Parashá: «Vayera» Vio, וַיֵּרָא. Génesis 18:1–22:24. Haftará sfaradit: Reyes II, 4:1-23 .Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita
Hashem recuerda la Atadura de Yitzjak para el bien de los Hijos de Israel
Toma, por favor, a tu hijo, a
tu único [hijo], aquel que amas”
(Bereshit 22:2).
En la Atadura de Yitzjak, Avraham Avinu descubrió el gran amor que albergaba por Hashem Yitbaraj. Avraham Avinu podía haberle cuestionado a Hakadosh Baruj Hu:
“Amo del universo, me habías asegurado
que ‘de Yitzjak se dirá que tienes simiente’;
entonces, ¿cómo puede ser que me pidas
que lo sacrifique sobre el altar?”,
pero él no hizo preguntas. Él se levantó en la madrugada y se dirigió con diligencia a cumplir la voluntad de su Creador. “Y madrugó Avraham por la mañana”, y su hijo Yitzjak fue con él con la misma intención pura y con el mismo pensamiento sagrado, como declara el versículo y lo recalca: “y fueron ambos, juntos”.
Cuando Avraham tomó el cuchillo con el cual iba a degollar a su hijo, incluso los ángeles en las Alturas se emocionaron y lloraron al ver semejante entrega total; cuán infinito era el amor de Avraham por Hashem Yitbaraj, que cumplió Su voluntad con todo el corazón, con alegría y regocijo. Entonces Hakadosh Baruj Hu envió a un ángel que le ordenó a Avraham: “No envíes la mano al joven”. No obstante, Avraham no cedió y quiso, si no degollarlo, por lo menos hacerle alguna herida de la cual brotara sangre, y así cumplir en
algún grado con la orden de elevarlo en sacrificio. Pero el ángel le dijo, en Nombre de Hashem: “No le hagas absolutamente nada, porque ahora sé que eres temeroso de Dios”.
A simple vista, hace falta una explicación. ¿Acaso recién en ese momento Hakadosh Baruj Hu tuvo claro que Avraham Avinu era “temeroso de Dios”? ¿Acaso no le bastaron las diversas pruebas a las que lo había sometido, las cuales Avraham pasó con éxito, y que demostraban su gran amor por Hashem Yitbaraj? ¿Por qué solo con la prueba de la Atadura de Yitzjak Hakadosh Baruj Hu le dijo que “ahora sé que eres temeroso de Dios”?
Dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Berajot 61b), que en medio de que estaban ejecutando a Ribí Akivá, llegó la hora de recitar el Shemá. Mientras rasgaban su carne con peines de hierro, él estaba ocupado en su recitación del Shemá y en su aceptación del yugo celestial. Los alumnos de Ribí Akivá le preguntaron: “Rabenu, ¿aun en esta circunstancia [va a concentrarse en las mitzvot en lugar de desahogar su dolor clamando]?”. Ribí Akivá les respondió: “Toda mi vida estuve angustiado en busca de la forma u oportunidad de cumplir lo que dice el versículo ‘Y amarás a Hashem, tu Dios, […] con toda tu alma’, el cual implica que aun cuando Él tomare tu alma debes amarlo. Siempre me preguntaba a mí mismo cuándo tendría la oportunidad de cumplir con este versículo. Ahora que me ha llegado la oportunidad, ¿no lo voy a cumplir?”. Y mientras Ribí Akivá se extendía en pronunciar la palabra Ejad, la última palabra del Shemá, su alma abandonó su cuerpo.
Pensé en explicar, besiatá Dishmaiá, que la intención de Ribí Akivá era la de decirles a sus alumnos que, a pesar de que era cierto que a lo largo de toda su vida él había declarado en voz alta, al recitar el Shemá, que él amaba a Hakadosh Baruj Hu con el corazón y con el alma, e incluso había anunciado a toda voz que él estaba dispuesto a entregar su vida en el cumplimiento de las mitzvot de Hashem, siempre temió que su intención no fuera sincera o verdadera. Él pensaba que quizá todo lo que decía era solo de la boca para fuera, y que no era capaz —en caso de que se diera— de atravesar la prueba con éxito. Y así, si Hakadosh Baruj Hu fuera a poner a prueba precisamente en ese aspecto, quizá no iba a tener el coraje de tener éxito en dicha prueba. De ese modo, todo lo que había dicho acerca de su amor por Hashem no habrían sido sino palabrerías.
