R. RAJAMÍM YOSEF FRANCO

Apunte biográfico de uno de los más importanes rabino de Jebrón


La isla mayor del Archipiélago del Dodecaneso, Rodas, en el S XIX estaba poblada por gentes de diversos orígenes que, fuera de algún entuerto puntual, vivían placidamente. Era el caso de Rafael Nisiim y Miriam, de la profusa familia de los Franco, padres de Rajamím, que había nacido en 1835. Cinco años después de nacerles el niño, ocurrieron  los acontecimientos del libelo de sangre con el que la comunidad cristiana, griega, acusó a la comunidad judía, que era casi la mitad de la población de la isla.

Tras estudiar hasta formarse como rabino entre los sabios rodios, se casó con Esther Mazaltov y el matrimonio fue bendecido con  tres hijos: Ben Tsion, Meir y Clara. En 1868, la familia decidió instalarse en Eretz Israel.

Al poco de llegar a Jerusalén fue designado, junto a r. Shalom Moshé Gaguín,  uno de los dos jueces rabínicos cuyo tribunal presidía r. Yaakob Shaul Elyasar (que luego, en 1893,  sería el rabino mayor de los sefardíes  -Rishon Le´Tsion- en el Imperio Otomano ) Como juez, tuvo que ver cómo la comunidad judía perdía, ante la iglesia cristiana,  mediante una venta obligada, un gran patio en el Barrio Judío de la Ciudad Vieja. Ante la difícil situación de la comunidad judía en Eretz Israel, fue enviado como emisario recaudadador de donaciones -shadar- por Argelia, Libia y Túnez.

Una vez cumplida esta misión, en 1878 fue designado como rabino mayor de la comunidad de Jebrón (que entonces estaba más desarrollada en todos los sentidos que la de Yerushaláim, entre otras cosas por haber  absorvido a la comunidad de Gaza, huida a los montes de Judea  con la llegada de Napolén Bonaparte). Una de las primeras consecuencias de su rabinato jebronita fue que, empezando por él mismo, sacó a los judíos de la ciudad del recinto amurallado, tal cual también estaba sucediendo en Jerusalén con los proyectos de sir M. Montefiore extramuros.

También hizo otras cosas por el bien de los judíos de Jebrón. En 1893 fundó  el hospital «Jesed L’Avraham», así llamado en honor del rabino Abraham Azulai (1570-1643), autor de la obra cabalística de mismo título  y que fue  venerado como Gran Rabino de la ciudad durante mucho tiempo. Más tarde, este  hospital pasaría a llamarse Beit Hadasa, La Casa del Mirto,  después de que la organización Hadasa se hiciera cargo de la institución.

Beit Hadasa en la actualidad

La primera planta del edificio se construyó gracias a las donaciones de los judíos del norte de Africa. Luego, en 1911 se le agregó el segundo piso, sufragado con fondos donados por judíos de la India y de Bagdad.  Muy cerca vivía el rabino Yosef Kastel, una de las víctimas mortales de la terrrible matanza de 1929. Beit Hadasa fue saqueado e incendiado sin piedad;  y durante la ocupación jordana, en 1948,  se usó como escuela. Cuando en 1967 se expulsa a los jordanos, el nieto de r. Rajamím Franco, Abraham Franco, que aunque estudió farmacia se desempeñaba como  abogado de la municipalidad de Jerusalén, pero ya jubilado,  donó las escrituras de la propiedad a los líderes de la comunidad en ese momento.

Clara

Su hija, Clara Hasson, nacida en Rodas en 1866,  fue víctima mortal de la matanza del ´29. Tenía 59 años. En el Monte Herzel hay un monumento que la recuerda. Era la esposa del presidente del Beit Din de Jebrón. Tuvieron muchos hijos, que vivían en Jerusalén, y ella quería vivir allí, pero su marido no quiso abandonar Jebrón. Ambos fueron asesinados en su casa.  Aleijem Ha´Shalóm.

R. Rajamím Nissim Franco falleció mucho antes, en 1901, por muerte natural y fue enterrado en el antiguo cementerio de Jebrón. Alav Ha´Shalóm. Su tumba, por desgracia, fue profanada por los jordanos en 1948, y ha sido después restaurada. Hoy en día es un lugar bastante visitado por muchos judíos.

También dejó un legado intlectual de índole teológico, como por ejemplo, Shaarei Ha´Rajamím, Las Puertas de la Misericordia (el nombre hebreo de la puerta tapiada en las murallas de Jerusalén por donde entrrará Mesiaj) Se puede leer on line, aquí