
Breve acercamiento a la Hagadá de Pésaj: ¿sabes por qué se llaman así? ¿Desde cuándo se editan? ¿Por qué tienen tanta importancia y algunas tanto valor? ¿Son todas iguales?
Hagadá , הגדה (fem. plural “hagadot”) viene del infinitivo “le’haguid”, que traduciremos por decir, contar , narrar; es un verbo un tanto especial porque sólo se usa en infinitivo o en futuro, pero con el sentido de imperativo. Para presente y pasado se prefiere el verbo Lomar, que es un sin’onimo, adem’as de un cultismo. No es habitual que aparezca en presente o en pasado, aunque la traducción más literal de su primera acepción, para nosotros, sea el participio pasado “Dicho”

Y “dichos” son las sabias cosas que dijeron en las conversaciones de Nuestros Sabios de la primera época rabínica, Jaza´l (acrónimo de “bendita sea la memoria de nuestros sabios”) quienes compilaron en el Talmud todo lo que se dijo sobre asuntos relevantes: leyendas, historias y cuentos que encerraban verdades -apólogos, midrashím, interpolaciones parabólicas, incisos para la captatio benevolentiae de los discípulos.
De ese “decir” viene también el término “naguid” , נגיד, que hace referencia al título de máximo honor que podía recibir un líder comunitario en la Sfarad medieval. Ha´Rambám fue un naguid, un genio, un ga´ón, alguien que tenía muchas cosas que decir y a quien muchos gustaban escuchar.
De esa recopilación de leyendas, cuentos, narraciones, tenemos la Hagadá por antonomasia: La Hagadá de Pésaj, un compedio de midrashím, salmos, dichos de Jasa´l, bendiciones y literatura litúrgica (piuytím) cuyo objetivo es responder a una pregunta infantil, hagadá le´baneja (cuento para tus hijos): ¿por qué esta noche es distinta y comemos matzá?
Es primavera, es la primera luna llena del primer mes del ciclo que cuenta los años desde la Creación del Mundo -la existencia es aún como un niño- y se renueva el ciclo memorístico del precepto en manos del preceptor: recordar –sobre todo a los niños, para que sepan de donde vienen- no sólo la liberación de la esclavitud egipcia, con el salto del Angel por las casas de los hebreos, sino también el salto metafórico del Mar Rojo, que hace pasar a los hebreos a ser un pueblo con una Ley bien clara y definida, para pasar el Jordán y acceder a la Tierra Prometida.

Se desconoce en qué momento preciso se empezaron a escribir las Hagadot de Pesaj , pero todo indica que el comienzo es cuando se destruye el Segundo Templo. La lectura de la Hagadá vendría a reemplazar el Korbán Pésaj de la primera noche de la Pascua , cuando para propiciar la cercanía (korbán no significa sacrificio, acto sagrado, sino que viene de lekarev, acercar, aproximar) se ofrecía en holocausto un cordero de cuyo rastro hay un hueso en la keará de Pésaj, la fuente de los símbolos pascuales en toda mesa judía esa noche familiar e infantil.
Es decir, que más o menos para el S II d.e.c., cuando se estaba acabando de componer la Mishná, el leil ha´seder, la noche del orden, estaba prácticamente ya definido como hoy. La Hagadá es por tanto lo que la tradición oral recopila sobre la salida de Egipto. Aunque de todas formas el texto más antiguo que conocemos es el redactado por Sa´a dia Ha´Gaón, en el S X d.e.c. Luego, en la baja Edad Media se le agregaron los himnos y los poemas. En total se tiene constancia bibliográfica de 4730 hagadot hasta 1980. Y aumentando, pues las hay de todos los estilos. Infantiles, kibutzniks, teimaníes (yemenitas) etc.
Algunas de ellas son muy célebres. Por ejemplo, la Hagadá de los Rothschild, un manuscrito de cien páginas miniadas (con miniaturas gráficas) cuya belleza se debe a una artista de la propia dinastía, Charlotte de Rothsclild, esposa de Lionel de Rothschild, el primer judío que se sentó en la Cámara del Parlamento del Reino Unido, a mediados del S XIX. Se realizó como regalo de cumpleaños para su tío, Amsell Meyer de Rothschild. Forma parte de la Colección Braginsky , la mayor colección privada de manuscritos hebreos de todo el mundo, y es preservada en Zúrich, Suiza.

Otra Hagadá muy famosa es la llamada Hagadá de Sarajevo, que no es de Sarajevo sino del Reino de Aragón (probablemente hecha en Barcelona en el S XIV.) Se llama de Sarajevo porque está guardada en el Museo Nacional de Bosnia-Herzegovina, tras ser vendida por Yosef Cohen en 1894. Pero entre Sfarad y su actual emplazamiento, hay señales de que por lo menos hasta el S XVII sirvió en las Leilot Ha´Seder de muchas comunidades de Italia. Durante La Shoá fue escondida en una mezquita. Se trata de un maravilloso manuscrito iluminado –los que en sus letras capitales presentan luminosas ilustraciones en pan de oro y colores brillantes.
La Península Ibérica fue de profusa edición de Hagadot antes de la expulsión, en especial en Barcelona, como es el caso de la Hagadá Dorada, de 1320, o la Hagadá de Cataluña, o la Rylands, que es probable que se editara en Valencia, en 1350, y hoy está conservada en la Universidad de Manchester.
También existen, por supuesto, Hagadot en judeo-español, como la que se exhibe en el Museo de Arte Judío de Italia: una Hagadá imprimida en Venecia en el año de 1609 por Israel Ha´Sifroni con espectaculares y entonces innovadoras ilustraciones que desafiaban las leyesde la ortodoxia sobre el aniconografismo de la religión judía.
Esta pieza tiene la particularidad de presentar una edición trilingüe: además del judeo- español también presenta el texto hagádico en judeo-italiano y en judeo-alemán, es decir, las tres lenguas en las que se comunicaban los judíos del gueto de Venecia en el S XVII. Fue una Hagadá pionera, que sirvió de molde para todas las Hagadot futuras (en especial en Livorno y resto de comunidades de la cuenca mediterránea) en cuanto a su ecdótica -el sistema de edición, la disposición de los párrafos junto a las ilustraciones, el clásico tipo de letra sefardí cuadrada, etc.
También es digno de mencionarse una Hagadá moderna, única en el mundo, en hebreo original con transliteración al ladino, al español, el portugués , al francés y al inglés con comentarios aclarartorios en español, obra de r Matzliaj Melamed, de Miami, Florida, editada en 1981, pero que tiene un importante valor textual.
El rabino Moises Chicurel nos ofrece este siguiente video sobre una Hagadá en ladino