BÜYÜKADA

Una sinagoga que quizás sea la menos conocida de todas las que quedan en Estambúl.


En el Mar de Mármara, frente a la costa asiática  de Estambúl, hay un archipiélago que hoy los turcos llaman Islas Rojas (Adalar) pero que antes llamaban Las Islas de los Príncipes. Un remanso de paz en la bullente megalópolis , sin apenas tráfico rodado -la gente se mueve en bicicleta o a caballo- y con un sólo ferry diario  para zarpar desde el continente. Un paraíso cercano para las familias más pudientes, que aquí poseen magníficas villas de corte europeo y decimonónico bajo la intensa luz de las latitudes de la cuenca mediterránea.

En tiempos del Imperio Bizantino eran usadas para los destierros y aquí fueron exiladas los últimos sultanes otomanos ( de ahí el cambio de nombre príncipes a rojos) Uno de los más conocidos exilados fue Lev Tolstoi.

La mayor de las islas es Büküyada (La Grande) Hay conventos ortodoxos y mezquitas sunitas. Puesto que la alta burguesía judía de Constantinopla también veraneaba en este maravilloso lugar, también hay una sinagoga, advocada al nombre de Jesed Abraham, construida en 1906.  Sólo ofrece servicios en verano; como el resto de oratorios judios en las otras ocho islas del archipiélago, y para poder asistir a sus rezos hay que pedir cita en el Gran Rabinato primero. De hecho , el copresidente de la comunidad judía de Estambúl, ladino-parlante, vive en este lugar. Su padre fue herido en un atentado terrorista contra una sinagoga estambulita hace años.

Buyukada en su tiempo fue conocida como la isla de los judíos. Tras la estampida hebrea por el crecimiento del islamismo, ya no. Aunque para muchos de todos aquellos hijos de la expulsión aún es un sitio al que volver en verano de visita. Algunos vendieron sus kosks (mansiones) y otros aún mantienen sus konaks (villas) De las tres sinagogas que hubo en la isla sólo permanece la de Jesed Abraham. También queda un beach club judío, una carnicería y un restaurante kasher. Y el ferry de la comunidad judía, uno de los seis diarios que operan con este magnífico -y exclusivo-  lugar a una hora y media de Estambúl. Alguien dijo que era como estar en Conney Island pero en turco, pero es difícil imaginar una luz mediterránea tal en Estados Unidos, pro no decir de la cantidad de cultura que ha ido y venido por estos lugares.