Explicaciones sobre el motivo de una fiesta doblemente celebrada en todo el orbe judío.
La Torá es muy clara en cuanto a la duración de Rosh Ha´Shaná:
«El día primero del mes séptimo será para vosotros día de descanso, de convocación santa y lo conmemorareis al son del Shofar »
(Vayikrá- Levítico 23:24 y Ba´Midbar–Números 29:1).
Así, pues, ¿cómo es que hoy celebramos Rosh Ha´Shaná dos días seguidos?
En el calendario hebreo la fecha de las fiestas se determina según las fases de la luna: Rosh Jodesh, por ejemplo, el Primero de Mes, siempre es en Luna Nueva. Cuando se ve la Luna LLena es la mitad del mes. En la antigüedad, cuando en Jerusalén se levantaba el Sanedrín, dos testigos del novilunio daban cuenta del evento para que se pudiera consagrar el nuevo mes; seguidamente salían de Jerusalén unos emisarios para anunciar a los judíos de los pueblos ese hito del calendario y supieran cuándo cumplir con los preceptos festivos. Pero podía ocurrir que ese mismo día era festivo por otro motivo y, entonces, se daba la circunstancia halájica de que los emisarios no podían anunciar la consagración del mes pues no podían salir más allá del área permitida para caminar en Shabat . Así se determinó por Los Sabios que se celebrara Rosh Ha´Shaná en dos días, pues esta fiesta coincide con el Rosh Jodesh Tisré. Así, con dos días de celebración no cabía duda. Sobre todo en las comunidades de la Diáspora, donde evidentemente no daba tiempo a llegar a los emisarios. Aquí entraba en funciones un sistema de hogueras que se iban encendiendo consecutivamente para anunciar el novilunio.
«Tocad el Shofar ante la luna nueva, en lo oculto de nuestra festividad» Salmos 81:4
Nuestros sabios preguntan: «¿En qué festividad la luna está cubierta? En Rosh HaShaná» (Talmud Babilonio Tratado de Rosh Hashaná 8(A)).
Pero esto era en el tiempo del Templo, cuya destrucción es un punto de inflexión que marca, como sabemos, el devenir del judaísmo posterior al S I: el judaísmo rabínico.
Casi tres siglos después de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén (año hebreo 4119, 359 de la era común), Hilel II, presidente del tribunal, anunció que ya no era posible continuar fijando el novilunio mediante observación; por tanto, se reunió con el resto de los miembros del Beit Din -la sede del Tribunal de Justicia según el Derecho Hebreo- y concluyeron en que era de necesidad la elaboración un calendario fijo, un calendario que estuviera basado en el cálculo exacto para consagrar los meses, hasta que se pudiera volver al método tradicional mediante observación. (Rambám, Kidush Hajodesh 5:2)
Así, pues, ya no era necesario celebrar dos días. Al menos, en Eretz Israel. Pero en la Diáspora era más complicado, así que para que no hubiera diferencias de culto entre Jerusalén y el extranjero, se decidió que también en Israel se continuaría celebrando dos días, como en acto de solidaridad con los judíos diaspóricos. Y aun más: El Sagrado Zohar (III 231:1) , enciclopedia fundamental de la mística hebrea, nos dice que, en virtud de la importancia de Rosh Hashaná, los sabios consideraron necesario agregar otro día para que el juicio inherente de esta fecha sea formalizado tanto de rigor como de misericordia (din ve´rajamim) y que de esa forma la sentencia se mitigue, ya que si fuese un sólo día el mundo podría destruirse por exceso de severidad.
Entre el primer día y el segundo hay variantes rituales entre sefardíes y askenazíes. Por ejemplo, en el segundo día, cuando se toca el Shofar en el servicio matutino, los sefardíes no bendicen «She´ejeyanu»-