
Nota biográfica en memoria del judeo-converso español que pasó a la historia como el primer judío en llegar a México y el primero en morir a la estaca.
Los investigadores que estudian el mundo judeo-converso en América dividen el tema en épocas: la primera de ellas abarca el mismo segmento temporal de los cuatro viajes de Colón; la segunda época es la de los viajes del comendador Nicolás de Ovando a Sto. Domingo, que dura hasta 1519. La tercera y última ocupa desde la conquista de Tierra Firme por Hernán Cortés, hasta 1570, año del establecimiento de la Inquisición y de ahí en adelante.

En esa tercera etapa es fundamental conocer la figura de Hernando Alonso, natural de Moguer, hoy provincia de Huelva, reconocido como el primer judío que llegó -en 1521- a lo que hoy conocemos como México. De profesión era herrero, que es a los caballos lo que hoy el mecánico a los automóviles. Luego fue uno de aquellos cristianos nuevos que decidió abandonar la Península Ibérica (es decir, huir del acoso inquisitorial) comenzando una nueva vida en lo que se llamó el Nuevo Mundo.
Según datos de la Real Academia de la Historia, debió participar en la conquista de Cuba y por ello obtuvo del gobernador Diego Velázquez una concesión para vender carne en Santiago, negocio que le sirvió para amasar una gran riqueza. En 1520, un año después de de la fundación de La Habana, se alistó en el ejército con el que Pánfilo de Narváez pretendía detener a Hernán Cortés, pero sin embargo, una vez en territorio de Nueva España, se unió a los efectivos de Cortés y participó de la conquista de lo que llamaban Tierra Firme. Más tarde estuvo a las órdenes de Gonzalo de Sandoval en Pánuco (1523) y en las campañas de Guanajuato en 1525-1526. En México continuó con los negocios cárnicos y poseía una encomienda en Actopan, aunque compartida con su concuñado, Juan González Ponce de León.
Se casó varias veces: en primeras nupcias, con Beatriz de Ordaz, hermana del conquistador Diego de Ordaz, pero ella murió al poco tiempo de haber contraído nupcias. Luego, casó con una tal Ana -de la que no sabemos nada más que su nombre- y por último casó con con Isabel de Aguilar (nombre muy converso)
Si bien fue el primer judío en llegar a América del Norte, también será el primer judío quemado a la estaca por la Inquisición; fue acusado de judaizante en 1528 por el fraile dominico Vicente de Santa María, que como dice su propio apellido era converso él mismo.. Los cargos contra Hernando Alonso consistían en a) haber sido bautizado dos veces, una por un fraile franciscano y otra -suponemos que se refiere a la circuncisión- por la ley de Moisés. b) Prohibir a su esposa asistir a misa los domingos por estar con la menstruación (un indicio de judaísmo, el no querer impurificar el templo) Tras torturas, admitió los cargos, procesionando por las calles con el sambenito y la vela verde. Fue quemado vivo en plaza pública junto a su hermano, Gonzalo de Morales, dicen en Journal of Inter-American Studies (Vol. 5, No. 2 (Apr., 1963) y en la obra «Mártires y conquistadores judíos en la América Hispana», del judeo-argentino Baleslao Lewin.
Su San Benito estuvo colgado en la catedral mexicana durante años como recuerdo aterrador de la Iglesia a los fieles que tuvieren la osadía de llevar una doble vida. Fray Vicente, al año siguiente de aquel auto de fe, fue depuesto de sus cargos porque procedió con irregularidades e imprudencias. Fue sustituido por Juan de Zumárraga, primer arzobispo de la Nueva España, que asumió funciones inquisitoriales hasta junio de 1535 en calidad de inquisidor apostólico por orden de Alonso Manrique, inquisidor general de Sevilla.