Algunos matices lingüísticos de palabras hebreas para la reflexión sobre los hechos de todo el ciclo anual.
El primer día del año hebreo es el Rosh Jodesh de Nisán. Y es el primer indicio por el cual tenemos que considerar que Rosh Ha´Shaná no es, en absoluto, un evento astronómico, sino espiritual. De hecho, su nombre siquiera aparece en La Torá: lo hace cuando en La Mishná se tratan los otros tres roshei shaná del ciclo anual hebreo. Sin embargo, en Levítico 16, se nos dice que Yom Kipur será el diez de tishrey. Es decir, si Kipur se origina con la bajada de Moshé Rabenu de Sinai tras cuarenta días pidiendo perdón por haber roto las primeras Tablas de La Ley, entonces subió el Rosh Jodesh de Elul. Ahora bien, entre el primero de elul y el décimo de tishrey está el rosj jodesh de tishrey: Rosh Ha´Shaná, el comienzo del ciclo anual (literalmente) ¿Pero de qué ciclo hablamos? Del comienzo de los Yamín Noraím, los Días Terribles, en los que el Pueblo de Israel realiza, año tras año, el retorno instrospectivo en que H´ te inscribe en el Libro de La Vida, según un destino positivo o negativo, que es el que servirá de medida para el Día del Juicio Final. Y por eso, en estas fechas de suma importancia para el ciclo de los judíos, es tan necesario pedir perdón por todo lo que nos pudiera impedir ser inscritos.
Pero «Perdón», en hebreo se puede decir de varias maneras, y sin ser totalmente sinónimas.
La raíz סל»ח (sámej, lamed, jet) existe en todas las lenguas semíticas y, por tanto, es de una gran antigüedad. Even Shoshán, la mayor autoridad semántica y lexicográfica de la lengua hebrea de la actualidad, dice que su origen, su etimología, es la lengua acadia, hablada por asirios y babilonios en el segundo milenio antes de la era común (y lengua franca por ejemplo para los hititas, los egipcios y otros pueblos no semíticos) El acadio es al hebreo lo que el latín al español.
En aquel tiempo, sin embargo, la raíz acadia de la que hablamos no significaba perdón, ni era un sustantivo, ni una interjección, como lo es en hebreo; era una acción, un verbo intraducible que se refería al hecho de salpicar con aguas purificatorias, recitando fórmulas con conjuros mágicos, sobre alguien que estuviera enfermo.
Es decir, en origen, saláj (tercera persona, masculino, singular, del pretérito: la raíz pura) no significaba sino curar mediante la palabra. Luego, esa sustancia semántica del campo de la sanación adquiere connotaciones con el paso del tiempo y ya no sólo concierne a la sanación física, sino también a la psicológica: ante un daño moral, una reparación mediante la palabra, a través del reconocimiento verbal de ese daño. Es decir, pedir disculpas.
Pero en el Tanaj sólo Dios perdona (o puede perdonar) y no así el Hombre.
Por ejemplo, en el episodio de los exploradores o espías que cruzan a Canaán antes que el resto de hebreos cruce el Jordán, se comete una transgresión -una averá- y Moshé Rabenu ruega a H´que perdone a aquellos diez cabeza de tribus que no tienen fe en que la misión pueda cumplirse:
וַיֹּאמֶר מֹשֶׁה אֶל ה’… סְלַח נָא לַעֲוֹן הָעָם הַזֶּה כְּגֹדֶל חַסְדֶּךָ וְכַאֲשֶׁר נָשָׂאתָה לָעָם הַזֶּה מִמִּצְרַיִם וְעַד הֵנָּה. וַיֹּאמֶר ה’ סָלַחְתִּי כִּדְבָרֶךָ» (במדבר יד, יג–כ)
«Y dijo Moisés a Dios: Te ruego perdones a este pueblo, tan grande como tu piedad, al cual has sacado de Egipto para traerlo hasta este lugar.» (Exodo, 14)
Por eso, porque sólo El puede perdonar, desde el segundo día de Elul, y en especial desde Rosh Ha´Shaná hasta el fin del día de Yom Kipur -los 10 días terribles- el pueblo judío reza en la noche el servicio de Selijot (plural de slijá). Y quien perdona, es denominado «salján». En la literatura litúrgica de las Selijot, el salján es Dios, por supuesto. Y la conclusión es lo que, en Yom Kipur, el Salján de los Saljanes escriba en el libro de la vida de ti.
Por otro lado está la segunda palabra a la que nos referíamos. La palabra mejilá, מחילה , se empieza a usar en tiempos del Segundo Templo; aunque es sinónimo realtivo de Slijá, tiene un matiz: es una acción que no está restringida a Dios. La etimología del término no tiene una conclusión concreta, pero se cree mayoritariamente que la raíz viene del arameo (aunque no termine en álef, de ahí las disquisiciones filológicas). Se usa en hebreo moderno como cultismo de slijá. O para enfatizar, parafraseando al versículo del Avinu malkenu que reza:
«אבינו מלכנו כָּתְבֵנוּ בספר סליחה וּמחילה».
Padre nuestro y rey nuestro, escribe en el libro Slijá U´Mejilá»
En Yom Kipur la persona invierte, ni más ni menos, en todo el destino de un año. De ese momento crítico depende la salud, el bienestar económico, el éxito laboral, las relaciones armónicas con amigos y familiares, la plenitud armónica del hogar con tu cónyuge y tus hijos -Shalom Bait; así que hay que celebrar la efemérides de forma correcta o no disfrutaremos de sus prestaciones durante los meses siguientes. Y no, no se trata de que en Rosh Ha´Shaná comas manzanas con miel, ni que ese día de Kipur ayunes y vayas a la sinagoga sin ducharte, con atavíos blancos y zapatos que no son de cuero, sino que es cuestión de que, antes de eso, puedas preparar tu espíritu para que Kipur sea «moíl», eficiente, y no un paripé sostenido por la inercia y la superficialidad, algo que por desgracia es lo que les ocurre a muchos. Para unos se abren las puertas pero para otros se cierran.
Los preparativos de Kipur son un proceso de una importancia máxima, pero de una ejecución mínima, como si quisieras abrir una caja de caudales: si conoces la contraseña, la abrirás rápidamente y accederás a su precioso contenido, pero si desconoces la contraseña, tendrás un gran trabajo para conseguir dar con la combinación que te abra esa puerta. Ahora bien, para conseguir esa jatimá tová –esa buena firma en el Libro de la Vida, también ayuda que tu comportamiento durante el año anterior tenga experiencia en abrir cajas fuertes: no recé nunca, no me puse Tfilín, no guardé Shabat, no estudié nada de Torá, no hice ni una sola vez Tsdaká, no fui a la sinagoga a escuchar el Shofar, celebré Pesaj en Amsterdam y, además, ni un sólo día del año comí Kasher. La combinación de la contraseña va ser muy difícil para quien se encuentre con estos antecedentes.
Este tipo de acciones de transgresión, según Nuestros Sabios de Bendita Memoria, están clasificadas como entre la persona y el lugar -la sinagoga, la cocina, etc. Pero estas cosas se arreglan, porque al final del día un Padre y un hijo, se arreglan.
Luego están las transgresiones que tienen que ver con las personas, que es algo que tu Padre no puede solucionar, lo tienes que arreglar tú directamente con las personas. Es decir, las transgresiones de la persona respecto al prójimo no están cubiertas por Yom Kipur… por lo cual el perdón debe salir de ti. Por eso en hebreo hay dos términos para perdón, SLIJÁ Y MEJILÁ