PARASHAT HA´SHAVÚA: «VA´YIKRÁ»·

Parashá; וַיִּקְרָא, Va´Yikrá, LLamó. Levitico  1:1–5:26. Haftará sfaradit :Samuel I 15:1-34 Darshán: Morenu Verabenu Ribí David Jananiá Pinto, shlita


“Cuando alguno de entre
vosotros presente una ofrenda
a Hashem, de los animales, del
vacuno o del ovino ofreceréis
vuestro sacrificio” (Vaikrá 1:2).

Se puede preguntar: ¿por qué los Hijos de Israel recibieron la orden de llevar sacrificios a Hakadosh Baruj Hu, ya sea del ganado vacuno o del ovino, macho o hembra? ¿Acaso no bastaba con que el hombre hiciera teshuvá por sus pecados y así se acercara a Hakadosh Baruj Hu? ¿Por qué había necesidad de llevar sacrificios? Para tratar de esclarecer este asunto, primero, citaremos las palabras del Rambán (Vaikrá 1:9), quien escribió, acerca de los sacrificios, que cuando se degollaba el korbán que venía a ofrendar una persona, se rociaba la sangre del sacrificio sobre el Altar, y se quemaban el vientre y los riñones en la hoguera, teniendo en menteque todas aquellas labores que se le hacían al korbán, en realidad, deberían habérsele practicado a la persona misma, a su propio cuerpo.

Por lo tanto, el hombre tenía que imaginarse que debido a sus pecados y su culpa, él mismo era el que realmente debería haber sido degollado, quemado y ofrecido sobre el Altar de fuego de Hashem. Pero Hakadosh Baruj Hu, por Su infinita misericordia, había intercambiado el cuerpo del hombre pecador por el del animal; entonces, la sangre del animal había tomado el lugar de la del hombre y la vida del animal, la del hombre. Y desde el momento en el que se ofrecía el animal, todo lo que se le hacía era para expiar por los pecados del hombre. Siendo así, en el instante en el que el hombre internalizaba todo esto, de inmediato,volvía en teshuvá completa.

Los animales se alegraban cuando eran ofrecidos a Hashem en el Mizbéaj, pues aun cuando no tengan una parte divina, ni alma, ni ningún poder divino, ellos, de todas maneras, desean cumplir con la voluntad de Hashem Yitbaraj. Siendo así, toda persona tiene que aprender una gran moraleja de los animales y de los sacrificios que eran elevados a Hashem Yitbaraj, y cumplir con la voluntad de Hashem. Pero, lamentablemente, las personas andan con la cabeza en alto, orgullosas, y no se comportan con humildad ni sumisión. No aprenden la moral de los animales y no le prestan atención en absoluto al camino por el que andan.

La Torá dijo que, para rectificar los defectos causados por los pecados —ya sea los que se correspondencon los hombres o los que se corresponden con las mujeres, cada cual de acuerdo con su nivel y con su porción en la Torá—, se tienen que traer korbanot machos o korbanot hembras, según corresponda. A esto se debe que la Torá dijera que hay que ofrendar korbanot de los animales, los cuales no buscan cambiar su esencia, sino que, por el contrario, reconocen cuál es su esencia, reconocen a su Creador y no se rebelan contra Él, y siempre están contentos y alegres de cumplir con la voluntad del Creador. Y ya que las personas, en contraste con los animales, son más inteligentes, el animal toma el lugar de la persona y expía por ella para que también la persona sepa, desde ese momento en adelante a Quién se lo debe todo, reconozca al Creador y cumpla con Su voluntad de todo corazón.

De acuerdo con lo dicho, se comprende muy bien el tema de los korbanot, y por qué los korbanot que se ofrecían provenían de los machos y de las hembras. En el caso del hombre, éste llevaba un korbán hembra para recordar así muy bien en ese momento que de haber transgredido el mandato de Hashem, era responsable por ello, y se asemejaba a una mujer, que no está obligada a cumplir todas las mitzvot que dependen del tiempo. Teniendo esto en mente, el hombre se arrepentía por completo. Y la mujer también tenía que hacer su propia introspección, y pensar si es que acaso ella había transgredido alguna de las mitzvot que no dependen del tiempo, de las que sí está obligada a cumplir, y debía también arrepentirse de sus transgresiones. Es por eso por lo que también ellas llevaban korbanot machos, para recordar que tenían igualmente que rectificar sus actos. Así se comprende que también se traen korbanot de los animales, porque estoscumplen con la voluntad del Creador, contentos y alegres, de ser elevados sobre el Altar para Hashem.

No obstante, hoy en día, en que no tenemos el Bet Hamikdash, ni korbanot que ofrecer delante de Hakadosh Baruj Hu para expiar nuestros pecados, tenemos el estudio de Torá que ocupa el lugar de los korbanot. Como dijeron nuestros Sabios, de bendita memoria (Tratado de Menajot 110a), que todo el que se dedica al estudio de Torá, es como si hubiera ofrendado un Korbán Olá, Minjá, Jatat y Asham. De esta forma, expiamos nuestros pecados y nos depuramos de las transgresiones y las faltas.