MAIMÓNIDES : OBRAS FILOSÓFICAS Y MORALES

Reseña literaria del «Sefer Ha´Madá» , El Libro de la Sabiduría, primer Libro de los 14 de su obra cumbre, » Mishné Torá».


Cuando se tiene entre las manos una tercera edición uno sabe que por muy pequeña que haya sido la tirada está ante un libro muy grande. Más aún cuando esa edición trata sobre filosofía y moral judías que, por si fuera poco, es medieval (s XII) Pero es que no estamos ante un libro,  sino ante cinco: Mishné Torá, magnum opus del Rambám -Maimónides por esa afición del castellano al griego- consta de catorce libros y el primero, el Sefer ha´Madá, consta de cinco secciones:

 

  1. Yesodei Ha´Torá: sobre los principios del Judaísmo

  2. De´ot: literalmente, opiniones , sobre el comportamiento de los judíos.

  3. Talmud Torá: sobre el estudio de La Torá

  4. Avodá Zará: sobre la inconveniencia de la idolatría

  5. Tshuvá: sobre la Ley y la filosofía del arrepentimiento.

 

¿Pero por qué leer este libro del S XII en el S XXI?

La significación de Maimónides dentro de la exégesis del Judaísmo es la de haber conseguido conciliar la tradición filosófica neoplatónica con la tradición talmúdica de los judíos de la alta edad media. Es decir, aplica un método de estudio aristotélico a una obra hebrea como es en este caso La Mishná. El hebreo culto del S XII , al enfrentarse con el corpus halájico mishnaico, tiene en Mishné Torá una aclaración sistemática y accesible de toda la Halajá -la normativa de comportamientos y preceptos rituales. Nosotros no vivimos en el S XII, pero en esta obra medieval se basó en 1565 Yosef Karo para escribir el Shulján Arúj, la obra que marca el inicio de la era rabínica en la que nosotros aún estamos. Es decir, prácticamente todos los rasgos distintivos de un judío de la actualidad están marcados por estos tres vasos comunicantes: Mishná, Mishné Torá y Shulján Arúj. Evidentemente, un indispensable para todo judío que se precie, profesores de judaísmo, candidatos a la conversión y, en general, todo aquel que quiera comprender quién es en tanto judío.

La edición de Obelisco es un lujo exquisito. Hay libros que sólo con tenerlos entre las manos ya te anuncian que están bien editados. En este, además, en primer lugar, el lector se encuentra con la impresión de la carta de aprobación emitida por el Rishon Le´Tzion Rabí Eliahu Bakshi Doron, rabino mayor sefardí en Israel entre 1993 y 2003; toda una garantía de la calidad extrema de la traducción -directa del hebreo y contrastada con otras traducciones. Pero es que además, cada una de las cinco secciones viene apuntalada -sim ampulosidad, con precisión- por una cuidada selección de apéndices que son obra de un grupo de comentaristas de la Universidad hebrea de Jerusalén,  coordinados por el rabino Daniel ben Itzjak.

A tanta virtud aún hay que agregar el escrupuloso cuidado ortográfico y gramatical -a la altura de las circunstancias de una obra de semejante calado en la Historia del Judaísmo Rabínico;  esto puede parecer un detalle irrelevante, pero no lo es: primero, porque la literatura rabínica en español, por desgracia, adolece de unos niveles gramaticales que no son propios para hablar de El Eterno; segundo, porque leer un libro de tal hondura sin que te despisten perturbaciones ecdóticas ayuda mucho a no  perder la concentración del objetivo principal.