Ciudadela) Tras la Segunda Guerra Púnica, 218 aec, los romanos arrebataron la supremacía cartaginesa en Iberia y comenzó la conquista romana de lo que llamaron Hispania. A las dos islas mayores del archipiélago de los honderos las llamaron por su tamaño: Mallorca y Menorca (minorica) Conquistadas para la República de Roma en 124 aec.

Es decir, la habitacion judía en la isla puede ser verdaderamente antigua, porque en las naos de los fenicios pudieron venir desde el Mediterráneo Occidental judíos dedicados al comercio. Y luego,  podría haber habido , en tiempos del Imperio Romano, tras la  destrucción de Jerusalén, judíos esclavizados que pasarían a ser ciudadanos romanos con el decreto de Caracalla.

Obispo Severo

Pero ahora nosotros nos ubicamos en el S V, cuando el Imperio Romano (de Occidente) está a punto de ser víctima de sí mismo. Y nos centramos en la persona del obispo de Jemma, Severo de Menorca. Mientras que en Jemma vivían los cristianos, en Magón vivían unos quinientos judíos. Según Severo, los cristianos eran minoría en Mahón. No cita a los que profesaban el paganismo, que en aquella época todavía eran bastantes.

El líder y rabino de la comunidad de Mahón llevaba nombre griego, Teodoro (Regalo de Dios) Según Severo era un hombre muy culto, inexpugnable en debates dialécticos, además de poderoso terrateniente con tierras tanto en Mallorca como en Menorca. Su sinagoga estaba ubicada en el centro de la ciudad, lo que da fe de la antigüedad de la comunidad, mientras que los cristianos, que no hacía tanto habían sido legitimados por Roma, tenían una iglesia a las afueras. Este hecho suscitaba suspicacias y animadversiones entre los cristianos. Y el obispo Severo admite que quería revertir la situación en bien del cristianismo, no fuera que les diera por judaizar.

Por aquella época,  año 415, un famoso clérigo e historiador, Paulo Orosio, emprendió un viaje cultural por el Magreb que le llevó a Alejandria y, en última instancia, a Jerusalén. A su regreso a Hispania, vino con las reliquias de S Esteban, un cristiano que en el año 31 dec se granjeó la enemistad de unas cuantas sinagogas por sus prédicas contra los hebreos. En su juicio insultó a las autoridades rabínicas del Sanhedrín,  que lo estaban juzgando y acabó siendo condenado a la lapidación. (La condena no parece propia de La Ley judía) Orosio se hizo con las reliquias del mártir casi cuatrocientos años después…en 418, Orosio atracó en el puerto de Menorca, que es el de Mahón.

Enardecidos, muchos cristianos de Ciudadela, encabezados por Severo, acudieron al puerto a recibirle. Los judíos, al ver aquella masa humana que corría como posesa hacia Mahón, se temieron lo peor y, a pesar de que era Shabat,  se armaron ante un posible ataque.

«(…) Los judíos, dándose ánimos con el ejemplo de la época de los Macabeos, también
deseaban con vehemencia la muerte, para defender lo que consideraban sus derechos
legítimos, Así pues, no sólo empezaron a desenvolver sus libros, sino también a
acumular en su sinagoga garrotes, piedras, dardos y toda clase de proyectiles, para
repeler, si la ocasión así lo exigiera, incluso con las fuerzas corporales, al ejército de los
cristianos armado con la virtud del Espíritu Santo.»(Epist, 8)

Severo les pidió ir a la iglesia para celebrar un debate, una disputa, a lo que los judíos se negaron. Avisados de que los judíos se habían armado, cosa prohibida por la ley romana, los cristianos fueron a la sinagoga a comprobar si era cierto. Entonando cánticos cristianos, incendiaron la sinagoga. Pero los judíos no supieron reaccionar, temían perder su status, sus pertencencias y su vida. Severo hizo un trato con Teodoro: si se convertía al cristianismo, todo seguiría igual, pero sin sinagoga. Teodoro claudicó después de consultarlo con su esposa. Y tras él, muchos judíos decidieron también seguir sus pasos, pero otros prefierieron el exilio y la pérdida de la hacienda antes que destruir lo que quedaba de sinagoga para construir una basílica. 

Bibliografía:

  • Bañón, Laura (27 de noviembre de 2010). «L’arribada de les relíquies de Sant Esteve inicià el conflicte entre cristians i jueus