TRES JUDEO-CONVERSOS EN LA CORTE DE ISABEL LA CATÓLICA

Breve semblanza histórica de tres personalidades con tres cosas en común: el origen converso, el servicio a la monarquía católica y su oposición a la creación del Tribunal de la Inquisición.


La neo-cristiandad ibérica, fenómeno que a lo largo de la dilatada historia hispánica ha tenido diferentes oleadas bajo diferentes monarcas de distintas casas reales, ofrece no sólo dos planos de estudio (la conversión auténtica o la conversión -digámosle- inducida) sino que también presenta distintos niveles en los opresivos estamentos tardo-medievales y pre-renacentistas: desde humildes artesanos en las villas y burgos hasta importantes cargos en la corte. En este último contexto, en la corte de la corona cstellano-aragonesa a fines del S XV, encontramos conversos sentados a la derecha de la reina Isabel I de Castilla, como Hernando de Talavera, confesor de la reina, Fernando del Pulgar cronista de la monarquía católica, y Fernando Alvarez de Toledo, secretario real de la reina. Los tres comparten entre sí el no ser «cristianos viejos», el no trabajar como autónomos, sino como funcionarios del Estado, y el no estar de acuerdo con el proyecto de implementar en España el Tribunal de la Inqusición.

Hernando de Talavera es una figura un tanto oscura (desde el punto de vista de la historiografía) No sabemos a ciencia cierta si nació en Talavera de la Reina -hoy provincia de Toledo- o en Oropesa (no la Oropesa castellonense, que es de mar, sino la Oropesa toledana). Sí que sabemos que vino al mundo en 1428. Bachiller en Teología por la Universidad de Salamanca, donde impartió clases de Filosofía Moral, en 1466 tomó los hábitos en un monasterio de los jerónimos en Alba de Tormes. De ahí pasó a ser prior de un monasterio en Valladolid, sin duda para estar cerca de la reina Isabel, de quien era confesor ya cuando ella no era siquiera reina. Luego fue nombrado obispo de Avila, cargo que ostentó hasta 1493, y entonces fue nombrado arzobispo de Granada. Pero cuando en 1478  el papa Sixto IV emite la bula «Exigitur sincerae devotionis affectus», hoja de ruta para la creación de la Inquisición Española, no duda en oponerse a tal proyecto. Incluso fue a Sevilla a predicar entre la población conversa y llegó en su momento a denunciar los abusos de los primeros inquisidores. Así que la propia institución que denunciaba le abrió un proceso inquisitorial por si estaban ante un obvio judaizante. Y es así como sabemos que en origen era hijo de conversos; sus padres fueron García Álvarez de Toledo y Ayala y una hebrea del arrabal de Oropesa. Sin embargo, en Talavera hay una que reza: «En esta casa nació D. Fr. Hernando de Talavera Prior del Monasterio de Prado obispo de Ávila, primer arzobispo de Granada y examinador de los proyectos de Cristóbal Colón. La patria a su hijo ilustre año 1892 en los días del cuarto centenario del descubrimiento de América.» En 1505, un año después de la muerte de la reina Isabel, el inquisidor de Córdoba, Lucero, mandó apresar a amigos y familiares de fray Hernando y preparó su proceso por herejía y apostasía de la fe, debido a su actitud contraria a la Inquisición. Desde Roma, el papa Julio II lo defendió y el cardenal  Cisneros puso en libertad a sus parientes en 1507.

Fernando del Pulgar -nacido en Toledo en 1436 y no en Pulgar  (Toledo), como afirman algunos- fue un humanista -un intelectual renacentista que promovía el estudio de las disciplinas que acrecentaban la humanidad. Su padre, Diego Rodríguez, era escribano en la ciudad de Toledo, por lo cual los historiadores empezaron a sospechar que se trata del hijo de un converso, ya que el oficio de la escribanía estaba reservado a los de la fe de Moisés. Formado en la corte de Juan II, pasó a la de su sucesor, Enrique IV, como secretario real, y ese cargo lo siguió ejerciendo desde 1471 para Isabel, la posterior reina católica. Esta, además, le nombró Consejero de Estado. Con esas credenciales fue embajador de la monarquía castellano-aragonesa en Roma, ante el papa Sixto IV. . Y desde esa posición se enfrentó al cardenal y arzobispo de Toledo por el asunto de los conversos, pero recibió una gran carta de amonestación del Gran Inquisidor, y una sorpresa de los monarcas: se le destituyó por tamaña osadía del cargo de secretario y por conmiseración le relegaban al cargo de mero cronista. Reemplazó a otro converso, -éste dócil y discreto: Alfonso de Palencia. Además de la historia del reinado católico, glosó las Coplas de Mingo Revulgo. Murió posiblemente en Madrid en 1492.

El tercer converso anti-inquisitorial de la corte castellano-aragonesa fue Fernando Alvares de Toledo Zapata, señor de Cedillo y Manzaneque, toledano de 1444, hijo del regidor del ayuntamiento toledano,  Juan Álvarez de Toledo (muerto en 1480) y de Catalina Zapata (muerta en 1452). Tres de sus hermanos fueron como el padre regidores en Toledo (alcaldes), pero su hermano Luis, fraile jerónimo, fue quemado vivo por la Inquisición, en Toledo hacia 1486. Otro, Francisco, fundador de la universidad de Toledo, murió preso por participar en la revuelta de los comuneros. Su hermana Mencía fue  esposa de Alonso Fernández Rubio; y  la otra hermana, Catalina Álvarez, estuvo casada con el poeta también judeoconverso, Juan Álvarez Gato. Fernando, aunque iletrado, acabó siendo secretario de Enrique IV, que le nombró regidor de Toledo, y luego, en 1476, como secretario de Isabel I de Castilla.  Tras intervenir en 1493 en los preparativos del segundo viaje de Colón a América, fue uno de los siete miembros de la delegación española que acordó en junio de 1494 el Tratado de Tordesillas, comisión en la que él actuó como secretario. Y también era contrario a que los monarcas se embarcaran en el proyecto inquisitorial.

Por supuesto, hubo otros conversos en las esferas monárquicas de fines del S XV, pero no se opusieron a la Inquisición como estos tres personajes de los que hemos trazado breves semblanzas para que se sepa y conste que no todo era blanco y negro.

  • Bibliografía:
    Diccionario de Biografías de la Real Academia de la Historia