LOS JUDÍOS DE LAS CINCO VILLAS

 Una red de juderías en una comarca aragonesa que siempre se mantuvo unida hasta 1492.


Al norte de la provincia de Zaragoza y desde la ribera derecha del Ebro hasta el pre-prepirineo entre Pamplona y Jaca, hay una comarca llamada de las Cinco Villas, con capital en la localidad de Egea de los Caballeros, que está compuesta, además, por las localidades de Tauste, Sádaba, Uncastillo y Sos del Rey Católico (así llamada por ser donde nació Fernando El Católico) La comarca en sí tiene un gran número de municipios de interés judaico, como Biel, El Frago, Luesia, Luna, etc.

Los historia de los judíos de esta comarca aragonesa comienza en el S XI, que es de cuando data el hallazgo arqueológico más antiguo, reinando Sancho Ramírez -I de Aragón y V de Pamplona. Con los territorios reconquistados se incentivó una repoblación de la zona a base de exenciones fiscales y los judíos -la única minoría de la zona- serán parte notable del desarrollo agrícola, ganadero y comercial de la comarca al calor del Camino de Santiago.

Plaza de La Sartén, Sos del Rey Católico

Estas primeras localidades con población hebrea son Ruesta, Uncastillo, Sos, Luna, Tauste, Ejea de los Caballeros, Biel, El Frago y Luesia. Todos estos lugares configuraron una red familiar y comercial en sí misma, pues no distan entre sí más de una jornada -entre 15 y 25 kms.- permitiendo que un millar de judíos pudieran transitar  de villa en villa en un sólo día y, si hacía falta, teniendo familiares para hospedar durante la noche. La villa más poblada era Eje de los Caballeros, que habría tenido unas 270 personas, seguida por Biel, con 200 individuos, y la tercera, Luesia, que como mucho tendría 135 individuos. La menor, Ruesta, con 60 judíos, como El Frago, seguidas de Tauste, Luna y Sos, que no habrían llegado nunca al centenar de personas.

Luesia

En todas estas localidades hay algo en común: no existe judería propiamente dicha -no hay necesidad de apartamiento, viven en paz- pero el barrio que ocupan siempre está en altura, al abrigo de la muralla, que debían de mantener a través del pago de impuestos. Sólo a principios del S XV, tras la oleada de conversiones derivada de la política religiosa de la Disputa de Tortosa se segregan los barrios para separar  judíos de neocristianos. En muchos quicios de los portales de las casas todavía se pueden encontrar los vanos en donde estaban las mezuzot con el Shmá, Israel (la oración más importante del judaísmo)

Lápida funeraria -Ze Ha´Kever, comienza la inscripción, «Esta es la tumba… de rabí Yom Tov  hijo de rabí Yitsjak», reutilizada en vivienda privada de la calle Trévedes, El Frago

Según Motis Dolader, el historiador que más ha estudiado esta zona, la habitación judía medieval se corresponde en la actualidad de esta forma:

  • Ruesta (en las inmediaciones de la torre del homenaje),
  • Luna (calles Puyfranco y Herrerías)
  • Biel (calle Barrio Verde y plaza de Capdevilla)
  • Uncastillo y Luesia (calle Barrionuevo)
  • El Frago (calle Infantes)
  • Sos del Rey Católico (plaza de la Sartén y calles Luna y Mentidero)
  • Ejea de los Caballeros (calles Portaza, Enmedio y La Puebla)
  • y Tauste (calles Pedro IV y San Bartolomé)

Estos barrios judíos tiene una calle mayor, única que admite el paso de carros y donde generalmente está la sinagoga, y en determinados puntos, tanto a derecha como a izquierda, se abren callizos (y gallizos) grandes pasadizos de unos cuantos metros de largo, que dan paso a las viviendas propiamente dichas. Puesto que las sinagogas son reproducciones simbólicas del Templo de Jerusalén -hacia donde miran su tevá y hejal- a las sinagogas se accedía tras pasar un patio -así lo pide el Talmud- en recuerdo de los tres patios que había en Jerusalén antes de llegar al altar y al Kodesh Ha´Kodeshím. Las sinagogas de Biel y de Uncastillo, una vez idos los judíos al destierro pra no abjurar de la fe mosaica, fueron reaprovechadas como Casa del Concejo, o ayuntamiento. En los archivos históricos consta un pleito por el robo de las coronas (rimoním) del Sefer Torá que usaban en la sinagoga.

Biel

Aunque aparecen numerosos zapateros, y médicos formados en Zaragoza – como Yucé Albó- las grandes familias prosperaron a través de la manufactura y comercio de la lana. Hasta había agentes zaragozanos en las villas para gestionar el trato de los vellones, de excelente calidad.  Estas familias fueron   los Ambrón y Raenas (Ejea de los Caballeros), Atortox (Tauste), Jana (Biel), Abenreina (Luesia), Elisa (Luna)

Puente de los Judíos, en Uncastillo, llamado así porque llevaba al cementerio hebreo