«Shoftim», Jueces, שֹׁפְטִים, Deuteronomio 16:18–21:9, por R. Ari Kahn, de la Universidad de Bar Ilán, Israel.
JUECES, JUECES
«Jueces y oficiales pondrás en todas tus entradas, que D’os te ha dado, a través de tus tribus; y ellos juzgarán a las personas mediante juicio justo. No pervertirán el juicio; no respetarán personas, ni tomarán sobornos; pues el soborno ciega los ojos del sabio, y pervierte las palabras de los justos. Justicia, justicia perseguirás, para que vivas, y heredes la tierra que D’os te ha dado» (16:18-20).
La parashá comienza con temas sociales, los cuales llamamos el establecimiento de la justicia. De alguna manera, uno puede ver estos temas como que trascienden el reino «religioso», pero claramente una nación que vivirá en su propia tierra requiere lo que Rousseau llamó un «contrato social». Como hemos visto en otras ocasiones, los contenidos de la Torá son muy amplios y en consecuencia, la Torá no limita sus legislaciones a temas «religiosos». Conductas civiles equivocadas y daños son una gran parte de la sección de leyes de la Torá. En el momento EN que los hijos de Israel se encontraban a la entrada de la tierra de Israel, cuando ideales sociales iban a ser trasladados a una sociedad utópica en la tierra, Moshé retorna a los principios expuestos en otras secciones de la Torá.
Cuando llega el tiempo de traspasar la teoría a la práctica, jueces serán necesarios para aplicar la ley, y policías serán necesarios para reforzar la ley; y la Torá, en los versículos citados anteriormente, exhorta al pueblo a refinar la justicia social hasta niveles sin precedentes. La justicia no debe ser pervertida y tal comportamiento sería una burla de todo el sistema judicial. Sin embargo, hay un versículo que es bastante desafiante:
«Justicia, Justicia perseguirás, para que vivas, y heredes la tierra que D’os te ha dado».
¿Por qué se repite el término justicia? Uno podría decir que la repetición es para darle énfasis a la palabra. Esta clase de uso es común, por ejemplo se puede ver en la haftará de esta semana cuatro veces esta clase de redacción. Sin embargo, la palabra «persigue» implica un esfuerzo continuo, una búsqueda de éxito. ¿Por qué fue necesario la repetición en adición a este término tan fuerte? «Persigue la justicia» es una forma de lenguaje fuerte; ¿qué es lo que se agregó con la segunda palabra «justicia»? El Talmud habla sobre las dos partes del versículo:
«Nuestros Rabinos enseñaron: ‘Justicia, justicia perseguirás’, significa: Deberás seguir a un eminente Bet Din, como por ejemplo: Rabí Eliézer ben Hirkanus a Lida, o Rabí Iojanán ben Zakai a Beror Hel» (Sanhedrín 32b).
La palabra en la cual el Talmud hace hincapié es «perseguir». ¿Cómo se persigue la justicia? Encontrando un tribunal superior. El Talmud agrega una receta proactiva:
«Nuestros Rabinos enseñaron: ‘Justicia, justicia perseguirás’ esto significa: Sigue a los estudiosos a sus academias, ej.: Rabí Eliézer a Lida, Rabí Iojanán ben Zakai a Beror Hel, Rabí Iehoshúa a Pekiín, Raban Gamliel a Iavné, Rabí Akivá a Bené Berak, Rabí Maziá a Roma, Rabí Jananiá ben Teradion a Sikní, Rabí Iosi ben Jalaftá a Sepforis, Rabí Iehudá ben Bazirá a Nisibis, Rabí Iehoshúa al Exilio, Rabí a Bet Shearim, o a los Sabios a la lishkat hagazit» (Sanhedrín 32b).
El mensaje aquí es que la mejor manera de evadir la necesidad de que la justicia sea impuesta por las cortes es obtener una educación de calidad. Ambos comentarios del Talmud se expanden en al palabra «persigue». Esta tradición es reflejada en las palabras de Rashí (basado en el Sifrí):
«Sigue a una buena corte» (Rashí 16:20).
