PARASHAT HA´SHAVÚA: «LEJ LEJÁ»

Parashá: Lej Lejá, לֶךְ-לְךָ , Véte,  Genesis 12:1–17:27, Haftará sefaradit:  Isaías 40:27, Darshán: Morenu veRabenu HaGaón HaTzadik Rabí David Janania Pinto shlita.


 

 

La conclusión errada de Lot

“Y hubo un pleito entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot” (Bereshit13:7)

Abraham Avinu, quien fue el primero en acercar a las personas a Hashem, le sugirió
a Lot que se separara de él. ¿Por qué no trató de hacer que retornara en teshuvá por
el robo que hacía al permitir que sus pastores pacieren al ganado en campos ajenos?
Ribí Reuvén Karelenstein, zatzal, explica, en su libro Yejí Reuvén, que cuando Abraham
supo que Lot robaba, quiso saber qué fue lo que lo motivó a hacer eso.
Si Lot le hubiera respondido que se debía a que le hacía falta dinero en efectivo, a
Abraham le hubiera bastado con darle una charla de ética y así Lot habría permanecido
con él. Pero Lot le respondió con un razonamiento descarado, en el cual argumentaba que,
ya que Hashem había asegurado que le iba a dar toda esa tierra a Abraham, y Abraham
no tenía a la sazón heredero, entonces, Lot iba a ser el único heredero que recibiría toda
esa región, y, por ende, le estaba permitido tomar “a crédito” todo lo que le pareciera.
Cuando Abraham escuchó tal argumento “legal” de Lot, dijo de inmediato: “Sepárate,
por favor, de mí. No quiero tratar con ‘Tzadikim’ como tú, sino solamente con goím que
quieran verdaderamente aceptar la palabra de Hashem y convertirse”.

La promesa es parte de la prueba

“Y Abraham se fue, tal como le había dicho Hashem” (Bereshit 12:4)
Ya en la primera prueba, en la que Hashem le dijo que se fuera de su tierra natal, se
formuló la pregunta: ¿qué gran prueba representa irse a una tierra ajena, si, después de
todo, Hashem le prometió todo lo que le dijo que le iba a dar allí?
Y, además, ¿por qué cuando Hakadosh Baruj Hu se dirige a Abraham se utiliza en hebreo
el término vayómer ( רמאיו : ‘hablar’ —el cual tiene una connotación rigurosa, estricta—),
mientras que cuando Abraham ya cumplió la orden, se utiliza en hebreo la expresión
dibur ( רוביד : ‘decir’ —cuya connotación es más transigente—), como en el versículo “Y
Abraham se fue, tal como le había dicho Hashem”?

Rabenu el Or Hajaím Hakadosh explica que Hakadosh Baruj Hu le garantizó a Abraham
Avinu todas aquellas promesas, para ponerlo a prueba, para ver con qué propósito él se
iba. Es decir, también aquellas cosas que Hashem le prometió fueron parte de la prueba
misma; Hashem quería probar si es que iba a irse debido a lo que le había prometido o
si iba a irse para cumplir con lo que le había ordenado Hashem.’
Siendo así, la prueba fue muy grande: irse, sin pensar en todo aquello que le había
prometido que le daría en el nuevo lugar, sino sola y únicamente para cumplir con lo
que le había dicho Hashem que hiciera.
De esta forma, se comprende el uso de aquellos términos, pues el “hablar” es algo
ligero, mientras que el “decir” es algo severo. Con esto, la Torá nos enseña que Hashem
se dirigió a Abraham para proponerle aquella mitzvá con el término “hablar” e insinuarle
que si lo hacía, iba a ameritar todas aquellas cosas que Hashem le había prometido.
Pero, por su parte, Abraham tomó como algo severo el hecho de que Hashem le dijera
que hiciera aquella mitzvá, y no tomó en consideración la posibilidad de la recompensa
por hacerlo, ya que Abraham lo hizo todo solo por cumplir con la orden de su Creador.

En pensamiento, habla y acción

“Y tú, Mi pacto has de observar; tú y tu simiente después de ti” (Bereshit 17:9)

Ribí Shalom de Belza preguntó: ¿Por qué se utiliza dos veces “tú”?
Y explicó que tenemos que cumplir con todas las mitzvot por completo, es decir, tanto
con el pensamiento, como con el habla y con la acción. He aquí que en el caso del precepto
de la circuncisión es imposible, ya que la acción se realiza en el cuerpo del hijo,
mientras que el pensamiento lo realiza el padre. Solo cuando el niño crece y le hace la
circuncisión a su propio hijo, completa entonces con su pensamiento todas las partes
requeridas en el cumplimiento de la mitzvá, y que hacía falta hasta ese momento. Y
entonces resulta que, nuevamente, el recién nacido es circuncidado, pero a ese bebé le
hace falta que su mitzvá se complete con la parte del “pensamiento”, la cual solo logrará
cuando él circuncide a su hijo, y así sucesivamente.
Esto lo insinúa el versículo: “tú y tu simiente después de ti”; cuando sean circuncidados
y circunciden a sus hijos, solo entonces se realizará la mitzvá en su completitud.

Abraham , Rembrandt

 

“Le dijo: ‘Yo soy Kel Shakay. Anda delante de Mí y sé
íntegro’” (Bereshit 17:1)
En el Midrash (Bereshit Rabá 38:13), se relata que cuando
Abraham rompió todas las imágenes idolátricas de su padre,
lo llevaron ante Nimrod, quien le preguntó: “¿Eres tú Abram,
el hijo de Téraj?”, y Abram le respondió afirmativamente.
Nimrod le preguntó: “¿Acaso no sabes que yo soy el amo
de toda la creación? El sol y la luna, las estrellas y las constelaciones,
los animales y el hombre, todos surgen de mí.
¿Por qué destrozaste mis estatuas?”.
En aquel momento, Hakadosh Baruj Hu le dio entendimiento
a Abraham Avinu, y éste le contestó: “Mi señor rey,
permítame decir algo acerca de vuestra grandeza”, y Nimrod
le dio la palabra. Abraham continuó: “El mundo se conduce
de la misma forma desde su creación hasta nuestros días.
El sol sale por el este y se oculta por el oeste. Si así usted
lo desea, ordénele al sol que mañana salga por el oeste y
se oculte por el este. Entonces, atestiguaré que usted es el
amo de toda la creación”.
De esta forma, continuó Abraham objetando, discutiendo
y triunfando con sus argumentos, hasta que al final
Nimrod ordenó que lo apresaran, lo ataran y lo arrojaran
a una enorme hoguera. Lo colocaron sobre una gran roca;
a su alrededor, a lo largo de dos metros y medio, le amontonaron
leños hasta una altura de dos metros y medio; y
luego, encendieron la hoguera. En aquel momento, llegó
el ángel Gabriel delante de Hakadosh Baruj Hu y dijo: “Amo
del universo, ¿he de descender y enfriar la hoguera para
salvar al justo?”. Hakadosh Baruj Hu le dijo: “Yo soy Único
en Mi mundo, y él es único en su mundo. Por lo tanto, le
corresponde al Único salvar al único. Tú tendrás el mérito
de salvar a tres de sus hijos: Jananiá, Mishel y Azariá”. Y, en
efecto, Abraham sobrevivió milagrosamente en medio del
fuego, sin que se le chamuscara ni siquiera una sola fibra
de su vestimenta.
El Midrash continúa y relata que Harán, hermano de
Abraham, estuvo presente en aquella audiencia, y su corazón
estaba dividido, por lo que se dijo a sí mismo: “Si Abraham
sale triunfador, seré de sus simpatizantes; y si Nimrod
sale triunfador, seré de sus simpatizantes”. Cuando Abraham
salió intacto de la hoguera, Nimrod le preguntó a Harán de
qué lado estaba y él le respondió que estaba del lado de
Abraham. Nimrod ordenó que lo arrojaran a la hoguera,
y, cuando así lo hicieron, el calor de dicha hoguera era tal
que no bien llegó al fondo, Harán ya había sido consumido
por el fuego y había muerto. Nimrod tomó sus restos y los
arrojó delante de Téraj. Sobre esto, dice el versículo (Bereshit
11:28): “Y falleció Harán delante de Téraj, su padre”.
A simple vista, debemos comprender por qué Nimrod
arrojó a Harán a la hoguera. Nimrod, con sus propios ojos,
