R. ABRAHAM ALMOSNINO Y EL AUTO DE 1489

 Historia del abuelo de Moshé Almosnino, que en la judería de Huesca, poco antes del Edicto de Granada, sufrirá el peor de los destinos para un judío del S XV.


Antonio Durán Guidol, archivero que fue de la catedral de Huesca hasta el final de sus días, publicó en 1984 un  sustancioso opúsculo sobre la judería oscense; en esta obra, de bibliografía breve pero concisísima (Amador de los Ríos, Baer, Ricardo del Arco, Balaguer,  Naval,  Regné y por supuesto los protocolos notariales de Francisco Gómez en la seo) Durán Guidol traza un retrato de la aljama de Huesca muy claro y limpio, que permite al lector observar  su historia desde muchos ángulos en pocas páginas.

Según deduce de datos aportados por  Jean Regné en  el volúmen I de la Hª de los judíos de Aragón  en «Hispania Judaica» (de 1912, pero reeditados en 1978 por la Universidad Hebrea de Jerusalén) en la ciudad de Huesca moraban unas ciento cincuenta familias en el S XIII, lo que representaría casi el 18% de la población total. Es decir, al tercera aljama de Aragón,  por detrás de Zaragoza, con un 31%,  y de Calatayud, con un 22%. Según Baer, además vivían allí unos 300 jóvenes que no tributaban y que elevarían la cifra real de judíos, entre mujers, niños y ancianos, a unos 1500 en el S XIV. Tantos que había tres sinagogas y por ende un gran número de  rabinos, ya que también había Beit Midrash y Talmud Torá.

Y entre esos rabinos estaba  rabí Abraham Almosnino, que ocupó el cargo entre 1465 y 1489 -sólo algunos años antes de la emisión del edicto de expulsión . Fue el abuelo del célebre rabino salonicense RABI MOSHÉ ALMOSNINO. 

Antepasado de todos ellos fue Jaím Almosnino, clavario de la aljama en 1352, cuando la desolación general por las epidemias de peste bubónica. El oficio de clavario de aljama consistía en la administración económica de la aljama, equilibrando con justa sabiduría  los vaivenes entre los gastos y los ingresos. (De aquí proviene el término popular «clavada» en castellano actual para referirse coloquialmente a exceso en una cuenta) Jaim Almosnino pagó 145 sueldos al cabildo de la catedral de Huesca en concepto de diezmo (décima parte) de los ingresos obtenidos por las viñas de los judíos oscenses.

Según Baer, Abraham Almosnino, además del rabinato, tenía otra ocupación: la de corredor. Consistía este oficio -que no cargo- en lo que hoy se denomina «corredor de bolsa», esto es , una labor parecida a la de un agente comercial, que ponía en contacto al vendedor con el comprador y viceversa para firmar un trato; el corredor fijaba un precio en esa transacción, hayando la media entre lo ofertado y lo demandado. Era un oficio respetadísimo, porque era quien movía el engranaje del desarrollo y generaba economía entre todos.

Ubicación probable de la sinagoga menor

Ahora bien, ¿por qué el rabinato de Abraham Almosnino acaba en el año de 1489? ¿Por qué de los doce rabinos de Huesca en 1487, la mitad de ellos terminan su rabinato en 1489?

R. Abraham Bivash, a mediados del S XV, se había convertido en un gran defensor intelectual  del judaísmo y, por eso, fue pieza clave para que muchos seguidores de la fe mosaica no acabaran convirtiéndose al cristianismo. Es más, algunos que ya se habían convertido, a través de este rabino, retornaron al judaísmo. En 1465, un grupo de conversos llegó a Huesca y algunos de ellos pidieron ser circuncidados. R Bivash atendió la petición y formalizó sus Brit Milá. Algunos años después, en 1484, Bivash falleció, y entonces La Inquisición se hace eco de las andanzas de aquellos conversos arrepentidos. El proceso inquisitorial culminó con un auto de fe perpetrado en Huesca en 1489, en el que fueron «ajusticiados» según la maldita ley dominica,  Azach Arrondí y Jucé Papur,  Azach Cocumbriel y Abraham alEntiencí, y jutno a todos ellos, Abraham Almosnino.

El grupo de conversos reconciliados con el judaísmo estaba liderado -dice Baer- por un acaudalado converso castellano  llamado Juan de Ciudad , de 50 años, que tras vender toda su hacienda quiso embarcar en el puerto de Valencia rumbo a Eretz Israel. Pero en el puerto valenciano fue desvalijado por una banda de facinerosos y anduvo dando tumbos de aljama en aljama pidiendo ayuda, hasta que llegó a Huesca. Allí tenía conocimiento de rabí Bivash, que le alojó en su casa. Y allí fue donde tuvo la idea de querer circuncidarse, para llegar a Jerusalén como judío. La ceremonia entrañaba un alto riesgo y fue ejecutada -con sigilo pero con solemnidad- en casa de r Abraham Almosnino,  en presencia de todos los notables de la aljama. Al día siguiente, tras el rezo de Shajarit, convocó consejo y les hizo jurar a todos los que en su casa estuvieron la noche anterior que no contarían nada de lo ocurrido,  ni a sus familiares más íntimos. Parece ser que,  en una ceremonia más discreta,  también circuncidaron al hijo de Juan de Ciudad. Ambos partieron luego a Jerusalén. Más tarde, pero por aquellos mismos días,  se practicaron otras circuncisiones a otros conversos, como por ejemplo a Samuel Parentí, unos cuantos miembros de la familia Santántgel y muchos más.

En marzo de 1489- 25 años después de los hechos- se les imputaron los cargos, que los rabinos y notables judíos en principio negaron. Para el mes de mayo ya habían sido lo suficientemente torturados como para haber declarado todo. Fueron quemados vivos todos menos Isaac Bivash, que antes de la condena se convirtió al cristianismo para no tener que ser quemado vivo y sólo morir ahorcado. La sentencia se ejecutó el 11 de diciembre de 1487 en el lugar llamado Campo del Toro, junto al convento de los dominicos en Huesca.