MATATÍAS

Segunda parte de la Historia de los Macabeos, con el liderazgo de Matitiahu.


Matitiahu Ha´Kohén ben Yojanán (ben Shim´ón Ha´Jesmonaí -el jasmoneo, de la localidad de Jasmón, en el Neguev) pertenecía a la importante estirpe sacerdotal de la primera mishmeret (turno) para la extrema responsabilidad de las labores del Templo de Jerusalén, la mishmeret de Yehorayib. Estos turnos, que eran realizados por 24 linajes descendientes de Eleazar y de Itamar, los hijos de Aarón Ha´Kohén, oficiaban los sacrificios y demás labores desde la oración de minjá de Shabat hasta la siguiente minjá shabática. La primera mishmeret comenzaba los turnos en Shabat antes de Pesaj, HA´SHABAT HA´GADOL, y volvía a oficiar 23 shabatot después, para volver a hacerlo en el Shabat cuadragésimo sexto. Y en Yom Kipur. Pero no será por esto por lo que pase a la Historia del Pueblo Judío, sino porque fue la personalidad que encendió la mecha de la revuelta judía contra el imperio seléucida. Y es por esto por lo cual además de ocupar lugar destacado a nivel histórico también pasa a los  rezos hebreos: se le menciona en la parte de la Amidá de Shajarit (Al Ha´Nisím, por los milagros) y en la Birkat Ha´Mazón -Bendición por los alimentos- de los ochos días de Januká.

Matitiahu Ha´Kohén fue, así pues, el bisnieto de Jasmón -por eso al linaje también se le denominará de los jasmoneos (Ha´Jashmonaím, en hebreo) Jasmón fue el quinto nieto de Idaia, que fue hijo de Yoariv, quien fue nieto de Yajín, descendiente de Pinjás, tercer Sumo Sacerdote de Israel cuando el Santuario estaba en Beit El, además de hijo de Eleazar y, por tanto, nieto de Aaron y sobrino-nieto de Moshé Rabenu. Siete generaciones después, dice el Libro de las Crónicas, de la estirpe de Pinjas nació Tsadok, el Sumo Sacerdote del templo de Salomón.

En el año de 167 a.e.c., cuando el gobernante seléucida Antíoco IV Epifanes decretó las restricciones del judaísmo (vid. ANTÍOCO, ONÍAS, JASÓN Y MENELAO) Matatías era ya un señor de avanzada edad y padre de cinco hijos: Yehudá, Eleazar, Shimon, Yojanán y Yonatán. Desconocemos el nombre de su madre. Ante la insoportable situación vivida en Jerusalén, todos ellos -como otros judíos incapaces de asimilarse a helenismo, inhábiles para aceptar la situación agonizante del judaísmo- rasgaron sus vestiduras por  la Ciudad Santa y se fueron a refugiar en una pequeña aldea de las faldas de los Montes de Judea, llamada Modiím.

Poco tiempo después, el «rey» seléucida ordenó que enviaran por todas las ciudades de Judea delegados que lucharan contra los renegados. En Modiím, sabedores de que Matatías era la máxima autoridad, le ofrecieron oro y prebendas si se adhería a los amigos del rey, como el resto de las naciones. Pero Matatías no dudó en declararse obstinadamente fiel a la tradición de sus padres: La Torá y sus preceptos. Mientras decía esto, uno de los judíos de la aldea comenzó a rendir culto a las estatuas paganas. Matatías, presa de la ira al ver esa imagen, se acercó a él y lo degolló ante la vista de todos los allí presentes. Y es más, luego se fue contra el delegado del rey y lo mató también. Muy consciente de las consecuencias del acto que acababa de cometer, fue entonces cuando pronunció las famosas palabras de :

Mi La´Shem,  Elai, “מי לה’ אלי!” ,

Quien esté con Ha´Shem, que esté conmigo.

Y dejando atrás todo lo que poseían, se tiraron al monte él, sus hijos y sus afines. Otros, se fueron a refugiar en cuevas del Desierto de Judea, pero éstos fueron encontrados por las huestes seléucidas y asesinaron a unos mil de ellos una mañana de Shabat. Matatías y sus hijos sintieron gran pesar cuando se enteraron de la masacre. Y además tomaron conciencia de que no les quedaba más remedio que defenderse, o correrían la misma suerte. Así que ese mismo día tomaron la decisión, por pikuaj nefesh, de tomar las armas en Shabat para defender la vida. Por otra parte, otros israelitas en contra de los seléucidas se unieron al grupo liderado por Matatías, como por ejemplo, los asideos -los jasidím- (que algunos años más tarde se dividirán en dos grupos: los esenios y los fariseos) Y fue así como se formó un pequeño ejército – ínfimo, en comparación a los impresionantes efectivos con que contaban los experimentados seléucidas, que nacían con una espada debajo del brazo, no con un Rollo de La Torá. No obstante, por aquellos tiempos, los guerrilleros de Matatías sólo realizaban escaramuzas entre las poblaciones asimiladas para destruir sus ídolos aberrantes y obligar a circuncidar a todos los niños que estaban sin pactar con Ha´Shem.

Pero Matatías, que como hemos dicho estaba ya en edad provecta, veía que sus días tocaban a su fin y que no tendría oportunidad de ver una solución a la terrible coyuntura socio-política que azotaba a los judíos. Así que convocó a sus cinco hijos para arengarlos en la lucha por el triunfo del judaísmo -recordando a Pinjas en su lucha contra los abominables moabitas. Y ese es el momento en que traslada su liderato a su hijo Yehudá, valiente desde la mocedad, a quien nombre, por así decirlo, comandante en jefe de las fuerzas de defensa judías.

Según Macabeos I, falleció en el año de 146 y fue enterrado en las tumbas de sus padres en Modiím.

La Asociación por las tumbas de los tsadikim, Agudat Le´maan Kibrei Tsadikím, sostiene que esta tumba, antes de ser ocupada como sepulcro de un antiguo jeque árabe, fue la tumba de Matatías. Pero no hay prueba arqueológica que lo demuestre al cien por cien. La construcción, de todos modos, sería muy posterior a la época del fallecimiento de Matatías, lo cual no es óbice para que se construyera sobre el enterramiento primigenio, como sí son las tumbas macabeas cercanas.