OSIRIS

Daniel Iffla, sefardí bordelés en París, entre la filantropía y la tragedia, el nacionalismo y el mecenazgo.


En la  calle de Raquel, en el hermoso cementerio de Montmartre, sección II de los israelitas, hay  una tumba singular:  sobre la lápida reposa una fiel reproducción del Moisés que Miguel Angel esculpió en Roma. La tumba en la que después de treinta años de lucha descansan los cuerpos de Daniel Ifla , más conocido como Osiris, y su esposa , con sus dos gemelos.

Osiris fue a ver la vida en Burdeos el 23 de julio de 1825. Su padre, Isaac Ifla, era hijo de Sara Fonseca y de Daniel Iffla, marroquí y española asentados en Burdeos, ciudad de añejo vinos y de antigua judería sefardí. Su madre, Lea, también bordelesa,  era hija de Raquel Atías y David Cardoso. Se casaron dos años antes de dar a luz a Osiris, a quien llamaron como el abuelo, Daniel, que cuando nació su nieto habitaba en La Martinica.   Todos los Iffla de Burdeos descienden  de Salomon Iffla, nacido en Salé, Marruecos, hacia 1710, y que se mudó a Francia para desempeñarse como comerciante.

Hasta el bar mitzvá estudió en Burdeos, pero después pasó al lycée Turgot, de Paris. Rápidamente abandona los estudios para entrar  a trabajar a los 17 años de edad en los servicios financieros del Sr. Moreau. Después, invierte en la red ferroviaria española, por lo cual recibirá la Orden de Isabel la Católica. Fue en esa época cuando , por decreto imperial -II Imperio- agregó a su nombre el de Osiris, que era como le empezó a conocer todo el mundo en La Bolsa de París.

En 1855, Leonie, su esposa,  muere al dar a luz de gemelos. Primero fue enterrada – con los dos pequeños-  en Burdeos, pero durante treinta años Osiris batallará con la admistración y el Consistorio Israelita para que pudieran estar enterrados juntos en Montmartre. Cosa que no era fácil de conseguir por el mero hecho de que Leonie era católica, aunque no practicante.

Cinco años después de enviudar, Osiris abandonó las finanzas. Su alma no podía asumir la viudez y ordenó que la alcoba matrimonial permaneciera completamente intacta, convertida en una especie de santuario conyugal donde sólo él podía entrar. Está de más decir que no volvió a rehacer su vida con otra mujer. Y entonces se entregó a la cultura y la ciencia, en particular al arte.

Puesto que podía permitírselo económicamente, practicó con profusión la mitzvá de la tzdaká y , por ejemplo, cuando Prusia bombardeó París en 1870 -mientras nacía Proust- él donó diez mil francos al ministro de la guerra para que fueran atendidos las viudas y los huérfanos. Y cuando en septiembre de ese año París fue acorralada por las tropas alemanas, él puso sus cinco hoteles particulares a disposición del alcalde del Distrito Nueve para que instalara en ellos cantinas donde ofrecer al pueblo comedores sociales y refugio a los que se habían quedado sin hogar.

Su busto en el Instituto Pasteur

En cuanto al arte, comenzó por restaurar monumentos de las figuras históricas que él admiraba. A su  natal Burdeos la embelleció con cinco  fuentes Wallace. En Nancy, instaló un monumento a Juana de Arco, obra encargada a Fremiet el escultor. Además también fundó allí una guardería y un ospital seroterapéutico.

Apasionado por Napoleón I y en memoria  de su abuelo, que había participado con el emperador del sitio de Toulon,  Osiris erigió un monumento en Waterloo en memoria de los granaderos de la Guardia Imperial. También compró en una subasta de 1896 la antigua casa de campo de Josephine de Beauharnais y el general Bonaparte, el castillo de Malmaison, para que no fuera demolido jamás; Pierre Humbert lo restauró, lo remodeló con pasión y luego lo ofreció al Estado francés en 1903, legando su colección al museo que acababa de crearse, de acuerdo con sus deseos.

Sus herederas iban a ser dos sobrinas cuyo estilo de vida él desaprobaba. Una de ellas era  la amante de Claude Debussy.  Así que Osiris lega su fortuna al Instituto Pasteur:  30 millones de francos que el Instituto Pasteur utiliza  para la creación del Instituto de Radium17 en 1914, donde trabajará Marie Curie.

De entre sus descendientes, la única que recibió herenciaa fue una sobrina-nieta,  descendietne de su hermana Aimée, conocida como la actriz Charlotte Lysès,  a quien dejó una renta de 20.000 francos al año.

Pero su legado realmente fue a parar a la arquitectura, pues de Osiris salió el dinero para la construcción de la gran sinagoga de la rue de Buffault, una de las más hermosas de París, sino la más. pero también las mandó construir en Arcachon, en la costa atlántica, en Bruyéres, región de Les Vosgues (el vivía en la rue de Bruyères , Distrito IX) en Tours, en el Valle del Loira, en VIncennes, en Túnez, en Lausana, y en asociación con los Pereira y los Rothschild, acaban la de Burdeos.

Gran amante del vino de Burdeos, compró la finca de la Tour Blanche, donde residía durante la época de la  vendimia;  su logotipo aparecía en el  membrete que encabezaba sus cartas. A su muerte, dejó dicho en su  testamento que se dejaba al estado las bodegas, que hoy son usadas por el estado como escuela de viticultura de gran renombre en todo el mundo.

Daniel Iffla Osiris fue nombrado Caballero en  el año de 1897;  y  de igual manera, el estado francés le condecoró  como Oficial de la Orden Nacional de la Legión de Honor en el año de  1905, en reconocimiento explícito  a su servicio a la Nación como «fundador de muchas obras filantrópicas y autor de numerosas  reconstrucciones artísticas».

Pero no era feliz porque no olvidaba a su esposa y el Consistorio no permitía que su cuerpo fuera trasladado a París para enterrarse juntos. Tenía tan malas relaciones con los rabinos de París que cuando rehusaron casar a una de sus sobrinas él construyó una sinagoga ex profeso para los esponsales.

 Murió el 5 de febrero de 1907 a la edad de 81 años y al final consiguió que en su tumba , con su Moisés de Miguel Angel, en el paseo de Halevi del cementerio de Montmartre, enterraran a su amada Leonie.

El único gesto que París ha tenido con el llegó en 2017, cuando el Departamento de Planificación Urbana del Ayuntamiento de París rindió homenaje al patrón filantrópico y atribuyó su nombre  a una calle  de paso entre los bulevares de Haussmann y de los italianos en el distrito 9, conocido como «Plaza Daniel Iffla-Osiris».