Esto era lo que temía Ribí Akivá, por eso dijo: “Toda mi vida estuve angustiado en busca de la forma u oportunidad de cumplir lo que dice el versículo […] Ahora que me ha llegado la oportunidad, ¿no lo voy a cumplir?”. Él quiso que Hakadosh Baruj Hu lo pusiera a prueba para demostrarse a sí mismo que en verdad el amor por Hashem ardía en su ser, y no eran solo palabras vacías.
Al ver Ribí Akivá que él estaba contento y alegre de entregar su alma en honor de Hashem Yitbaraj, se dio cuenta de que iba a poder pasar su prueba con heroísmo, y que, en efecto, el amor por Hashem estaba grabado en su ser y ardía en él; entonces, comprendió y creyó que el sendero de Hashem es el sendero correcto y justo, porque recién en ese momento se le había presentado la oportunidad de reconocer de verdad la grandeza de Hashem Yitbaraj.
Lo mismo ocurrió con Avraham Avinu. Ciertamente, Avraham Avinu ya habían pasado con éxito varias pruebas; no obstante, no se podía comparar ni equiparar la prueba de la Atadura de Yitzjak a todas las pruebas anteriores. El solo hecho de tomar a un hijo y degollarlo es una prueba en extremo difícil, y, con más razón, cuando ese hijo es hijo único. Además, ese hijo era muy amado, ya que les nació a progenitores de avanzada edad. Avraham Avinu, a lo largo de toda su vida, también buscó la oportunidad de demostrar la grandeza de su amor por Hashem Yitbaraj, así como lo hizo Ribí Akivá.
No obstante, lo cierto es que Avraham Avinu siempre divulgó el Nombre de Hashem delante de las personas de su generación, y el amor por Hashem estaba bien arraigado en su ser, pero aquello aun no era prueba suficiente para demostrar que él estaba dispuesto a dar absolutamente todo en Nombre de Hashem Yitbaraj. Avraham Avinu temió que a la hora de la prueba quizá el coraje que tenía no le sirviera de nada. En aquel momento, Hakadosh Baruj Hu lo probó de hecho con una prueba extremadamente difícil. Cuando Avraham Avinu vio que estaba dispuesto a cumplir con la voluntad de Hashem con alegría, a pesar de la gigantesca dificultad que ella implicaba, se alegró de forma extraordinaria, porque con esa prueba iba a demostrar cuánto amor por Hashem tenía en su ser. Por eso, solo en ese momento, Hakadosh Baruj Hu le dijo: “Ahora sé que
eres temeroso de Dios”; es decir, con dicha prueba quedaba demostrado a los ojos de todo el mundo que el amor por Hashem ardía con fuerza en el seno de Avraham, pues él estaba verdaderamente dispuesto a entregar todo lo que más quería en favor del cumplimiento de la orden de Hashem. Y si Hakadosh Baruj Hu atestiguó la fidelidad de Avraham, acerca de que era “temeroso de Dios”, ello era en condición de una aseveración fiel de que Avraham está siempre apegado a Hakadosh Baruj Hu, y de que el temor de Dios se encuentra siempre en su boca. Por ello, dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria, que Hakadosh Baruj Hu creó el mundo gracias a Avraham Avinu, a partir de lo que dice el versículo (Bereshit 2:4):
“Éstas son las descendencias del cielo y la tierra al crearlos…”,
en donde la expresión “al crearlos” en hebreo es behibaream ( ,(םארבהב y al reorganizar las letras se obtiene beavraham ( םהרבאב ), que significa ‘por Avraham’. Por lo tanto, se puede decir que Hakadosh Baruj Hu creó todo el universo por él cuando vio el nivel elevado y puro de Avraham, que estaba hilado como hilo carmesí fuerte, a lo largo de su vida, desde el comienzo hasta el final.Y si reforzáramos las tres columnas que nos heredaron nuestros Patriarcas, podremos estar seguros de que el amor por Hashem estará arraigado en nuestro corazón y no nos desviaremos del sendero de Hashem durante toda nuestra vida. Amén veamén