Algunas notas historiográficas de la comunidad en la actual ciudad de Duvrovnik, Croacia.
Ragusa, en la costa este del Mar Adriático, en la antigua Dalmacia, hoy se llama Duvrovnik, en Croacia. En tiempos fue una ciudad de Bizancio y también de Venecia. Cuando el Imperio Otomano se expandió sobre lo que hoy es Bosnia Herzegovina, Ragusa tuvo el privilegio de firmar un pacto que la convertía en una república al estilo de la veneciana, con licencia para practicar el comercio en todos los puertos otomanos. La navegación, sobre todo en el S XVI, fue tan importante que todo hombre debía plantar durante su vida cien cipreses para tener abastecidos sus astilleros tras cincuenta años de crecimiento. Su flota constaba de doscientas naos, lo cual es mucho para entonces.
Los sefardíes de Ragusa tienen varios orígenes. Primero, algunos llegaron allí directamente tras el Edicto de Granada de 1492, pero en segundo lugar llegaron después de haber vivido algunos años en Ferrara, Venecia y Ancona; una tercera oleada llegó desde el sur de Italia, Calabria, entonces en manos de la Corona de Aragón, con la expulsión de 1515. Como es tradicional, se ocuparon de los textiles -lana y seda- cuya producción habían aprendido sus padres en Castilla, pero ahora lo trabajaban en el gueto ragusiano. Hacia 1540, unas 90 familias. Todas ellas en el entorno de una calle, la calle de los judíos, Ulica Zudioska.
El seis de abril de 1667, a las ocho de la mañana, con tanta gente en sus casas aún, un terremoto terrible sepultó a casi la mitad de su población, que rondaba las diez mil almas. La sinagoga sufrió unos daños importantes. Fue restaurada de forma magistral y aunque sólo se usa como sinagoga en ocasiones espaciales -sólo hay 30 familias judías hoy en día, y la mayoría están asimiladas al laicismo- se abre todos los días, como museo de la vida judía en la antigua república ragusina. Es la sinagoga de rito sefardí más antigua de las que están en uso, pues la fundación data de 1352, aunque oficial para las autoridades locales desde 1408. Adscrita al sefardismo probablemente desde 1548.
La república fue abolida cuando fue conquistada en 1808 por Napoleón, que concedió a los judíos un estatuto de ciudadanía que los igualaba con el resto. Este impulso sobre la comunidad sefardí les hizo controlar la mayor parte del comercio entre Salónica, Venecia y Ancona.
En el Archivo Histórico de Duvrovnik se conservan algunos documentos testamentarios que nos hablan de aquellos sefardíes de los siglos XVI y XVII. Uno de ellos es el de un gran poeta neo-latino del Renacimiento, además de médico, llamado Didaco Pirro. Otro, el de Aarón Cohén de Ragusa, también autor de una obra que se le publicó postúmamente en Venecia. Y hasta el caso extraño de una mujer -no es habitual que una mujer por sí misma firmara ante notario- que es el caso de Esther, viuda de Moisés Maestro. Se suman a la lista, Isaac Cohen, José Esperiel, Benveniste Nansí (sic) Moisés Calderón. Todos ellos fueron enterrados en el cementerio judío de Ragusa, a excepción de Esther Maestro, que especifica que, por voluntad de su difunto marido, cuando exhumaran los restos de su marido para llevarlos a descansar en Tierra Santa, se llevaran los de ella misma con él.
Los judíos ragusinos, como todos los demás, parece tenían siempre a Jerusalén en la mente. En el testamento de Bienveniste Nasí, que va en favor de su hermano -al que no nombra- se le pide a éste que desempeñara todo el género textil que había empeñado en Venecia y que, después de venderla, se repartiera el beneficio de la venta, más 150 escudos, entre los pobres de Jerusalén. Así mismo, en ese mismo testamento se pide, por voluntad de su madre, que parte de la hacienda, más doscientos ducados, se destinaran a la dote de unos jóvenes casaderas. En las comunidades sefardíes existían cofradías de dotar novias pobres o huérfanas, incluso si eran conversas, pues casarlas era una garantía de supervivencia para ellas. También ordena entregar 50 escudos al Talmud Torá de Salónica para que no dejara de instruir en el judaísmo a los niños de aquella gran comunidad de sefardíes que luego serían los grandes rabinos que se ocuparon de la vida judía de todos los Balcanes, Tsfat y Jerusalén; también manda se donen 50 libras de aceite de oliva para la sinagoga de Ragusa, para que nunca estuvieran a oscuras a la hora de las Bakashot y de las Selijot. Y a su madre, que le sobrevive aunque ya anciana, le deja todas las viejas escrituras depositadas por el momento en la sinagoga de Venecia, para que las entregue a la sinagoga que ella decida.
