La policía tunecina detiene a seis personas por desacralizar un cementerio judío en el que celebraron una barbacoa veinticuatro horas antes del 9 de Av.
Susa, en la costa este de Túnez, Golfo de Hamamet, ya existía en tiempos de las Guerras Púnicas. Luego, en la Alta Edad Media, y existiendo hasta hoy, vio crecer a las tribus judías de los bereberes; y después, con la expulsión de Sfarad, muchos judíos se asentaron en este puerto cercano a Sicilia y Malta.
En 1832 el censo de judíos en esta ciudad era de 1500 personas,las cuales disfrutaban de los mismos derechos que los demás. En 1940, tras una época de esplendor en el Protectorado Francés, sufrieron el acoso de los nazis. No obstante, en 1953, el número de judíos de Susa era de 4415 personas.
Como es lógico pensar, el cementerio judío de Susa -el cementerio de Kef- no es ni nuevo ni pequeño.
El jueves pasado, el empresario judío Elie Trabelsi -dato de un medio árabe- subió a sus redes sociales unas perturbadoras fotografías en las que aparecían seis varones adultos celebrando ni más ni menos que una barbacoa en el cementerio judío de la ciudad. Como es lógico, la fotografía se viralizó rápidamente. Las autoridades tunecinas investigaron los hechos y los seis individuos han sido detenidos.
En 2013 el cementerio fue vandalizado, profanando las tumbas de una docena de jajamím cuyas estelas funerarias fueron quebradas y en algunos casos hasta las osamentas desparramadas por la calle, todo ello obra del integrismo salafista que sacude al país. La profanación coincidió con la celebración del aniversario del nacimiento de Mahoma.
Hoy sólo quedan 2000 judíos en Túnez -llegó a haber más de 100.000, hoy emigrados a Israel, Francia y Estados Unidos- y todos los que quedan están en la isla de Djerba, a más de 150 kms al sur de Susa. En Susa el último judío que quedaba se fue en 1984, y entregó las llaves de la sinagoga a las autoridades.