LOUISA MONTEFIORE

 

Historia de una mujer que, aun rodeada de lujos de todo tipo, no fue insensible a la situación de la mujer trabajadora judía.


El 28 de mayo de 1821, con la primavera desatada en el condado de Middlesex, al norte de Londres,  sir Abraham Montefiore de Stamford Hill, de 32 años de edad, rico mercader de la seda y miembro de la Bolsa de Valores,  acaba de  tener una buena noticia: su segunda esposa, Lady Henriette -Jette-, hija de Meyer de Rothschild,  le ha hecho padre de un niña a la que llaman Louise. O lo que es lo mismo, sir Moses Montefiore, el más benéfico de los sefardíes, acaba de ser tío. Pero el padre, que ha nacido en 1788,  no va a poder disfrutar mucho de su hija, pues Abraham Montefiore fallece en 1824. Stamford Hill, que hoy es la mayor concentración jasídica del mundo, entra en un luto de los de antes.

En 1840, cuando la huérfana ya tiene diecinueve años de edad, Louise contrae matrimonio con un primo carnal: el primer barón de Rothschild, sir Anthony, diez años mayor que la novia. El matrimonio tuvo dos hijas: en 1843, tres años después del enlace, nació  Constance, que se casará con el primer barón de Battersea; en 1884, Anna Henrrieta, que se casará con el hijo del cuarto conde de Hardwicke.

El matrimonio vivirá, de forma permanente, durante una larga temporada,  en París, pues sir Anthony, junto a su hermano menor, Nathaniel, desarrollan sus negocios bancarios en Francia. Y compran Château Mouton Rothschild, en la Gironde, cerca de Burdeos,  para empezar a dedicarse con mucho éxito al noble arte kasher de la viticultura. Durante esa estancia francesa, adquirirán grandes tesoros que decorarán su casa, sobre todo fayenzas (loza fina esmaltada, también conocida como mayólica, pues su comercio estuvo muy centrado en isla de Mallorca) También cuadros de Rubens, Boucher…

A principios de la década de los ´50,  cuando la reina Victoria le nombró barón, regresaron a Inglaterra;  aunque tenían casa en Grovesnor,  compraron Aston Clinton House, una magnífica  mansión victoriana en la localidad de mismo nombre,  en el condado de Buckinghamshire, para poder montar a caballo y salir de caza en vez de estar sumergidos en el mundanal ruido de Londres. No obstante,  con Londres mantenían estrecho vínculo social, sobre todo  en la comunidad judía, para la cual crearon un colegio.   Aston Clinton House  tendrá su lugar en la historia y no sólo porque en la Primera Guerra Mundial fuera cuartel de infantería.

Anthony Nathan de Rothschild murió en 1876, en Woolston, Hampshire, y fue enterrado en el cementerio judío de Willesden. En su memoria, su esposa regaló  el teatro de Anthony Hall a la aldea de Aston Clinton.

La baronesa viuda Louisa de Rothchild siempre fue una adelantada a su tiempo, al menos en cuanto a saltarse ciertos convencionalismos propios de su clase en esa época. El mismo hecho de que una sefardí se casara con un askenazí ya era todo un hecho innovador y atípico en ese tiempo. Ejercer como enfermera de ancianos de la aldea, para una mujer de su posición, era para judíos y no judíos, algo extraño, por decirlo de alguna manera, inaudito. Su benevolente tío Moshé Montefiore seguro que lo aplaudió. Pero también es seguro que la clase alta londinense la haría diana de sus dardos.

Pero Louisa también era una mujer con inquietudes. De ella, y de su dinero, dependieron las fundaciones de las primeras asociaciones femeninas para judías londinenses, como the Jewish Ladies’ Benevolent Loan Society  y otra que se llamaba the Ladies’ Visiting Society. Estas sociedades benevolentes se habían creado,  entre muchas organizaciones caritativas establecidas por comunidades judías en Inglaterra,  para ayudar y aculturar a los judíos pobres que no podían permitirse, en el mejor de los casos, una instrucción mínima. Carecer de dinero era complicado, por supuesto,  pero en aquella época no tener un penique y ser mujer era aún mucho peor. Y si esa mujer, además,  era judía, el asunto empezaba a ser como un callejón sin salida, sin  otra solución que el matrimonio, una especie de confinamiento marital  de Shabat en Shabat.

Louise empezó por ceder sus aposentos en Aston Clinton House para que allí se celebraran las primeras reuniones de un proyecto que sería el primer eslabón de la cadena para unir el West End,  de clase alta  judía,  con el East End, de clase trabajadora (según las tremebundas condiciones de la Revolución Industrial)

Su hija , Constance

Louise de Rothschild inició, financió, desarrolló y difundió entre sus amigas ricas,  programas para la formación de  niñas inmigrantes (después de que miles de judíos  de Europa del Este inundaron Inglaterra de 1881 en adelante, como consecuencia del éxodo zarista)  En 1885, Louisa Rothschild creó el primer club de mujeres judías trabajadoras, exclusivo para mujeres inmigrantes, el West Central Friday Night Club. Dirigido por una trabajadora social profesional, West Central desarrolló un programa extenso , con una variedad de propósitos sociales, educativos y recreativos que mejoraban la inserción socio-laboral de toda aquella gente en un país que no era el suyo y que se encontraban en una situación complicada desde todos los puntos de vista.

West Central creó furor, estimulando un debate  interesantísimo entre oponentes que argumentaron que alejaba a las niñas de sus familias durante sus horas de ocio, y simpatizantes que sostenían que el club mantenía a las niñas alejadas de las tentaciones de las salas de conciertos baratas y los «entretenimientos de mal gusto» en favor  de una sociedad más sana.  A pesar del clamor, West Central estableció lo que se convirtió en un precedente de importancia fundamental y aceptable para la comunidad para socializar a las niñas inmigrantes y trabajadoras. Desde mediados de la década de 1890 hasta mediados del siglo XX, la dirección del club pasó a la trabajadora social y fundadora del Judaísmo Liberal, Lily Montagu, otra sefardí millonaria,  quien transformó West Central de un grupo relativamente pequeño en el principal club de chicas  y casa de asentamiento de los anglo-judíos.

Las actividades de Lady Rothschild tuvieron también otro efecto. Las organizaciones filantrópicas de mujeres judías ofrecieron a la mujer judía un prestigio social inigualable que empoderó a las mujeres  judías de clase media y alta para crear una plétora de grupos caritativos. Las sociedades de Lady Rothschild dieron a las mujeres una conciencia de su identidad como mujeres, desarrollaron un sentido de identidad de grupo y capacitaron a las mujeres en habilidades organizativas.

Louise falleció, bendito sea su recuerdo,   el 22  de septiembre de  1910. Alea Ha´Shalóm.