Parashá: Jukat/ Balak , בָּלָק-חֻקַּת. Constitución -Balak . Números 19:1–22:1. Números 22:2–25:9. Haftará : Miqueas 5:6–6:8 Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita
“Y envió emisarios a Bilam ben Beor
a Petorá, que está sobre el río, en la
tierra de los de su pueblo, para llamarlo,
diciéndole: ‘He aquí que un pueblo
salió de Egipto; he aquí que ha cubierto
la faz de la tierra y se encuentra frente
a mí’ ” (Bamidbar 22:5).
Sobre las palabras del versículo, se despierta una objeción: ¿por qué Balak se dirigió a Bilam y le destacó precisamente el hecho de que el Pueblo de Israel había salido de Egipto? ¡Si este hecho era sabido por todos ya que, previo a la salida de Israel de Egipto, hubo Diez Plagas, por medio de las cuales se dio a conocer el nombre del Creador del mundo en todas las naciones (Shemot 9:16)! Asimismo, cuando Hakadosh Baruj Hu partió las aguas del Mar Rojo para Israel, todas las naciones temieron del poder de Hashem Yitbaraj, Quien dirigía a Su pueblo con señales y maravillas (ibídem 15:14). A la vista de estos hechos, es sorprendente que a Balak le haya parecido apropiado destacar que el Pueblo de Israel había salido de Egipto cuando era un tema ampliamente conocido en todo el mundo.
Nuestros Sabios, de bendita memoria, dicen que Balak era un hechicero de primera categoría, más que el propio Bilam. Tenía muchas fuerzas de impureza, muchas más que Bilam. Si Balak era tan grandioso en el poder de la impureza, ¿para qué necesitó enviarle emisarios a Bilam para convencerlo de maldecir al Pueblo de Israel, cuando él mismo podría haberlos maldecido por medio de sus propias fuerzas impuras? Y hemos visto que Balak tuvo que humillarse y prometerle un sinfín de regalos con el propósito de que Bilam accediera a maldecir a los Hijos de Israel. A simple vista, Balak se habría podido ahorrar todas esas molestias y la vergüenza si él mismo hubiera salido a maldecir a los Hijos de Israel y no hubiera tenido que humillarse en “suplicarle” a Bilam que lo hiciera él.
Esta objeción solo se intensifica más a la luz del hecho de que Balak sabía que Bilam era el profeta de Hashem para las naciones del mundo y, sin duda alguna, Hakadosh Baruj Hu no iba a dejar que maldijera a Su pueblo atesorado, el cual había elegido de entre todas las naciones para entregarles la Torá. Siendo así, se presenta una dificultad: ¿cómo Balak estaba seguro de que Bilam iba a poder maldecir al Pueblo de Israel a pesar de que lo lógico era pensar que Hakadosh Baruj Hu se lo impediría?
Podemos responder a todas estas objeciones de acuerdo con lo que dice el libro Shemá Yisrael, que cita las palabras de Ribí Moshé Midaner, y explica las palabras de Balak. Balak dijo
(Bamidbar 22:5): “He aquí que un pueblo salió de Egipto”:
he aquí que el Pueblo de Israel salió de la tierra de Egipto, la cual es la fuente de la impureza y la inmundicia —por ello, a Egipto se la llama ervat haáretz ( ערות הארץ : ‘la desnudez de la tierra’), debido a las transgresiones en cuanto a las relaciones ilícitas que practicaban sus habitantes—. Y a pesar de que los Hijos de Israel se encontraban dentro de aquella tierra de libertinaje, “he aquí que cubrió la faz de la tierra”; es decir, ellos cubrieron sus ojos terrenales y materiales para no ver aquellas escenas indecentes y prohibidas.
