Un lugar único en la historia del judaísmo desde tiempos inmemoriales y que hoy es uno los lugares más visitados en El Cairo.
En el año 634 dec, los musulmanes llegan desde Damasco a orillas de El Nilo y hacen de la ciudad de Fostat su capital en Egipto. La construyeron sobre una antigua fortaleza romana, de los tiempos de Trajano, y que llamaban Babilonia. Hoy, después de haber sido quemada en el año de 1168 -Ha´Rambám no lo vió, pues murió en 1138- fue convertida en basural y absorvida por la cercana Al Kahir, El Cairo, siendo hoy Fustat el barrio más antiguo de EL Cairo.
Pero mucho antes de eso, en el 587 aec, en tiempos del Cautiverio de los judíos en Babilonia-así cuenta la leyenda- el mismo profeta Jeremías encontró el lugar exacto en donde Yojebed abandonó a su hijo Yekutiel en una canasta sobre las aguas de El Nilo, no lejos de donde la hija del Faraón lo rescató y lo adoptó con el nombre de Moshé. Se supone que en ese lugar se levantó una sinagoga para Jeremías. Fue destruida en el año 30 aec por los romanos.
Muchos años después, los coptos, los descendientes directos y legítimos de los antiguos egipcios, construyeron en el lugar una basílica. El lugar había sido arrebatado por los bizantinos, pero los musulmanes se lo habían arrebatado a ellos y devolvieron los lugares usurpados. Hasta que el solar, en el año de 882, fue comprado por 20.000 dinares por un judío de Jerusalén llamado Abraham ibn Ezra que explicó a los coptos la importancia del lugar para los hebreos. Fue así como se convirtió en la sinagoga de Ben EZra.
Alrededor de 1012, el califa fatimí Al-Hakim bi-Amr Allah ordenó la destrucción de todos los lugares de culto judíos y cristianos. Pero debió de ser reconstruida después, en tiempos de otro califa, pues son bastantes las fuentes que mencionan la existencia de esta sinagoga en la Edad Media. Quizás la más conocida de ellas sea la de Benjamín de Tudela, que la visitó en 1169, un año después de que el visir decidiera incendiar Fustat.
El estudio de una puerta de madera tallada , del antiguo Hejal , se conserva en el Museo de Arte Walters, de Baltimore, que comparte su propiedad con el Museo de la Universidad Yeshiva , de Nueva York. La datación por radiocarbono verifica que la madera se remonta al siglo XI dec.
Casi todo el antiguo edificio fue destruido en una reforma llevada a cabo en los años ´90 del s XIX. Durante estas obras, se descubrió, en un altillo, la famosa Guenizá -la hornacina en la que se guardaban los textos inservibles para el culto y que no podían ser destruidos porque llevaban escrito el nombre de Dios. Se encontraron más de cien mil documentos en muy buen estado de conservación. Entre ellos La Torá de Esdrás El Escriba o documentos menos importantes pero no menos interesantes, desde ejercicios para niños estudiantes de hebreo en el S XII a cartas enviadas por el rabino de Denia, Alicante, al mismo Maimónides.
La Guenizá fue descubierta por r. Yaakov Shapir, judío de origen rumano (pero nacido en Bielorusia a principios del S XIX) y desde muy niño radicado en Jerusalén. Visitó El Cairo en una misión de recaudación de fondos para construir la sinagoga de la Jurvá en Jerusalén. En su diario, Even Shapir, La Piedra del Zafiro, describe sus viajes (también dedicó un poemario a los Montefiore) Diez años después de la muerte de Shapir, en 1896, dos hermanas gemelas, escocesas y presbiterianas -Agnes Lewis y Margaret Gibson (conocidas como las hermanas Wetminster, por ser profesoras en el Wetsminster College de la Universidad de Cambridge ) mostraron algunos de esos manuscritos a Salomón Schechter, también catedrático en la misma universidad. Lo que le enseñaron era, además de páginas del Eclesiastés, el Libro del Gran tzadik y jajám Yehosúa Ben Sira, del S III d.e.c. en hebreo original; hasta entonces sólo se conocía en griego, traducido en Egipto a esta lengua por su propio nieto; es la base del cánon de todos los libros de los Profetas del Tanáj.
Schechter, consciente de lo que tenía ante sus ojos y en sus manos, no tardó en buscar apoyos para sufragar un viaje a El Cairo; llegó a Egipto con una carta de presentación del Gran Rabino de Inglaterra para el gran rabino de EL Cairo, Aaron Raphael Ben Shim’on. Publicó una edición crítica de los mismos y en 1900 obtuvo la cátedra de Hebreo de la Universidad de Cambridge.
No obstante, en 1902 emigró a los Estados Unidos, donde se estaba viviendo el cisma entre la Ortodoxia y el Reformismo. La mayor parte de los documentos están en la Universidad de Cambridge, para la cual trabajaba. Con un permiso especial de la congregación judía, el profesor Schechter llevó muchos fragmentos a América, que se dispersaron entre la Universidad de Columbia, el Seminario Teológico Judío en Nueva York, el Museo Británico, la Universidad de Oxford, Biblioteca de Bodelaine, y varios lugares en Austria y Turín. Schechter fue presidente del Seminario de Teología Judía de América, que luego fue la Sinagoga Unida del Judaísmo Conservativo. Murió en 1915, en Nueva York. Cientos de colegios judíos llevan su nombre y dedican un día al año a su memoria.
La sinagoga fue sometida a una nueva reforma en la década de los ´80 del s XX, agregándole una biblioteca para el estudio de los judíos en Egipto. Ni que decir tiene que es un lugar de peregrinación para muchos judíos que visitan El Cairo y demás turistas.
En 2023 se completó su última restauración y fue reconsagrada en presencia del primer ministro egipcio.