Sin embargo, todavía no sabemos el significado de la repetición de la palabra «justicia». Las explicaciones que hemos visto hasta ahora se aplicarían si el versículo hubiese dicho «Justicia persigue» o «Persigue justicia».
En la misma página, el Talmud cita otra enseñanza, la cual señala este punto directamente:
«Rabí Ashí dijo: ‘… los versículos [‘con justicia deberás juzgar a tu prójimo’ (Vaikrá 19:15)] y ‘Justicia, justicia perseguirás’ – uno se refiere a una decisión basada en la estricta ley y el otro a un acuerdo. Como fue enseñado: justicia, justicia perseguirás; la primera [mención de justicia] se refiere a la decisión basada en la estricta ley; la segunda, a un acuerdo»(Sanhedrín 32b).
Aquí encontramos al Talmud discutiendo directamente sobre las dos «justicias». La sugerencia del Talmud es fascinante: Hay, de hecho, dos clases de justicia: ley estricta y acuerdo. El Talmud más adelante ilustra este principio con el siguiente ejemplo:
«¿Cómo es esto? – Ej.: cuando se encuentran dos barcos en un río; si ambos intentan pasar simultáneamente, ambos se hundirán, mientras que si uno deja el paso al otro, ambos pueden pasar. Asimismo, si dos camellos se encuentran mientras están ascendiendo a Bet Jorón; si ambos ascienden al mismo tiempo, ambos pueden caer en el valle; pero si ascienden uno a uno, los dos subirán. ¿Cómo entonces, ellos tienen que actuar? Si uno está cargado y el otro no está cargado, el último tiene que dejar el paso al primero. Si uno está más cerca de su destino que el otro, el primero debe dejar el paso al último. Si ambos están a igual distancia del destino, que hagan un acuerdo entre ellos, el que va a seguir adelante compensando al que dejará pasar» (Sanhedrín 32b).
La «justicia» descrita aquí es subjetiva, de acuerdo a la situación. El lugar no es la sala de justicia sino los ríos y caminos mundanos. Aquí también, la justicia debe ser perseguida. Encontrar soluciones equitativas a situaciones prácticas complicadas es parte de la búsqueda de justicia.
Hemos visto la opinión de que las dos «justicias» son dos diferentes justicias: «ley estricta» y «acuerdo». Hay otra visión a estas dos clases de justicia que encontramos en los escritos de Rabenu Nisim de Gerona. En función de entender su posición consideremos un pasaje del Talmud que él citó:
«Ha sido enseñado: Rabí Eliézer ben Iaacov dijo: ‘Yo he escuchado que el Bet Din puede [cuando es necesario] imponer azotes y pronunciar sentencia [capital] incluso cuando no es [requerido] por la Torá. No con la intención de desmerecer a la Torá sino [por lo contrario] en función de cuidarla» (Sanhedrín 46a).
La enseñanza en el Talmud es muy sorprendente: ¿Cómo es que la corte castiga de una manera contraria a sus propias leyes? La obligación de la corte es juzgar de acuerdo a las reglas que están en la Torá, y no puede haber consideraciones extenuantes para una corte, la cual debe apoyar la ley. Por otro lado, ¿Puede ser?
De acuerdo a Rabenu Nisim, había un segundo sistema paralelo, un sistema de cheques y balances, es decir, un sistema que está dando vueltas alrededor del rey. El monarca en el antiguo Israel tenía un mandato para imponer sentencias distintas de lo que la ley normal requería. La razón para darle poder al rey de esta manera era para cuidar el espíritu de la ley, de no ser pisoteado por la adherencia estricta a la ley, cumpliéndola al pie de la letra. El mandato de las cortes era para apoyar la letra de la ley, mientras que el mandato del rey servía para apoyar al espíritu de la ley. Esta dicotomía creaba un todo fantástico y equilibrado. Cuando las cortes funcionaban como un brazo autónomo del sistema legal, adhiriéndose y reforzando cada ley, el peligro aún existía de que las cosas podían «caer entre las grietas». En tales casos, el rey podía actuar garantizando que el espíritu de la ley quedara intacto.
Sin embargo, este sistema tenía un peligro. Por definición, el rol del rey era ilimitado. ¿Qué es lo que prevenía que el rey abuse de este increíble poder? Rabenu Nisim presenta una imagen hermosa para contestar a esta pregunta. Nosotros sabemos que hay una ley que dice que el rey debe llevar consigo un rollo de Torá en todo momento. Rabenu Nisim explica que la misma persona con el poder de romper la ley debe llevar la Torá consigo. Es por eso que los reyes de Israel estaban ordenados llevar la Torá en todo momento, como un recordatorio de lo que estaba en juego.
Este análisis, el cual es interesante, no parece darnos ninguna visión del pasaje citado anteriormente en nombre de Rabí Eliézer ben Iaacov, respecto de las medidas inusuales tomadapor la corte. Rabenu Nisim explica que el Talmud está describiendo la situación después de la abolición de la monarquía. En la ausencia del rey, el rol del rey se trasladó a las cortes. Las cortes llevaban dos sombreros, los que apoyaban la ley al pie de la letra y los que cuidaban el espíritu de la ley. Cuando un caso terminaba de acuerdo a la normativa, al proceso prescripto, los jueces tenían que preguntar la siguiente pregunta: «¿Ha sido cumplida la justicia?» Si la respuesta era negativa, los jueces asumían el rol del rey y cuidaban el espíritu de la ley. Por supuesto que las personas encargadas de esta función eran aquellas que tenían una gran afinidad con la Torá y sus valores. Hay veces que la ley debe ser puesta a un lado en función de cuidar la ley:
Es tiempo de trabajar para el Señor, ellos han invalidado Tu Torá (Salmos 119:26).
El Talmud usa este versículo como una licencia para adjudicar y legislar en contra de leyes explícitas de la Torá en función de apoyar y cuidar a la Torá:
Es tiempo de trabajar para el Señor, ellos han invalidado Tu Torá: Rabá dijo: la primera parte de este Salmo, es una explicación a la segunda parte, y la segunda es una explicación a la primera. ‘ la primera parte de este Salmo, es una explicación a la segunda parte’: es tiempo de trabajar para el Señor. ¿Por qué? Porque ‘ellos han invalidado Tu ley’. ‘La segunda puede ser una explicación para la primera’: Ellos han invalidado Tu ley. ¿Por qué? Porque ‘es tiempo de trabajar para el Señor’ (Berajot 63).
El mantenimiento de la ley, en donde la justicia prospera, es una de las metas de la Torá. El Talmud declara lo siguiente:
Cada juez que juzga un enjuiciamiento verdadero de acuerdo a su verdad incluso por una sola hora, el mandato judicial le da a él crédito como si hubiese entrado en sociedad con D’os en la creación (Shabat 10a).
Utilizar la Torá, y traer sus elevadas ideas a este mundo, hace que uno se convierta en un socio de D’os. Sin embargo, esto sólo ocurrirá cuando la ley es juzgada de acuerda a la verdad. Usando las herramientas apropiadas pero llegando a las conclusiones equivocadas no es un enjuiciamiento verdadero de acuerdo a su verdad. La ley al pie de la letra al cual se llegó por medio del proceso judicial puede ser carente de esto. El Shelá Hakadosh explica este versículo:
«Justicia, justicia perseguirás». Dice justicia dos veces. Una dirigida a los jueces que juzgan de acuerdo con la ley de la Torá. Hay una segunda justicia para acuerdos o decretos de emergencia, los cuales son hechos ocasionalmente por un profeta o rey, en función de que el mundo exista. Es por eso que el versículo concluye: «para que vivas y heredes la tierra que D’os te ha dado». Como dijeron nuestros Sabios «Jerusalem fue destruida sólo porque ellos juzgaron de acuerdo con la estricta ley de la Torá» (Shené Lujot Haberit, Shofetim 101a).
La primera parte de la enseñanza es la misma idea que fue expresada por Rabenu Nisim. La remarca final está basada en un pasaje del Talmud:
«Dijo Rabí Iojanán: Jerusalem fue destruida sólo porque ellos juzgaban de acuerdo con la ley de la Torá. Entonces ¿ellos tenían que haber juzgado arbitrariamente? Debes explicar que ellos basaban sus juzgamientos [estrictamente] en la ley de la Torá, y no se comportaban mejor de lo que la ley les exigía» (Babá Metziá 30b).
La adhesión estricta a la ley puede ser destructiva. Jerusalem, el centro del mundo de Torá, el lugar de donde debe fluir la Torá, fue destruida porque la Torá, de la manera que fue vivida, no trajo un acercamiento con D’os. De alguna manera, la sociedad no se desarrolló y Jerusalem se hizo escombros.
El entendimiento del Rambán sobre el versículo es que una «justicia» se refiere a las cortes terrenales, mientras que la otra «justicia» se refiere al Tribunal Celestial. Si el hombre no tiene éxito en hacer un mundo justo, el juzgamiento real lo espera arriba. El Rambán basa su enseñanza en el Sefer Bahir, uno de los tratados místicos más oscuros:
La primera justicia es literalmente justicia. Esta es la Presencia Divina… la segunda «justicia asusta a los justos» (Bahir Sec. 75).
Si el hombre tiene éxito en llegar a la justicia, la Presencia Divina, la Shejiná fluye. Por otro lado, si el hombre no crea un mundo justo, se aplica el Juzgamiento Divino.
Se debe buscar la justicia no sólo a un nivel nacional sino a un nivel individual también, pues hay una reacción Divina al trabajo del hombre a un nivel individual también. Y así como una nación puede perder el enfoque del espíritu de la ley, así también el individuo. Esto puede ser ilustrado por el siguiente pasaje:
La halajá siempre concuerda con Bet Hilel, pero aquel que desea actuar acorde con lo reglamentado por Bet Shamai puede hacerlo, y aquel que desea actuar acorde a la visión de Bet Hilel puede hacerlo; [sin embargo, aquel que adopta] la reglamentación menos estricta de Bet Shamai y la menos estricta de Bet Hilel es un hombre malvado, [mientras que sobre el que adopta] las restricciones de Bet Shamai y las restricciones de Bet Hilel las Escrituras dijeron: Y el tonto camina en la oscuridad (Kohelet 2:14). El hombre debe actuar de acuerdo a Bet Shamai tanto para las permisiones como para las restricciones o de acuerdo a Bet Hilel tanto para las permisiones como para las restricciones (Eruvin 6b).
Podemos entender por qué la persona que se adhiere religiosamente a la opinión más permisiva es considerada malvada: él constantemente evade desarrollar su relación con D’os haciendo el mínimo requerimiento. Sin embargo, ¿dónde está la tontería de la persona que elige la opinión más estricta? ¿Él no debería ser aplaudido por su devoción? La respuesta es sutil pero profunda: esta persona no está usando la ley en función de crear una relación con D’os, sino que él está sirviendo a la ley misma. La ley se convierte en su dios. Técnicamente, él no ha hecho ningún daño, pero él es tonto puesto que sus sensibilidades le causaron a él oscurecer su relación con D’os, la cual dejó de funcionar. El individuo debe buscar la verdad, ya sea que sea permisiva o restrictiva, y para aquellos que no pueden hacerlo solos, el desafío está en encontrar un maestro espiritual y seguirlo constantemente.
El Imrei Emet – de la dinastía de Gur – nos trae una enseñanza la cual relaciona esta idea con la parashá:
«‘Aléjense de un falso tema’… Nosotros [generalmente] no encontramos que la legislación de la Torá nos distancia de prohibiciones, pues todos los cercos y limitaciones son Rabínicos, sólo respecto de la falsedad es una ley de la Torá distanciarse. El Sefat Emet explicó que la misma idea es encontrada respecto de la verdad; perseguir la verdad es una ley de la Torá [Mitzvá]. ‘Ve detrás de una buena corte’ es en realidad la mitzvá de buscar la verdad… La búsqueda de la verdad depende del individuo, y él recibirá asistencia del cielo…» (Imrei Emet Shemot 5688).
