Reseña biográfica del conocido director de orquesta que llevo la obra completa de las Sinfonías de Mahler a las discográficas y dirigió la Sinfónica de Utah durante tres décadas.
El seis de enero de 1903, en Salónica, cuando la Jerusalén de los Balcanes sufría el terror anarquista de los macedonios (el grupo de los Gemidzhii, los asesinos, en búlgaro) nacía, en el seno de la famosa estirpe de los Abravanel, un niño al que llamaron Maurice Abravanel (1)
La familia tesalonicense de los Abravanel se había sentado en Salonik a principios del S XVI, concretamente en 1517, proveniente de la península itálica. En Venecia había fallecido en 1508 , Isaac Abravanel , teólogo nacido en Lisboa -pero de familia sevillana emigrada al país luso- que estuvo al servicio del rey de Portugal, primero, del de Castilla, después, y del de Nápoles para rematar. Fue, además, padre de León Hebreo, en hebreo Yehudá Abravanel, destacado poeta sefardí del Renacimiento. La estirpe se desparramó por todo el habitual orbe sefardí, dejando su impronta histórica en varios nombres, como David Abravanel Dormido, concejal y tesorero real en Amsterdam.
Maurice, aunque nacido en aquella Salónika de los últimos años del Imperio Otomano, vivió poco tiempo su infancia frente al Golfo de Tesalónica, pues su padre, Edouard Abravanel, conocido farmacéutico, trasladó a su familia a Lausana, Suiza, en 1909, el año en el que se construyó la sinagoga frente al lago Leman. Allí, los Abravanel vivieron durante muchos años en la casa del director de orquesta Ernest Ansermet, profesor de matemáticas en la universidad de Lausana pero también el director de orquesta de los Ballets Rusos de S. Diaghilev y , como es lógico, el mejor director de orquesta para ejecutar la obra de Stravinsky. Este músico estuvo muchas veces en Lausana, y Mauirice, de jovencito, tocaba el piano a cuatro manos con él. Así que no es de extrañar que pronto empezara a ser el pianista de la orquesta municipal de Lausana y crítico musical. De todos modos, su padre le obigó a empezar medicina -algo que Maurice detestaba: sus dedos estaban hechos para las teclas de un piano y las batutas de una orquesta, no para los bisturíes de una disección sanguinolenta. El farmacéutico, al final, tras leer una carta de su hijo, renunció a tener un hijo médico.
En 1922, con tan sólo 19 años, se trasladó a Alemania, donde viviría los once años siguientes, en Berlín. Pese a la crisis económica derivada de La Gran Guerra, tenía entonces una gran ebullición musical, pero sin embargo, Kurt Weill necesitaba 46 alumnos para poder vivir todo un mes. Abravanel fue uno de ellos. Por esa época conocerá a una soprano, Frida Shako, con la que se casará (ella con el paso del tiempo se convertirá al catolicismo).
El éxito de Abravanel era cada vez mayor -ya había interpretado a Verdi en la ópera de Berlín con tan sólo 27 años- pero la sombra de Hitler ocultaba el brillo de su carrera y decidió abandonar Berlín para radicarse en París durante tres años, desde donde pasó a Australia. Allí recibió la invitación para dirigir la orquesta del Metropolitan de Nueva York. Cinco años después se naturalizó como ciudadano estadounidense. También cambió su estado civil, divorciándose de la soprano, que lo dejó por otro músico. El se casó siete años después con Lucy Menasse Carasso, descendiente de la conocida familia judía de Salónik que en Barcelona triunfó comercializando el beneficio digestivo del yogur.
Abravanel , en ese tiempo de tantos cambios, dejó la Gran Manzana y pasó al que sería un gran pastel: durante los próximos treinta años fue director de la orquesta sinfónica de Utah. Como tal, dio giras por todo el mundo y grabó más de cien discos.
Desde 1954 hasta 1980, Abravanel también dirigió la Academia de Música del Oeste, en Santa Bárbara, California. Dio clases de dirección en Tanglewood, donde fue nombrado artista residente de por vida. En sus últimos años recibió varios honores: la American Symphony Orchestra League le dio su Batuta de Oro en 1981; El presidente Bush le entregó la Medalla Nacional de las Artes en 1991; y en 1993, la orquesra de Salt Lake City cambió su nombre a Symphony Hall Abravanel Hall.
Falleció al llegar el otoño de 1993.
Recordado por muchas cosas, pero sobre todo, como el primer músico que grabó toda la obra sinfónica de Mahler.
(1) Utilizamos la grafía habitual de la transcripción al inglés que popularizaron famosos historiadores como Graetz o Baer al tratar la figura del patriarca familiar expulsado de la Península Ibérica, pero recordamos que el propio hijo de D. Isaac A. escribía el nombre de su padre con la forma Abarvanel, que es la que ha sido usada de forma tradicional.