
Historia de un enclave de una famiñia judeo-conversa en tierras pucelanas durante el S XV
Villafuerte de Esgueva es una localidad castellana a orillas del río Esgueva, afluente del Pisuerga a su paso por Valladolid, creando el valle de mismo nombre, que forma parte de la Ribera del Duero. Villafuerte, que primero se llamó Velosillo, fue plaza fortificada, pues controlaba el trasiego de carromatos y andariegos por los puentes del río en favor de la Orden de Calatrava -muy dada al judaísmo y la judeo-conversión.
En una fecha indeterminda entre 1434 y 1462 -es decir, en pleno reinado de Enrique IV de Trastamara- don Diego González de Toledo, judeoconverso que encabezaba un linaje converso de la aljama toledana, compró todo el señorío; y no sólo es que se hiciera dueño y señor del territorio , sino que incluso cambió el antiguo nombre de Velosillo por el nuevo de Villafuerte. Su hijo, Garci Franco de Toledo, junto a su esposa María de Saravia, se autodenominó señor de Villafuerte. Seguramente lo levantase para defender a su familia de los estallidos de violencia contra los judíos y conversos habituales en esos años en Valladolid. De hecho en 1467, durante uno de esos episodios, murió su propio hermano. Según el libro «Rincones singulares de Valladolid. Duero y Esgueva», de Enrique del Ribero, en Madrid se conserva una alfombra de este linaje.
Construido en el S XV, como hemos dicho, el estilo de la construcción es más residencial que militar, pues en esa época , en la Ribera del Duero, ya no hay frontera que defender del moro. La torre del homenaje, que está reconstruida, tiene cinco plantas a las que se accede por escalera de caracol precio dintel con los escudos de la estirpe. Estuvo habitado hasta principios del S XX, pero hoy es propiedad de la Asociación de Amigos de los Castillos, que lo adecuaron para alquilarlo como sede eventos nupciales. Adscrito por la Hª del Arte a la llamada Escuela de Valladolid, imita -deporte burgués donde los haya- la construcción del castillo de Portillo, del conde de Benavente. La costosa obra y las duras obligaciones económicas con las que sometía a los habitantes de Villafuerte, llevó a los lugareños, tan agraviados por cargas feudales , a enfrentarse con su nuevo señor, don Garci Franco. Y esta alzamiento dio lugar a un larguísimo pleito que cuestionaba ante la justicia la legitimidad de aquel reciente señorío.
Tras la muerte del señor en 1486, su viuda, María de Saravia, lega a su hijo Antonio Franco las propiedades que posee tanto en Villafuerte como en Valladolid; pero no todo es oro y los problemas económicos se agudizan para la familia, quedando la fortaleza inconclusa. En 1515 el heredero de Antonio Franco fue encarcelado – quizás por judaizante, no lo sabemos a ciencia cierta- y sus bienes confiscados. Pero consigue ser puesto en libertad y, entonces, emprende la industria de agitar una rebelión contra el Cardenal Cisneros, arzobispo de Toledo, regente de Castilla, primado de España y tercer inquisidor general de Castilla.
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