El Cantar de Gesta por excelencia en la Historia de la Literatura Española, que ensalza las últimas glorias de D. Rodrigo Díaz de Vivar, tuvo espacio para pasajes y personajes judíos. ¿Los conoces?
Antes que nada, que quede muy clara una cosa: aunque la copia del cantar que disponemos es del año 1200, la peripecia -el argumento de este poema- hace referencia a hechos históricamente acaecidos a finales del S XI . D. Rodrigo Díaz de Vivar, alias El Cid Campeador, toma Valencia el 15 de junio de 1094. Es decir, la obra literaria conocida como «Cantar de Mío Cid» se compone un siglo después de los hechos que presuntamente trata y son obra de la necesidad propagandística de la monarquía cristiana, no debemos leerlos como una crónica veraz, siquiera verosímil.
Al empezar el Cantar (de gesta) , nos encontramos que el gran vasallo del rey Alfonso VI ha sido víctima de una calumnia y el rey, que da pábulo a la difamación, destierra al Cid. A esa desgracia hay que unirle que los dineros le son escasos para poder mantener a sus mesnadas. Martín Antolínez, uno de sus fieles, aporta víveres y un préstamo que ha pedido a dos judíos suponemos que de Burgos: Raquel y Vidas.
Con vuestro consejo bastir quiero dos arcas, (construir)
inchámoslas d’arena ca bien serán pesadas, (llenémoslas de arena para que pesen mucho)
cubiertas de guadalmeçí e bien enclaveadas (forradas de rico cuero y bien claveteadas)
por Rachel e Vidas vayádesme privado (id a buscar enseguida -).
Antolínez, sobrino del Cid, presto, raudo y veloz, va en busca de los prestamistas judíos , a los que encuentra haciendo caja y les comenta lo siguiente:
Aquellas non las puede levar, si non, serién ventadas
el Campeador dexar las ha en vuestra mano
e prestalde de aver lo que sea guisado.
Prented las arcas e metedlas en vuestro salvo;
con grand jura meted í las fe(de)s amos
que non las catades en todo aqueste año
Es decir: El Cid tiene dos arcas presuntamente llenas de «oro» , cuando en realidad están llenas de arena (aunque en Burgos no hay playa) pero pide que no puede moverlas porque le serían confiscadas de inmediato, así que les deja el «oro» a los dos judíos a condición de que ni las miren durante todo un año. Tras deliberar entre ellos, se resuelve prestarle 600 marcos de plata.
Es obvio el interés del compositor en realzar la figura cidiana hasta extremos de historias inverosímeles, como pudiera ser el engañar a dos judíos que se dedican al préstamo.
Pero la historia no queda ahí:
En la catedral de Burgos, a pesar de la desautorización de los historiadores, hay un cofre que se presenta como El Cofre del Cid, es decir, el cofre lleno de arena con que habría engañado a los judíos Rachel y Vidas. Incluso se hacen réplicas en miniatura como «souvenir» a pesar de que el historiador Gárate Córdoba escribiiera sobre lo que el llama el timo arca de la catedral de Burgos en un artículo publicado en ABC en 1954, afirmando que para el prestigioso filólogo Menéndez Pidal, una de las mayores lumbreras del mundo cidiano, éste y el de la Afrenta de Corpes ( con la violación de las hijas deEL CId y la asturiana Doña Jimenea) eran los dos únicos episodios fantásticos del Cantar» Es más, la factura del cofre es típica del S XIII, no del XI.
El historiador Gonzalo Martínez Díez señaló en su obra «El Cid histórico» (1999) que el engaño del arca a los judíos Raquel y Vidas es invención literaria, a pesar de que en la Catedral de Burgos actualmente se informa de que el llamado «Cofre del Cid» es «un interesante arcón medieval, que en realidad es un arcón-archivo del siglo XIII-XIV para custodiar documentos valiosos del Cabildo catedralicio» y no prueba de un engaño a unos judíso cuyos nombre ya son en sí mismo poco probables para unos judíos burgaleses del SXI: