
La desconocida y terrible historia de los judíos de Indonesia bajo la invasión de Japón
La profesora de la Universidad de Jaifa Rotem Kowner , bajo el auspicio del Centro Internacional Vidal Sassoon para el estudio del antisemitismo, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, publicó en 2010 un artículo de investigación sobre la malograda y desconocida suerte que corrió la comunidad judía de la isla de Java.
En ese excepcional trabajo se informa que, durante el S XIX, parte de los judíos de Bagdad que vivían bajo el Imperio Otomano decidieron emigrar hacia oriente, radicándose no sólo en la India Británica -hecho bastante conocido- sino también expandiéndose incluso mucho más lejos: Singapur, Burma, Hong Kong, Shanghay, etc. También algunos judíos bagdadíes llegaron a radicarse en el archipiélago de Indonesia cuando a fines del S XVIII se disolvió la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales y entonces Países Bajos estableció allí la colonia de las Indias Orientales Neerlandesas. El escritor y viajero Jacob Sapir, emisario recaudador de fondos para la comunidad de Jerusalén -y descubridor de la Guenizá de la sinagoga de Ben Ezra en El Cairo- al pasar por Java, camino de Australia, en 1850, ya atestiguó la presencia de una comunidad judía de 20 familias en Yakarta y muchas más en Surabaya. En esta ciudad, floreciente puerto y capital de Java, a principios de S XX residían, junto a askenazíes holandeses, unos 600 judíos sefardíes.
La única tormenta que conocieron fue la de la rebelión del partido comunista indonesio en 1917, rápidamente sofocada y cruelmente castigados sus secuaces. Fuera de este eventual episodio, la vida transcurría plácidamente bajo el tempo tropical y la administración de la metrópoli en Amsterdam.
Pero todo cambió con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Primero, porque la comunidad se hizo cargo de un gran número de refugiados judíos que huían del nazismo, con todo lo que eso implicaba tanto en la propia colonia como en la metrópoli, donde los nazis habían impuesto la ley marcial desde 1940 (y la colonia, en tanto que colonia holandesa también sufría estas leyes) Segundo, porque el 7 de diciembre de 1941 -Pearl Harbour- Holanda declara la guerra a Japón y, seguidamente, en marzo de 1942, Japón invadió la isla de Java. Cuatro millones de indonesios van a morir de hambre durante la ocupación japonesa.
Esta invasión nipona en Java fue un hecho muy nefasto también para los judíos: en tanto que súbditos holandeses, gran parte de ellos fueron internados en campos de concentración nipones. Al año siguiente, agentes de la Gestapo en Java convencieron a los japoneses para que internaran a todos por el mero hecho de ser judíos.
La periodista australiana Deborah Cassrels, afincada en la isla indonesia de Bali desde 2009, y gran conocedora de sus luces y sus sombras, encontró a supervivientes de todas aquellas atrocidades y las entrevistó con el objetivo de escribir un libro al respecto, según contó en una conferencia online durante el período de confinamiento.
Según consta, los japoneses empezaron por separar a los hombres de las mujeres, internándolos en cuatro campos distintos. Fueron condenados a trabajos forzados para construir una línea de ferrocarril que nunca se completó. La mayoría fueron víctimas (no mortales) de las enfermedades transmitidas por las picaduras de los mosquitos, como la disentería. También, dicen los superviiventes, sufrieron de una gran falta de comida que les llevó a comer perros callejeros, gusanos y cualquier cosa que pudiera posser proteína. Edward Abraham, entonces de cinco años, dice que su padre falleció por comer yuca cruda y que su madre, embarazada, pasó días de pie, firme y cara al sol, que era uno de los castigos favoritos de los japoneses.
Solomon Elías contó que su hermana fue sorprendida cambiando joyas por comida y la internaron durante dos semanas en un calabozo infectado de ratas; cuando descubrieron que un japonés la había ayudado, lo ejecutaron. Ella quedó mentalmente inestable para el resto de su vida.
Sybill Sasoon, embarazada, fue llevada al paritorio con una pistola sobre su sien, pero consiguió parir a un bebé sano; recuerda que en un transporte que la llevaba a trabajar estaba tan sedienta que intentaba atrapar agua de lluvia juntando las palmas de sus manos. Y que a pesar del hambre, en Yom Kipur solicitaron que no se les entregara la ración diaria de arroz, sino que por la noche les dieran un poco de pan y té. Así, durante año y medio.
Benjamin David, de cuatro años, recuerda haber visto cómo tiraron agua hirviendo a la cara de su madre al ser descubierta preparando una sopa de nada.
En 1945 Japón fue derrotada. Pero entonces empezó la lucha por la independencia en Indonesia, que presentó unas calamidades no inferiores a las de la guerra. Quien pudo, huyó , especialmente a Australia, California e Israel.