Cuando el hombre busca la verdad, la ayuda le viene del cielo, pero la búsqueda debe ser sincera: Justicia, justicia perseguirás. Cuando tenemos éxito, nos convertimos en socios de D’os, pues hemos encontrado la verdad – la cual es el sello de D’os.
Bondad y verdad se encuentran; rectitud y paz se besan. La verdad surge de la tierra; y la rectitud mira desde el cielo. También, D’os dará aquello que es bueno; y nuestra tierra dará su producto (Salmos 85:11-13).
Cuando el hombre busca, y encuentra, la verdad en esta tierra, la rectitud de D’os fluye desde el cielo. Los Rabinos explicaron estos versículos en un famoso pasaje del Midrash:
Rabí Shimón dijo: Cuando D’os creó a Adam, los ángeles se unieron en distintos grupos y partidos, algunos de ellos dijeron: ‘Que él sea creado’, mientras que otros dijeron: ‘Que él no sea creado’. Está escrito: amor y verdad lucharon juntos, rectitud y paz lucharon uno contra otro (Salmos 85:11). El amor dijo: ‘Que él sea creado pues él hará actos de amor’; la verdad dijo: ‘Que él no sea creado pues él está compuesto de falsedad’; la rectitud dijo: ‘Que él sea creado pues él hará actos justos’; la paz dijo: ‘Que él no sea creado pues él está lleno de luchas’. ¿Qué hizo D’os? Él tomó a la verdad la tiró al piso. Dijeron los ángeles ante D’os: ‘Soberano del Universo! ¿Por qué desprecias Tu sello? Que la verdad se levante del piso!’. Es así que está escrito: ‘Que la verdad surja de la tierra’ (85:12)… Rabí Huna el Anciano de Sepforis dijo: mientras que los ángeles estaban discutiendo unos con otros, D’os creó al hombre. Él les dijo a ellos: ‘…El hombre ha sido creado!’ (Midrash Rabá Bereshit 8:5).
El hombre busca la verdad en su propio dominio, lo que no es siempre una función simple. Pero cuando él tiene éxito, se convierte en un socio de D’os, lo cual es algo que incluso escapa al entendimiento de los ángeles.
La búsqueda de justicia es la búsqueda de la verdad. Tanto los individuos como la sociedad deben buscar justicia y verdad, pues cuando tenemos éxito la Shejiná mora entre nosotros, nos convertimos en socios de D’os. Cuando buscamos la verdad, somos ayudados desde el Cielo. Sin embargo, el Midrash en la sección de esta semana enseña que hay incluso algo más en juego:
«D’os dijo a Israel: ‘Hijos Míos, por su vida, como resultado de su respectiva justicia, Yo soy exaltado’. ¿Cuándo fue esto? Como está escrito: ‘Y el Señor de las huestes es exaltado a través de la justicia’ (Ieshaiahu 5:6) ‘y puesto que ustedes Me exaltaron a través de la justicia Yo también actuaré justamente y haré que Mi santidad reste entre ustedes’. ¿Cuándo fue esto? Como está escrito: ‘Y D’os es santificado a través de la justicia’. ‘Y si ustedes respetarán tanto la rectitud como la justicia Yo los redimiré inmediatamente con completa redención’. ¿Cuándo fue esto? Como está escrito: ‘Así dijo el Señor: Cuiden su justicia, y sean rectos; pues Mi salvación está cerca y Mi aprobación será revelada (Ieshaiahu 66:1)’ (Midrash Rabá 5:7).
En función de traer la redención debemos adherirnos a la ley – tanto a la letra de la ley como al espíritu de la ley. Debemos encontrar el equilibrio entre la justicia y la rectitud. Sólo alguien que tiene un conocimiento profundo de la ley puede atreverse a pasar los límites de la letra de la ley en búsqueda de la rectitud. Una búsqueda rigurosa de la verdad, la cual recibirá ayuda desde el Cielo, nos permitirá crear una sociedad justa y recta. Una sociedad semejante será, sin duda, redimida.
Rab Ari Kahn,
Rabino Dtor. del Dto. de Estudios para Extranjeros de la Universidad de Bar Ilán, Israel.