GÖKE

 El barco en el que  zarparon hacia Constantinopla  muchos hispano-judíos del S XV  al ser expulsados de las coronas de Castilla y Aragón.


Los judíos expulsados de los reinos de Castilla y Aragón, como sabemos, no  abandonaron la Península Ibérica en un sólo grupo; de hecho,  siquiera todos la abandonaron: muchos se fueron a Portugal; o a Navarra, donde el decreto de la Alhambra no aplicaba; incluso es muy probable que algunos se refugiaran tras las montañas de la cornisa cantábrica;  otros, en barcos,  partieron hacia el norte de Africa o hacia la Península Itálica; y un tercer grupo se refugió en el entonces incipiente Imperio Otomano, donde el proyecto de erigirse en una entidad política dominante necesitaba de seres capaces y hábiles que colaboraran en la ingente empresa de dominar la cuenca mediterránea y todo lo que se pudiera del Próximo Oriente.

Pero los judíos que no abjuraron de la fe mosaica y zarparon hacia Constantinopla -y solo hasta esta ciudad, recién conquistada a los bizantinos- tampoco lo hicieron de forma homogénea, en un único viaje, sino en varias oleadas. (Lo cual no impide que muchos años después hubiera una serie de movimientos migratorios de sefardíes desde la Península Itálica a lo largo del S XVI)  Eso sí, parece ser que todos los judíos (del sur de la Península Ibérica) que viajaron a Constantinopla lo hiceron  a bordo de la misma nave, el Gücke: esta famosa nao, el último grito,   era ni más ni menos que el buque insignia de la armada del sultán  Beyazid II ; su capitán era  el  temido almirante el corsario llamado  Kemal Reis.

Nacido en Gallipoli -junto al Helesponto- en 1451, Camali (así le conocían en Sfarad en lengua española) comenzó su carrera militar como comandante en jefe de la isla de Eubea -hoy Grecia. En 1487, en el esplendor de su facultades, le fue encargado por el propio poder imperial ir a defender las tierras del emir que gobernaba en Granada, Muhamad XII (Boabdil), acosado por las tropas de la reconquista cristiana y por los entuertos de lucha de poderes entre su propio padre y él.

Para acometer la empresa de socorrer a Boabdil, el último rey del reino nazarí de Granada. se le concedió el mando de un prodigio de la navegación de entonces, el Göke, una nave construida en 1485 , capaz de acoger ni más ni menos que  a setenta hombres en la tripulación -cantidad enorme para la época, lo  normal rondaba los cuarenta. Esta carabela  estaba equipada, además,  con las últimas innovaciones  en cañones y velámen.

Kemal, en su carrera corsaria de terror total por los puertos,  surcó las aguas mediterráneas, desde el Egeo a Gibraltar, infundiendo en todas las costas por las que pasaba,  el poderío rotundo de la armada turca y su imposición violenta, saqueadora y asesina.

De esa manera -entre las muchas escaramuzas que protagonizó-  llegó a las costas de Málaga, que asoló, junto a las poblaciones aledañas, por haber sido reconquistadas por las huestes de Fernando de Aragón.  Kamal Reis dejó  a su paso una gran destrucción y apresó a un  gran número de prisioneros. Luego pasó a las Islas Baleares y a  la cercana Córcega -entonces bajo la Corona de Aragón- hasta llegar a Pisa, en la ribera toscana del Arno. Desde  allí regresó con sus naos a las costas andaluzas, donde recogió tanto a musulmanes como a judíos,  tanto en 1490 como en 1492. Y además, bombardeando Elche, Almería y Málaga, contra la cual tenía especial inquina parece ser.

Todas estas incursiones mediterráneas, incluso más allá del Estrecho de Gibraltar, pues llegaron incluso a las Islas Canarias, las hizo en compañía de su sobrino , Piri Reis, gran cartógrafo marino de su época.

Mapa de la costa andaluza de Piri Reis, sobrino de Kamal y su mano derecha en sus actividades corsarias por ser un gran cartógrafo.

En agosto de 1501 lso turcos regresaron , esta vez a Mallorca, donde sembró el pánico; y luego se acercó hasta la cercana costa peninsular para apresar siete barcos en Valencia.

La última singladura hasta las costas ibéricas es de 1506, año en el que embarcaron más judíos de Almería y Málaga.

El Göke, con su almirante a bordo, se hundió un día azotado por una terrible tempestad en el Mar Mediterráneo, en aguas de los territorios que le habían confiado al Duque de Naxos,  sobrino de la sefardí Doña Gracia Nasi, alias La Señora.