El 30 de enero de 1574, Moisés Calderón testamenta dejando como albacea a Yekutiel Finzi. Isaac Cohen, en 1592, cambió de albacea, sustituyendo a Moises Maestro por Abraham Abeatar, dejándoselo todo a su esposa Gioa y sus hijas, Tamara y Raquel. El testamento de José Esperiel, ya difunto, requirió de la persona del rabino de Ragusa, Perahia Formón, para declararlo válido. Nombró albacea a su cuñado David y ordena que casen a su hijo con la hija de un amigo llamado casualmente igual que él, José Esperiel, y que el hijo no tenga acceso a la herencia sino a la edad de 20 años. Tales disposiciones se redactaron en hebreo y fueron traducidas al español para poder certificarlas.
La familia judía más importante de los siglos XVI y XVII fue la del rabino Aarón ben David Ha´Kohen, de Florencia, pues este linaje estableció conexiones comerciales con judíos de toda Europa y se hicieron ricos. En 1614, el senado otorgó a los comerciantes judíos licencias para que instalaran en la ciudad, lo cual muchos disfrutaron. No obstante, debido a un libelo de sangre contra Isaac Yeshurun en 1622, la mayoría de los judíos decidieron abandonar la plaza y radicarse en Constantinopla o Salónica, o Venecia incluso, y solo quedaron cuatro familias en la aún llamada Ragusa. La iglesia aumentó entonces su presión contra esas familias judías, pero el sultán otomano los apoyó y se negó a aprobar medidas antijudías contra ellos.
En el siglo XVIII había unos 218 judíos en el gueto de Ragusa, entonces ciudad de una población total que rondaba las seis mil almas. Los archivos mencionan la existencia de instituciones hebreas como el necesario Talmud Torá y sus maestros, celebración de bodas y hasta una librería en una casa particular donde hacerse con libros judíos. No obstante la alegría fue desapareciendo: con el declive económico de Dubrovnik, se impusieron restricciones a todos los extranjeros y a los judíos se les prohibió, en 1755, comerciar, además de estar obligados a vivir dentro del gueto. Como dijimos más arriba, bajo el dominio francés se anularon todas las restricciones contra los judíos y se les igualó con el resto de ciudadanos. Cuando los Habsburgo tomaron el control, quedaron sujetos a las leyes de Viena. La emancipación total solo se concedió en 1873. Y para el fin dela Primera Guerra Mundial, cuando Croacia se integra en la extinta Yugoslavia, la población judía de Duvrovnik había disminuido a a 308 judíos, siguiendo la tendencia hasta ser 250 en el año de 1939.
Dos años después la ciudad fue ocupada por los italianos aunque administrada por un estado independiente croata. Absolutamente todas las propiedades judías fueron confisacadas, pero sin embargo las deportaciones estaban prohibidas, por lo que muchos judíos de otras regiones yugoslavas se mudaron a Duvrovnik. Pero en noviembre de 1942, por estrictas órdenes de los alemanes nazis, internaron a 750 judíos en una isla llamada Lopud, y en junio de 1943, fueron trasladadosal campo de Rab, en el norte de Dalmacia, con la mayoría de los judíos de los territorios ocupados por Italia en Yugoslavia. Durante el breve interregno entre la caída de Italia y la ocupación alemana, los partisanos transportaron a muchos judíos al territorio liberado en el continente. El resto fueron enviados por los alemanes a campos de concentración. Murió asesinada la mayoría. 28 consiguieron llegar a instalarse en Israel y en 1969 sólo 31 vivían en Duvrovnik.
Durante la guerra entre Bosnia y Croacia a principios de la década de 1990, la sinagoga resultó dañada en un bombardeo. El edificio fue reparado y renovado después de la guerra por la comunidad. ElDr. Bruno Horowitz, oriundo de Stanislavov, Ucrania (antes Polonia), se desempeñó como jefe de la comunidad.
Bibliografía:
- ANU, Musuem of The Jewish People
- Orfali, Moisés. «Aspectos sociales y espirituales de los sefardíes de Ragusa» , Universidad de Bar Ilán, Israel, «Sefarad» vol 66, I, 2006