¿Hubo judíos en Vizcaya? Historia de la más importante comunidad judía de las vizcaínas.
Vizcaya -una de las tres provincias del País Vasco- antiguamente fue un señorío del que ya se habla en la Cróncia del Rey Alfonso III de Asturias ( S IX) para que constara que las repoblaciones del hijo del Duque de Cantabria, Alfonso I (m. en 757) no se hicieron en Vizcaya sino con las propias gentes del país. La segunda mención data del año 990, y aparece en el Códice de Roda, cuando narra los esponsales de la hija del rey de Pamplona con el conde de Alava, que era un condado que llegaba entonces hasta el Mar Cantánbrico. Desde ese momento, y hasta 1874, mantuvo una entidad política independiente dentro de la Corona castellana. Desde 1397, el Señor de Vizcaya es el rey de Castilla. El señorío tenía cuatro comarcas -la Tierra Llana (zona rural dividida en seis merindades), la zona de las villas y ciudad, además de la comarca de las Encartaciones y el Duranguesado (Durango)
Pues bien: entre los siglos XV y XVIII -sí, en época post-expulsión- aparecen en diversos archivos muchas menciones a regulaciones con el elemento judío, por lo cual debemos entender que si había que legislar al respecto de una minoría esa minoría quizás no fuera tan pequeña como cabría esperar. Y no estamos hablando de la asimilación de conversos en la nobleza como en el caso de Andalucía. Ese elemento hebreo, como demuestran los legajos de los archivos del Derecho, llega al señorío de Vizcaya en el S XV (a pesar de lo que dijeran en su tiempo algunos historiadores vizcaínos, que negaban la presencia de judíos en el lugar porque no investigaron en los papeles de los leguleyos.) Sí es cierto que su cantidad no es equiparable a la que había en Navarra, Aragón o Castilla, y que si bien en Alava fue donde más abundaron, en Vizcaya es donde menos aparecen. Pero no por haber sido menos van a ser minusvalorado su aporte histórico. Algunos dicen que esa menor cantidad se debe a que tanto Vizcaya como Guipúzcoa fueron fundadas más tarde que Alava. Pero en Vizcaya había comunidades constituidas en localidades como Valmaseda -la más populosa, con los judíos protegidos por los Velasco, condestables de Castilla- Orduña -entre Alava y Burgos- y Abadiano -localidad esta del Duranguesado. Incluso hubo en Bilbao, aunque aquí en cantidades menores.
Según el historiador balmasedano Ignacio Acasuso, la judería habría que situarla entre los barrios de Tenerías -donde estaban los curtidores de pieles- y el barrio de San Lorenzo, aunque no estaban restringidos a habitar esa zona, sino que consta que tenían propiedades por toda la villa. Los primeros en llegar -desconocemos la fecha- lo habrían hecho al calor de la familia castellana de los Velasco cuando las llamadas guerras banderizas, esto es, cuando cántabros y vascos tuvieron en el S XIV una serie de enfrentamientos que, en realidad, estaban motivados por la crisis general derivada de la pandemia de peste. En la zona de las Encartaciones se enfrentaron en 1450 los linajes de Marroquin -apellido de conversos y judíos- los Castillo -de la zona de Trasmiera, Cantabria- y los Velasco contra los García de Salazar, enfrentados en dos bandos, de donde guerras banderizas. Pero Acasuso conjetura que los judíos debieron llegar antes de eso, cuando Balmaseda se convirtió en una gran plaza de la ruta del comercio de la lana entre Burgos y el puerto de Castro Urdiales, de donde salía por la mar Cantábrica rumbo a Amberes y otras localidades flamencas. (Esa destreza en la industria de la lana merina sería la labor de los judíos expulsos en Tesalónica hasta que Inglaterra hundió la lana macedónica de los otomanos) Lo que sí está comprobado -vía consulta de legajos en archivos- es que Balmaseda en el último cuarto del S XV -reinando Enrique IV- pechaba más impuestos que la aljama de Burgos. Los cálculos en función de esos impuestos nos llevan a una totalidad de un centenar de fuegos (es decir, cien cabezas de familias, más su prole de niños y ancianos ) a lo que habría que agregar la población hebrea exenta de pagar al rey, que ya entonces había quien no tenía que hacer la declaración de la renta bien por insolvencia o bien por no llegar a los mínimos.
En 1483, ocurrieron allí unos nefastos hechos nunca vistos en la villa. Ante la creciente presión sufrida por el elemento hebreo con el establecimiento de la Inquisición -que en 1481 perpetró su primer Auto de fe en Sevilla- los bautizos fueron cada vez más frecuentes, creyendo los cristianos viejos que los nuevos eran tantos que sin duda habría de existir un gran número de conversiones falsas, interesadas y dignas de condena. Y Balmaseda no fue ajena a estos fenómenos sociológicos.
Primero, se prohibieron los casamientos mixtos y entre cristianos recientes y cristianos añejos. Los judíos ante la revuelta popular , se refugiaron en Villasana de Mena, en las Merindades de Burgos, a unos diez kms. de Valmaseda. Para 1486, con el amparo de los monarcas, pudieron regresar, pero las tensiones, disturbios y entuertos habían alcanzado tal cota de inestabilidad en la villa que el regidor -el alcalde- consiguió de los reyes poder promulgar la expulsión. No sólo de la villa sino de todo el Señorío de Vizcaya. Recuerden que también los judíos sevillanos fueron expulsados de Castilla años antes de 1492…En los archivos, para estos años de disturbios, aparecen cantidades mayores de impuestos, y no es porque vinieran judíos de otras partes, sino que, para quedar defendidos por la Corona, se les exigió más dinero. 2.100 maravedíes en 1474, pero ya 1.500 maravedíes y 28 castellanos en 1484. (Hay historiadores que dicen que estos incrementos se dan en todas las aljamas castellanas, pero no porque la seguridad fuera más cara, sino porque había que pagar la Campaña de Granada contra los nazaríes, estando las arcas reales tan sin blanca -la blanca era el maravedí de plata- que ni pudieron financiar la empresa de Colón, hasta que no apareció el dinero del converso Luis de Santángel) De todos modos, los judíos conversos en Balmaseda, contribuyeron a mantener el esplendor del comercio de las lanas castellanas.
La expulsión de los judíos de Balmaseda quizás estuviese influida por las políticas sociales de Bilbao instauradas en 1463, que explican por qué en la capital del señorío hubo tan pocos judíos: en 1475, a regañadientes, el Consejo de la Ciudad dio permiso de residencia a unos judíos de Medina de Pomar, representados por Yucé Leal y Moshé Zazón, pero un año después los bilbaínos consiguieron una Provisión Rel de Fernando II, el católico, prohibiendo avecindarse a los judíos -excepto si eran médicos, como el caso del físico Samuel de Villasana.
La importancia de la aljama de los judíos de Balmaseda se aprecia en el Repartimiento que en el año 1.474 se hizo de los judios por Rabi Yaakov Aben Nuñez, presidente de la corte rabínica (Beit Din ) y Físico (médico) de Enrique IV, hermano y predecesor de Isabel I de Castilla.
Bibliografía:
- Intxaustegui Jauregui, Nere Jone, «Los judíos en las fuentes del Señorío de Vizcaya», Universidad de Deusto.
- Ignacio Acasuso en el libro » Balmaseda. Una historia local«. VV.AA. D.F.B. Cultura. Bilbao 1991
- Julio Caro Baroja.: Las juderías medievales del País Vasco. 1971.
- Cantera Burgos, F., Las judería medievales en el País Vasco, en Sefarad. 31 (1971)