vio que Abraham se había salvado milagrosamente de la
hoguera, y con ello pudo confirmar claramente que Hashem
es el único Dios, tanto en la tierra y todo lo que está debajo
de ella como en los cielos y todo lo que está por encima
de ellos, y que el testimonio de Abraham era el verdadero.
En mi humilde opinión, precisamente, el hecho de que
Nimrod había visto la verdad ante sus ojos fue lo que lo
motivó a arrojar a Harán al fuego. Nimrod se dirigió a Harán
y le reclamó: “Tú eres su hermano, y creciste junto con él.
Desde pequeño, viste cómo él se conducía y sabías cómo
él se comportaba, y viste el sendero que él siguió. Siendo
así, ¿por qué aún tienes dudas de si ese es el sendero
correcto?”.
Esto se asemeja a un hombre a quien le revelaron todos
los números que iban a salir ganadores en el premio gordo
de la lotería, y todo lo que tenía que hacer era ir y comprar
el boleto. Pero ese hombre, tontamente, no se apresuró a
hacerlo, hasta que, a fin de cuentas, no lo compró y perdió
la oportunidad.
Así mismo le dijo Nimrod a Harán. Harán había visto con
sus propios ojos cómo su hermano Abraham se elevaba y
guerreaba contra las creencias idolátricas de su padre, una
guerra en Nombre del Cielo, y cómo también mencionaba
constantemente a Hashem. Y aquello que es verdad es
reconocible, pues, sin duda alguna, es el sendero correcto.
Siendo así, Abraham ya había pavimentado el camino
delante de él; todo lo que le restaba a Harán era seguir ese
mismo sendero. Pero él todavía dudaba acerca de la verdad,
y se rezagaba en busca de otras fuerzas de la naturaleza en
las cuales creer… Por eso, Nimrod lo arrojó a la hoguera.
Al presenciar el milagroso rescate de Abraham, Nimrod
se retractó de su sendero malvado y se apegó al Dios de
Abraham, pues se había impresionado enormemente de
la fe íntegra de Abraham, y de su disposición a defender
su fe ante todo el mundo; y vio cómo Hakadosh Baruj Hu
le había correspondido doblemente a Abraham por su
amor, y lo había salvado de la hoguera. Todo esto motivó a
Nimrod a obrar de acuerdo con lo que había presenciado
con sus propios ojos y volvió en teshuvá, y desdeñó todas
las deidades que tenía. Así de clara le estaba a Nimrod la
verdad, al punto que se enojó con Harán, y se dirigió a él
con el reclamo de por qué él —Harán, que había crecido
con Abraham— no se había preocupado de aprender de los
actos de su hermano, y todavía tenía dudas en su corazón.
Por ello, lo arrojó a la hoguera.
Ciertamente, más adelante, Nimrod volvió a desviarse del
camino y retornó al mal. Esto se debió a que todo el tiempo
que Abraham Avinu se encontraba en su cercanía y sentía
su influencia a su alrededor, Nimrod también era influenciado
para bien y observaba el sendero de Hashem. Pero
más adelante, Hashem quiso poner a prueba a Abraham
ordenándole que dejara la tierra de su nacimiento y de la
casa de su padre, entonces, Abraham abandonó ese país.
Desde el momento en el que Abraham se fue, Nimrod volvió
a desviarse hacia el mal, pues cuando se le presentaba la
menor prueba no tenía de quién aprender y no sabía cómo
conducirse para vencer a su Inclinación al Mal. Abraham
Avinu ya no estaba a su lado para darle inspiración como
lo había hecho al principio.
Ahora podremos comprender por qué Hakadosh Baruj
Hu no le hizo un milagro a Harán para salvarlo de la hoguera
de la misma forma como había salvado a Abraham. Pues,
en verdad, el argumento de Nimrod era completamente
válido: ¿Cómo podía ser que Harán continuara con indecisiones
y dudas en su corazón si veía a su hermano batallar
heroicamente en favor de la fe íntegra y de la verdad, pues
ese era el camino verdadero a seguir? Por ello, Harán no
debió haber esperado a ver qué sucedía con Abraham, si iba
a ser salvado o no. Él demostró que su fe no era íntegra ni
fuerte. Por ello, no mereció que Hashem obrara un milagro
en su nombre.