Y Balak sabía que en donde hay desnudez, la Shejiná se aparta y le da autoridad al Destructor para destruir. Por ello, Balak quiso hacer pecar a los Hijos de Israel haciéndoles ver escenas prohibidas e impurificar sus ojos. Pero no pudo, ya que los Hijos de Israel se habían acostumbrado a cuidar la vista
desde los días en los que estuvieron esclavizados en Egipto, la tierra de la indecencia. El Pueblo de Israel tuvo el mérito de ser rescatado de los 49 portones de impureza y de entrar a los 49 portones de pureza debido a que habían cuidado su vista de no observar lo prohibido, y por eso, dicho mérito estuvo de su lado para traerles la redención.
Sobre esto, escribió el Tzadik, Ribí Shelomó de Radomsk (Tiféret Shelomó acerca de la Torá, Balak s. v. “Vejisá et”), que la santidad primordial del hombre reside en el cuidado de lo que ven sus ojos; mientras más se cuida de no ver cosas prohibidas, más se santifica y eleva en niveles de Torá y de temor del Cielo.
Por lo tanto, dice el versículo (Bamidbar 15:39):
“Y no vayáis en pos de vuestros corazones y en pos de vuestros ojos,
detrás de los cuales os prostituís”,
con lo cual se puede explicar que los ojos y el corazón son implementos de la transgresión (Bamidbar Rabá 10b) y provocan que el hombre tenga pensamientos malos que lo llevan a prostituirse. A la luz de lo expresado, podemos comprender por qué Balak se dirigió a Bilam y no se bastó con sus propios poderes
de impureza para hacer tropezar a los Hijos de Israel en el pecado. Él sabía que cuando el Pueblo de Israel estuvo en Egipto —la fuente de la indecencia y la impureza— ellos se cuidaron de mantener sus ojos puros y no tropezaron viendo cosas prohibidas, lo que les valió la redención de la esclavitud. Siendo así, la pureza de los ojos del Pueblo de Israel fue lo que estuvo del lado de ellos, y les ameritó la salvación de la angustia y la aflicción. Y es sabido, por lo que dicen los comentaristas, que la pureza de los ojos de Israel fue lo que les permitió sobresalir y ser diferenciados de los egipcios de tres formas: no cambiaron sus nombres, ni sus vestimentas ni su idioma. Es decir, ellos fueron meticulosos en ser pudorosos y mantener una vestimenta recatada; y no degradaron su boca con palabras vanas y frívolas que conducen
al adulterio; e incluso mantuvieron puro el origen de sus nombres. Por todo esto, ameritaron ser redimidos de Egipto.
Debido a todo lo anterior, Balak consideró necesario trasmitirle a Bilam toda esa información antes de pedirle que viniera en su ayuda, con el fin de hacerle saber que la capacidad que había tenido el Pueblo de Israel de alejarse del adulterio en la tierra de Egipto fue lo que actuó en favor de ellos para redimirlos.
Entonces, él y Bilam tenían que encontrar la forma astuta para hacerlos pecar y, de esa manera, provocar que la Shejiná los abandonara.
Y tenemos que ver cuán grande es la bondad de Hashem para con nosotros, que reveló las malas intenciones que los enemigos de Israel ocultaban, y al revelar sus malévolos planes, imbuyó en los corazones del enemigo el pavor de Israel. Hakadosh Baruj Hu hace esto premeditadamente, porque Él sabe que si el enemigo de los Hijos de Israel los golpeara de forma oculta —como pretendían hacer Balak y Bilam, maldiciéndolos desde lo lejos—, el daño podría ser mucho mayor que el daño producido como resultado de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, y no sería posible salvarse de él. Pero por el hecho de haber salido a la luz pública las malas intenciones de Balak y Bilam, entonces, sus acciones no podían tener bendición, y ellos no podían tener éxito en golpear a Israel de forma tal que los Hijos de Israel no se pudieran levantar ni tener perdón o expiación.
Jukat, nosaj Marruecos, r Avi Zarki
Balak, nosaj Marruecos, r. Avi Zarki