PARASHAT HA´SHAVÚA: «VAYAKHEL-PEKUDEI»

Parashá: וַיַּקְהֵל , Va´Yahkel-congregó, פְקוּדֵי, Pekudei, cantidades de, Exodo 35:1–38:20 y  38:21–40:38. Haftará sefardít: Reyes I, 7-13/16 y Reyes I, 7:40–50. Darshan: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita.


“Y colocarás allí el Arca del Testimonio,
y cubrirás el Arca con el
Parójet” (Shemot 40:3)

Es sabido que el Arca del Testimonio se encontraba en el Kódesh Hakodashim—la parte más recóndita del Mishcán—,separada de la Menorá por medio del Parójet (‘cortina divisoria’); o sea, la Menorá se encontraba fuera del Parójet. Las varas para transportar el Arca del Testimonio formaban dos protuberancias en el Parójet que se podían apreciar desde afuera. Cuando el Cohén Gadol encendía
la Menorá, solía mirar el Parójet y ver dichas protuberancias que aseguraban la presencia del Arca detrás del Parójet. A simple vista, podríamos proponer una dificultad: ¿por qué el Arca del Testimonio debía estar tan escondida? ¡Hubiera sido bueno que los Hijos de Israel vieran el Arca del Testimonio y vieran la Torá, que es lo principal de la Creación, ya que las Tablas de la Ley estaban colocadas dentro del Arca, y debido a ellas el Arca se llama el “Arca del Testimonio”! Pues, si el Pueblo de Israel hubiera podido ver
el Arca con facilidad, se habrían acordado inmediatamente de las Tablas que estaban colocadas dentro y así habrían llegado a pensar que la Torá tiene que estar lo más adentro de cada persona, como dice David Hamélej (Tehilim 40:9):

“Y Tu Torá está dentro de mis entrañas”.

Siendo así, se reitera la dificultad: ¿para qué el Arca fue colocada en lo más profundo del Mishcán, en el Kódesh Hakodashim, en donde no había ojos que la vieran, aparte de los del Cohén Gadol, lo cual sucedía solo una vez al año,cuando entraba para sahumar el incienso y rezar en Yom Hakipurim? A simple vista, hubiera sido preferible que el Arca estuviera colocada fuera del Parójet, así todo Israel habría podido apreciarla, al punto que se habría podido reforzar en ellos el conocimiento de que la meta de su creación es la de dedicarse a la Torá, ya que el hombre acabará colocado en un cajón y enterrado; solo la Torá podrá estar de su lado, como dice el Profeta (Yeshaiá 58:8):

 

“E irá por delante tu justicia”;
y no hay justicia sino la Torá, como
dice (Devarim 16:20): “A la justicia, a la
justicia persigue”.

 

Cuando una persona ve el Arca, llega al reconocimiento de que incluso su cuerpo tiene que ser considerado como “testimonio” de la Torá, ya que el cuerpo de la persona está compuesto de 248 miembros y 365 ligamentos, que, sumados, se equiparan a las 613 mitzvot de la Torá. Si la persona tuvo el mérito de consagrar su cuerpo a la sagrada Torá en vida, entonces, también en la tumba sus labios se moverán diciendo palabras de Torá. No cabe duda de que, de acuerdo con el Sod, el Mishcán oculta secretos muy elevados y profundos, pues todo el
tema de la Creación está insinuado en el Mishcán. Incluso Betzalel construyó el Mishcán con espíritu profético, como había dicho Moshé Rabenu:

“Tu nombre, Betzalel, alude a que te mantuviste betzel El (‘en la sombra de Dios’), para saber los secretos de la construcción del Mishcán, insinuados y equiparados a los secretos de toda la Creación”.

Y, obviamente, nosotros somos demasiado pequeños como para estar de pie en el Monte de
Hashem y comprender los estatutos de estos secretos. De todas formas, nos bastamos con el entendimiento simple y el exegético para comprender la palabra de Hashem, besiatá Dishmaiá.

