Notas sobre una de las más grandes aljamas aragonesas, de la que no queda sino documentación archivística, importantes restos cerámicos y una lápida , además de la memoria histórica y popular .
Teruel es lugar antiguo – ya mencionado por los griegos por ser conocida por los fenicios como localidad celtíbera. Pero , aunque haya habido hallazgos arqueológicos musulmanes, estos no lo son de una ciudad propiamente dicha, sino de una mera torre defensiva para vigilar la frontera de la taifa de Valencia. En 1171, el rey Alfonso II la reconquista, le concede sus fueros y la repuebla. En 1374, como recompensa por su actitud en la Guerra de los Dos Pedro, recibe el título de ciudad a manos de Pedro III.
La judería, ya formada como tal en 1250, estaba al socaire de la muralla, en las calles aledañas a lo que hoy se llama Plaza de la Judería; antaño estaba a los pies de un castillo que la monarquía aragonesa había levantado en la cima de una colina entonces estratégica: el castro superiori iudeorum. No queda nada: la Guerra Civil Española, que por estos pagos se ensañó no sólo con la población sino también con el patrimonio, arrasó con todo el caserío.
Sin embargo, desde el punto de vista arqueológico, el lugar ha ofrecido mucha información desde mediados del siglo anterior. Lo primero que se encontró, en 1925, fue el cementerio, donde apareció un ajuar de joyas formado por anillos y sortijas , tanto de plata como de oro, con relieves heráldicos o inscripciones hebreas, alfileres de bronce, placas de plata, colgantes, cuentas de azabache…
En 1978, en la Plaza de la Judería, por un hundimiento fortuito del suelo, se formó un socavón y apareció lo que se identificó, en un principio, como la sinagoga. Tras disputas y diferencias entre políticos y vecinos, administraciones y consistorio, se decidió soterrar el hallazgo en vez de acondicionarlo como un interesante punto de interés turístico. A día de hoy los investigadores descartan que aquella construcción en forma de arcada fuera una sinagoga. Se cree que era una bodega, un almacén , pero no se sabe de qué género.
En estas excavaciones se encontraron diversos restos de cerámica, todos ellos fragmentos de una vajilla -platos, jarras, etc.- todo ello bien estudiado por el arqueólogo Antonio Hernández Pardos, director de la excavación y autor del artículo que publicó en 2016 la prestigiosa revista científica «Sefarad», del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En ese artículo se constata que no es muy habitual la iconografía judía , por lo cual la pieza que representa a dos judíos es “singular y casi único en el repertorio cerámico medieval del Mediterráneo occidental”, lo cual eleva la importancia de su estudio y de su conservación.
De todos los hallazgos de cerámica destaca el de la janukiá -motivo por el cual se pensó que podría tratarse de la sinagoga, obviando que las janukiot se encienden en las casas. La ubicación más posible de la sinagoga de Teruel dicen que es la casa popularmente conocida como La Casa del Judío.
Todos los hallazgos, tanto los del ajuar funerario como los cerámicos están expuestos en el Museo de Teruel. Y además se está estudiando la forma de continuar con las excavaciones, que seguro nos darán sorpresas. Ocho piezas de cerámica judía y turolense fueron prestadas al Museo de Sta Fe, New Mexico , en 2016.
Si hacemos caso a los montos de los impuestos que la aljama turolense tributaba a la Corona de Aragón sacamos en conclusión que era la cuarta judería del reino, por detrás de Zaragoza, Huesca y Calatayud; es decir , serían en el mejor de los casos unas cuatrocientas personas (que no es poco para la época) Eran los suficientes como para que , además de la sinagoga mayor, de la cual hay constancia en 1279, familias pudientes -como los Najarí, venidos del Albarracín, que eran comerciantes de tejidos de lujo que importaban de Francia – tuvieran oratorios privados (a los que también asistían judíos que no eran de la familia, sino amigos de la estirpe)
Según otro gran conocedor de la aljama turolense, M. A Motis Dolader, sabemos de la existencia de estos oratorios por ejemplo por registros de solicitudes al consistorio. Çahadías Abenmale , en el S XIV, ya un anciano achacoso, solicitó trasladar su oratorio a la planta baja de su casa para eludir las escaleras.
En las inmediaciones donde estuvo el cementerio judío se econtraron las lápidas funerales de Moshé Najarí-(El apellido tiene ecos babilónicos, pues significa «del río» y en origen la familia podría ser de las que a finales del S IX y principios del S X vinieron a Sfarad desde las academias talmúdicas de Sura y Pumbedita, en el actual Irak) Hoy sigue siendo un apellido relativamente popular. Este artefacto arqueológico fue bien estudiado por José R. Ayaso, profesor de Hª de Israel y del Pueblo Judío de la Universidad de Granada.
La lápida (datada fines del S XIV) está erosionada por efecto del agua, ya que la pieza – hecha en piedra caliza de la zona- fue recortada para usarla en un abrevadero de animales. La inscripción reza lo siguiente:
El ilustre prócer, el nasí don Mosheh Nagarí, (sic) de bendita memoria
Es decir, la lápida mortuoria del principal de la aljama turolense, pues nasí es el cargo de quien está a la cabeza de una comunidad hebrea (hoy significa presidente del país) También se incluye el principio de una frase que el investigador dice pudiera ser el principio de un versículo de los salmos:
Mis ojos siempre miran a H´ , pues El sacará de la red mis pies.
(traducción Ofer Huergo Caso)
Los Najari , como tras familias, llegaron a Teruel provenientes de Albarracín en el S XIII y se dedicaron a comerciar con telas de lujo que adquirían en Barcelona (a su vez adquiridas en Francia) También se dedicaron, según aporta Asunción Blasco, a las finanzas locales. Que eran familia con medios económicos lo demuestra el haber recibido licencia del infante D Juan para abrir en 1379 un oratorio privado. Sasón Najarí, junto a su hijo, Shmuel, serán de vital importancia para el desarrollo de la judería, pues será Shmuel quien construya la sinagoga (Archivo Municipal de Teruel de 1410) No obstante, Shmuel se convirtió al cristianismo en 1416 (dos años después de la Disputa de Tortosa, que tanto abjuramiento de la fe mosaica produjo) Adoptó el nombre de Gil Ruiz Najarí. Hay quien cree que la lápida funeraria es del hijo de Shmuel, pero no se puede saber a ciencia cierta, pues Moshé es un nombre muy popular y aparece con el mismo apellido en distintos lugares, como Játiva (Valencia)
Las conversiones al cristianismo no fueron pocas y constan los siguientes apellidos: Arrepol, Bertrán, Celi, Díaz, Ferrández, Garcez, García, Javaloyas, Mengot, Navarro, Pérez, Rosell, Sánchez, Santángel,Valero,Vicent…