YEHUDÁ ALATZAR

Noticia biográfica del judío más rico de Valencia en el convulso S XIV.


 El gran filólogo  medievalista Jaume Riera i Sans, archivero de la Corona de Aragón y primer presidente de la Asociación de Estudiosos del Judaísmo, publicó en el año de 1993, en  Revista d’Història Medieval, un artículo sobre quien a todas luces parece ser la pieza clave para el estudio de los judíos en el Antiguo Reino de Valencia:  don Jafuda Alatzar, negociante, prestamista y financiero, cercano al rey Pedro IV y su esposa, Leonor de Sicilia.

Pedro IV

No se sabe a ciencia cierta cuándo nació, pero se calcula que eso ocurrió en la primera o la segunda década del S XIV y en el seno de una familia adinerada de la aljama valenciana. Sobre  su propia familia hay aparentes divergencias en los datos que se publican: José Hinojosa Montalvo, otro gran erudito de la judería valenciana, en su entrada biográfica para la Real Academia de la Historia, dice que Alatzar, al morir, era bígamo  »  (…) pues aparecen dos viudas suyas, Adefa y Acli. Tuvo un hijo de nombre Isach Alatzar, que murió hacia 1358 ya adulto y dejó un hijo también llamado Jafudà Alatzar, que murió después de 1370. Tuvo tres hijas, que vivían cuando falleció en 1377: la mayor, Goig, casada con Salamies Nascí; Jamila y Astruga, hijas de Adefa, y parece que eran menores de edad. » Pues bien, la bibliografía que Hinojosa Montalvo ofrece en ese artículo es la Historia de los judíos en la España cristiana, de Yitzjak Baer, quien trabajó mano a mano por entre los recovecos del Archivo de la Corona de Aragón con Riera i Sans. Este, en el artículo mencionado de 1993 dice , en catalán, «mort 1’any 1377 sense hereus masc1esi amb un capital fabulós», (muerto en el año de 1377 sin herederos masculinos y un capital fabuloso») Y cita que el dato es de la Historia de Baer. No, no hay error: los hijos de Alatzar murieron antes que el padre, por eso murió sin heredero. Y fallecieron víctimas de la pandemia de peste bubónica que asoló entonces Europa.

Desde 1363 fue doméstico ad honorem de la reina Leonor  -tremebunda y ya en edad provecta- y,  desde 1364, cortesano de la casa real del esposo de ésta, el rey Pedro IV el Ceremonioso, no menos enérgico que su reina consorte. Quizás por ser un judío acaudalado y en las esferas cortesanas, Baer, según Riera, lo presenta como un cacique de índole mafiosa que manipulaba dineros como tú respiras. Tenemos que tener en cuenta dos cosas para entender ese retraro:

Una,  que Alatzar muere en  la primera quincena de abril de 1377, por lo que vivió muy de cerca la gran hambruna de 1375 y sus consecuencias sociales, por no decir ya nada de las derivadas de la pandemia de peste de 1348, una de las más mortales de la Historia, y de las intermitentes guerras internacionales y nacionales del crítico S XIV. Es decir, que fue blanco de  duros entuertos  provocados  por sus enemigos.

Otra, que Alatzar tiene unos precedentes familiares registrados en los archivos. En 1292, un tal Jafuda Alatzar es condenado por la propia aljama valenciana; ese mismo, o un tocayo, recibió en 1305, de parte del rey, una compensación de 5000 sueldos por una paliza que le dieron. Y otro con el mismo nombre, en 1327, aparece como imputado con otros más en un asesinato.

 En 1370,  dos procuradores  de la aljama valenciana fueron a Barcelona, al palacio de la reina, para  denunciar a Alatzar  como un autócrata desmedido y prepotente que manipulaba asuntos privados y públicos de las aljamas y sus judíos,  a su antojo y en su beneficio. Cuentas oscuras con los impuestos de la aljama e incluso con los recursos de la misma, concertando matrimonios que le serían beneficiosos a él y no a los contrayentes, por ejemplo. Solicitaban de su majestad que Alatzar fuera separado de la aljama. Pero la reina no sucumbió a sus deseos, aunque le inhabilitó de cargo público durante tres años.

Tuvo tres yernos:  Salomó de la CavaIleria, Salamies Nascí  (Nasí) y Abraham Affrasí, todos ellos radicados en la judería de Valencia. Goig, la hija mayor, casó con Nascí. En 1363, con motivo de la guerra, se gravaron unos impuestos especiales para sufragrla. Alatzar, sus yernos y sus nietos eran tan ricos que pecharon todos ellos la cantidad equivalente a la que pagaron juntas las aljamas de Játiva, Alcirfa y Burriana.

A su muerte, recibía al menos 37 censales. Un censal era una forma de financiación típica de la administración aragonesa. ( Un inversor cedía un capital a cambio de recibir una pensión de manera perpetua como contrapartida del capital donado: una persona o institución, necesitada de dineros (censatario), creaba una pensión censal y la vendía a una persona o institución, poseedora de capital e interesada en percibir la pensión. La tasa que medía la relación entre la pensión y el capital -el rendimiento- era llamada, en catalán, for de la pensió, y acostumbraba a ser del 7,5%. ) 854.000 sueldos al año ganaba de los censales de muchos lugares. Por ejemplo, 12.000 eran de Calatayud, y otros tantos de las aldeas de Calatayud. Hasta la misma casa real le debía dinero; de hecho el primer trato de Alatzar tuvo con el rey fue en 1353, con la compra de once zafiros que quería para la reina Leonor, y que pagó a plazos. Tal era su riqueza que hay una carta de la reina Leonor en el que se pide moderen lo que paga Alatzar para la reconstrucción de las murallas de Valencia, porque no hay nadie que pague tanto como él.

Manuel Civera. Tumbas del cementerio de las víctimas de la peste negra en Sagunto, donde se descubrió la tumba de  Isaac Alatzar, su hijo. 

Alatzar murió el diez de abril de 1377.  El día quince, el rey dió orden al gobernador de Valencia para que todos los bienes de la herencia del finado fueran incautados. Las joyas se las dio el rey a su querida de entonces, Sibila . Los libros de cuentas taradaron mucho en encontrarse y hubo que traducilos del hebreo. Los herederos recurrieon y al final recibieron un millón ochocientos quince mil sueldos libres de impuestos.