En este tema, el Rav Pashipitshé, shlita, quien fuera uno de los Maguidé shiur del colel en Lyon, Francia, me hizo una pregunta fuerte: está escrito que el Parójet tiene que estar delante del Testimonio, lo cual resulta asombroso. Cuando el segundo Bet Hamikdash estaba en pie, el Parójet se encontraba delante solamente de la Even Hashetiyá, ya que el Arca del Testimonio había sido ocultada por el ReyYoshiahu. Siendo así, cabe la objeción: ¿por qué la Torá escribió que el Parójet se encontraba delante del Arca del Testimonio cuando el Arca estaba solamente en el primer Bet Hamikdash, pero no en el segundo Bet Hamikdash?

Aparentemente, la Torá debía haber escrito que el Parójet se encontraba también delante
del Even Hashetiyá, y no contentarse con mencionar solo el Arca del Testimonio que, como mencionamos, se encontraba únicamente en el Primer Templo. Podemos responder a esta objeción, besiatá Dishmaiá, por medio de la explicación de asuntos muy sublimes. El
hombre tiene que saber que la Torá no se encuentra en el cielo, ni más allá de los mares. En todo lugar en donde esté, elhombre puede tener la Torá con él y sentarse a estudiarla y cumplir los preceptos. El motivo principal de la existencia del hombre en el mundo es para que se dedique a la Torá, ya que el estudio lleva a la acción; pero no puede bastarse solo con el estudio y no llegar a la acción. La prueba reside en que nuestros Sabios, de bendita memoria, dicen que un buen pensamiento también tiene la posibilidad de ser llevado a la práctica; si la persona se abstuviera de hacerlo, entonces ese pensamiento no forma parte de la acción. Y respecto de las objeciones expuestas al principio de este artículo, podemos decir que esa es la razón por la que el Arca del Testimonio se coloca muy dentro, para que el hombre busque todos los días la verdad hasta encontrarla. Pues a una persona que dice que se esforzó en el estudio de Torá y la encontró, se le puede creer, ya que la Torá “no se encuentra lejos de ti”. Y el Arca del Testimonio no estaba lejos de la persona, en verdad,
sino que estaba cubierta y separada por medio de una cortina, debido a que en el Arca se encontraban las Tablas de la Ley, que constituyen la Sagrada Torá. Y el hecho de que el Arca estaba ubicada en lo más recóndito del Bet Hamikdash, cubierta por una cortina, era para insinuarle a la persona que tiene que esforzarse y afanarse en la Torá, y así ameritarla. A
pesar de que el Arca no se veía a simple vista, de todas formas, se encontraba a la entrada, y el acceso a ella es fácil. Con dedicación y esfuerzo, se puede adquirirla Torá que el Arca representa. Y el hecho de que las varas, por medio de las cuales se transportaba el Arca del
Testimonio, podían distinguirse desde fuera, a pesar de que el Arca estaba completamente oculta de la vista por el Parójet, es para que el hombre aprenda una moraleja de ello y la lleve al corazón: el hombre debe aferrarse con las manos de las varas de transporte que
representan los libros sagrados de Torá. Así, sosteniendo aquellos libros sagrados, revelará la gran fortuna oculta en la Sagrada Torá, que es más profunda que el mar. Y cuando el hombre se aferre a las varas, que simbolizan los libros sagrados, verá de inmediato cuán bueno es el sabor de la Torá. Por ello, el hombre tiene que esforzarse en asemejarse al Arca del Testimonio y, como un león, superar a su Inclinación al Mal, particularmente en nuestros días en los que no tenemos el Bet Hamikdash, ni Cohén Gadol ni Menorá, los cuales tenían
el poder de despertar en el hombre la conciencia de su propósito en el mundo.

Y ya que el estudio lleva a la acción, entonces, el hombre puede hacer de sí mismo un Arca de Testimonio nueva.