
Reseña biográfica de un rabino en la corte de Alfonso X, para quien ejerció como médico y astrónomo, además de traductor de Escuela de Traductores de Toledo.
D. Juan Manuel, en 1325, en su obra de juventud «Libro de la Caza» (que se enmarca en la tradición literaria de Alfonso X El Sabio) hablando de este rey emblemático de Castilla dice en un momento dado:
fizo trasladar toda ley delos judios e avn el su talmud E otra sçiencia (…) muy escondida a que llaman cabala. Et esto lizo porque paresçe manifiestamente por la su ley que toda fue figura desta ley que los cristianos avemos
Es decir, que en tiempos de Alfonso X El Sabio, en Toledo, se tradujeron al castellano La Torá, El Talmud y hasta algunos libros de Kabalá.
Amador de los Ríos, que en 1895 escribió la que durante tiempo se consideró la primera Historia de los Judíos de España, (la primera, de 1847, fue la de Adolfo de Castro) dice que entre los doctos rabinos de la corte alfonsina había uno al que «los suyos, llamaban Katán, por la pequeñez de su cuerpo (…)» En otras fuentes, este Katán aparece como Yehuda Ben Moshé ( en muchas ocasiones también trasliterado según la lógica lingüística inglesa, sin que venga eso a cuento de nada) y también era conocido familiarmente por los cristianos como Yehuda Mosca.
No tenemos muchos datos ni sobre su vida ni sobre su muerte, pero se le da por venido al mundo en Toledo a principios del S XIII o finales del S XII y educado en las dos materias que entonces te convertían en rabino: el arte de cuidar de los cuerpos, o medicina, y el arte de cuidar de las almas, o judaísmo. Todo ello aderezado con el conocimiento fluido de todas las lenguas cultas de su tiempo: el árabe, el latín, el griego, el hebreo…Y el castellano, que formaba parte del proyecto político alfonsí para los reinos de León y Castilla. Puesto que era ducho, además, en matemáticas y astronomía, rabí Yehuda ben Moshé pasó a ejercer como médico personal de Alfonso X y a convertirse en el mayor intelectual de la corte toledana entorno a la llamada Escuela de Traductores de Toledo junto a otros hebreos, como Isaac ben Sid, Abraham Alfaqui o Shmuel Ha´Levy Abulafia.
Entre 1225 y 1231 estuvo implicado en la traducción al latín de una obra de un científico toledano del S XI, Azarquiel, » El Libro de la Azafea» , que versa sobre un artilugio parecido al astrolabio, pero que tenía la peculiaridad de poder ser usado en cualquier tipo de superficie. Ese trabajo le valió para ser tomado en cuenta por Alfonso X y pasar a traducir, conjuntamente con un clérigo cristiano, el «Lapidario» , un tratado de curaciones por medio de las piedras.
De Abenragel tradujo la obra astrológica Libro complido de los judicios de las estrellas, conservado en la Biblioteca Nacional de España, aunque hay algún manuscrito suelto en el museo catedralicio de Segovia. Junto con Juan Daspa, tradujo el Libro del alcora —de Qusta ibn Luqa—, y el Libro de las cruces, de Abu Said Ubayd-Alla.
También vertió al castellano el Libro de la ochava esfera, obra que fue acabada en 1256. A partir de ese mismo año, en colaboración con el rabí Isaac ben Sid, trabajó en la composición de las famosas Tablas alfonsíes, una obra que recoge las observaciones del firmamento toledano desde el 1 de enero de 1263 hasta 1272, consignando el movimiento de los respectivos cuerpos celestes sobre la eclíptica, con sus posiciones exactas.
Le interesó mucho la medición del tiempo, tema en el que trabjó junto a Isaac ben Sid, describiendo con preecisión algunos cronómetros sorprendentes, como hace en el Libro del reloj del palacio de las horas, en el que imaginan un palacio maravilloso cuyas ventanas dejan pasar la luz a un patio central en donde se marcan las horas.
Otras obras cronométricas escritas por estos dos eruditos hebreos son el Libro del reloj de la piedra de la sombra, el Libro del reloj de agua y el Libro del reloj del argent vivo
R. Yehudá ben Moshé también es conocido por haber cumplido una misión médica en Portugal. El príncipe heredero de ese reino , Denis de Portugal, pariente de Alfonso X, había enfermado y ningún médico pudo diagnosticar su enfermedad para curarle. El sacerdote del rey le había convencido de que Dios le estaba castigando por emplear a funcionarios judíos en su reino. Como resultado, se temía que los reinos cristianos de Portugal y España, que estaban a punto de formar una alianza, cambiaran su actitud hacia los judíos y decretaran su expulsión. Según la leyenda, Yehuda ben Moshe decidió tomar la iniciativa, viajó a Portugal, donde obtuvo acceso al paciente, y llegó a la conclusión de que el príncipe enfermo padecía un coágulo de sangre. Yehuda realizó una operación muy difícil que resultó exitosa, salvando la vida del Príncipe. De esta manera, logró contrarrestar la amenaza de deportación de judíos de España y Portugal.