PARASHAT HA´SHAVÚA: «VA´YERÁ»

Parasha: Va´yerá, וַיֵּרָא, apareció.  Génesis 18:1–22:24. Haftará sfaradit: Reyes II, 4:1-23. darshan: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita.


“Y al ganado, corrió Abraham” (Bereshit 18:7)

El hecho de que Abraham corriera hacia el ganado requiere de una explicación, pues, ¿qué necesidad tenía de correr?, ¿por qué no podía haber ido caminando con calma para tomar un becerro tierno y bueno? Y, particularmente, queen ese momento él estaba débil por la circuncisión que se había hecho a sí mismo tres días antes. Se puede explicar que para poder servir a Hakadosh Baruj Hu es necesaria una condición básica e importante: la diligencia. Esto lo aprendemos del propio Abraham Avinu, quien, cuando recibió la orden de elevar en sacrificio a su preciado hijo Yitzjak sobre el altar, se levantó de inmediato en la madrugada para cumplir con la mitzvá del Creador, pues dice el versículo (Bereshit 22:3):

“Se levantó Abraham por
mañana”,

sobre lo cual nuestros Sabios, de bendita memoria, estudiaron (Tratado de Pesajim 4a):

“De aquí, que los diligentes se apresuran a cumplir las mitzvot”.

Se entiende de esto que Abraham no tenía la obligación de levantarse temprano en la madrugada para cumplir la mitzvá; y a pesar de que Hakadosh Baruj Hu no le había ordenado que lo elevara en
sacrificio de inmediato, podría haberse retrasado un poco. De todas formas, Abraham se apresuró a cumplir con la mitzvá que le había ordenado el Creador. Así también se condujo con los huéspedes que llegaron donde él, aquel tercer día de su circuncisión. A pesar de que estaba delicado por la cirugía, el versículo (18:1) nos dice:

“Y él estaba sentado a la entrada de la tienda, al calor del día”.

Rashí explica que se trataba del tercer día de su circuncisión, y Hakadosh Baruj Hu había venido a preguntar por su bienestar. Obviamente, a simple vista, Abraham estaba exento de recibir huéspedes, pues, por fuerza mayor, físicamente no podía. Y, además, Hakadosh Baruj Hu mismo se encontraba presente visitándolo. ¿Qué tenía que hacer Abraham corriendo en busca de huéspedes justo en ese momento?

Imaginémonos que un hombre enfermo se encuentra postrado en cama y viene el rey a visitarlo. De pronto, se escucha que tocan a la puerta y se trata de un visitante cualquiera; entonces, el enfermo se dirige al invitado y conversa con él, mientras que desatiende al rey. Es indudable que ese no es eL comportamiento debido. Y esto es precisamente lo que hizo Abraham; a pesar de que Hakadosh Baruj Hu se encontraba visitándolo, de todas formas, la mente de Abraham estaba pendiente de la posibilidad de que llegaran huéspedes, o de que quizá hubiera viajeros que él podría recibir en su tienda.

Y está claro que la conducta de Abraham era la correcta, pues aun cuando se dedicó a los huéspedes, no desconectó su pensamiento de la Shejiná sagrada, ya que todos sus actos eran en Nombre del Cielo. Aun en esos momentos, él estaba apegado a Hakadosh Baruj Hu y se encontraba con él. Por eso, Hakadosh Baruj Hu accedió a que Abraham saliera a atender a los viajeros mientras Él esperaba, y no fue estricto
en este punto. Abraham fue meritorio de que la Shejiná sagrada se condujera de esta forma debido a que él era diligente en el cumplimiento de las mitzvot. Abraham se dijo:

“A pesar de que ciertamente el que está ocupado en una mitzvá está exento de cumplir otra mitzvá, de todas formas, existe la posibilidad de hacer ambas a la vez, ¿por qué habría de dejar cumplir alguna de ellas? ¡Al contrario! Si soy diligente, tendré el mérito”.

Por ello, aun cuando estaba enfermo y le era dificultoso atender huéspedes y Hakadosh Baruj Hu se encontraba visitándolo, de todas formas, él buscó más mitzvot que cumplir.

A simple vista, ¿por qué es tan importante el hecho de cumplir la mitzvá con diligencia? ¿Qué tiene de especial la cualidad de la diligencia? El autor de Orjot Tzadikim escribió acerca del elogio de la cualidad de la diligencia: “La diligencia es una virtud muy grande para la Torá y para las mitzvot; es la cualidad de los Tzadikim en el servicio al Creador Yitbaraj. Aquel que realiza sus acciones con diligencia demuestra
fehacientemente su amor por el Creador, como el siervo que ama a su patrón y cumple su voluntad con diligencia. Así fue Abraham Avinu, quien quitó del corazón su amor por su hijo preciado, por Yitzjak, y fue a cumplir con la voluntad del Creador, anulando su amor por su hijo en favor de su amor por el Creador. Y se apresuró a despertar en la madrugada para salir a cumplir la orden del Creador con todo el corazón. Esto se debió a que su pensamiento estaba conectado con su gran deseo de satisfacer al Creador Yitbaraj”. Así se condujo Abraham Avinu también cuando llegaron los huéspedes. Enfermo, postrado en cama, angustiado, con dolores agudos —después de todo, él era un anciano de cien años—, en el tercer y más difícil día de su circuncisión, los atendió. Abraham no podía permanecer quieto ante la mitzvá que tenía delante con la presencia de aquellos visitantes. Por eso, en aquel momento, la cualidad de la diligencia ardió tus huesos, y se olvidó y se desentendió de todos los dolores y sufrimientos de su cuerpo; se levantó con alegría y con diligencia, como un joven, y se dedicó a atender a los huéspedes con amor y entrega. Como lo que escribió el autor del Orjot Tzadikim, que la diligencia en las mitzvot demuestra el gran amor por el Creador Yitbaraj, Quien ordenó aquel precepto —cualquiera que sea— que la persona cumple. Y esta cualidad es como una joya que embellece la mitzvá, y le agrega gracia y esplendor. Así dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria:

“Si se te presentó la oportunidad de realizar una mitzvá, no la pospongas”.

Cuando se le presenta una mitzvá, el hombre tiene que apresurarse a cumplirla, porque el hombre tiene que sentir que la mitzvá es como una parte inseparable de él, y su vida depende de ella; entonces, se apresurará a cumplirla con extremo amor y afecto. Ésta es la razón por la que Abraham no le prestó atención a la dificultad corporal y a los innumerables sufrimientos, porque cumplía las mitzvot con extrema diligencia. Incluso a sus hijos y a sus siervos, los educó en este sendero. Por ello, a pesar de que Eliézer había sido circuncidado en ese mismo día, e indudablemente tenía los mismos achaques y dolores agudos que su patrón Abraham, de todas formas, Abraham lo urgió a salir en busca de huéspedes, para imbuir en él la cualidad de la diligencia. Así Eliézer comprendería y sabría que las mitzvot se tienen que cumplir con diligencia y alegría. Solo así se revela y se demuestra el gran amor por Hashem Yitbaraj y por Su Torá. De esta misma forma, se condujo Abraham Avinu también respecto de su hijo Yishmael, para educarlo en la diligencia del cumplimiento de las mitzvot. A pesar de que Yishmael también había sido circuncidado ese mismo día, como todos los demás, y tenía los mismos dolores que todos los circuncidados , parecería que Abraham no tuvo misericordia de él. Pero todo esto fue para que aprendiera a reconocer la virtud de la diligencia en el cumplimiento de las mitzvot.
Esta cualidad es una joya que adorna la mitzvá.