El polémico y denostado músico publica en un semanario alemán que aboga por reconocer a Jerusalén como capital de Palestina e incluso reconocer el estado de Palestina.
No sólo es judío sino que además es israelí -e incluso español- pero el controvertidísimo músico, nacido en Buenos Aires en 1942, una vez más usa su nombre para publicitarse a sí mismo a costa de los sentimientos de millones de judíos por todo el mundo (y en especial por los millones de judíos israelíes).
Esta vez lo hace desde las páginas del semanario alemán ‘Die Zeit’, publicación de especial predicamento entre la élite culturaloide con ínfulas liberales y germanoparlantes. Y desde ese estrado impele a las naciones del mundo no sólo a reconocer a Jerusalén como capital del mundo palestino sino también reconocer que, según él cree, hay un estado llamado Palestina.
El pasado mes de octubre, coincidiendo con la reapertura de la ópera alemana (de la que es director musical) decidió también aprovechar la coyuntura para aparecer en medios escritos aplaudiendo las pretensiones independentistas catalanas (ha trabajado mucho para el Liceo de Barcelona, ese teatro imputado en el caso de corrupción llamado Caso Millet) mientras que en otros medios y círculos criticaban que el presupuesto de la reapertura de la ópera alemana superaba con creces lo acordado y no se sabía por qué.
Baremboim, de 74 años, en el año de 2008 se convirtió en el primer israelí -y parece ser el único- en recibir un “pasaporte palestino”, tras ofrecer un concierto en la localidad de Ramala, sede de la Autoridad Palestina, invitado por sus relaciones personales con la vicepresidencia tercera de la misma. Poco después hizo que muchos israelíes abandonaran asientos cuando interpretó la música que los nazis hacían escuchar a los reclusos de los campos de concentración: Wagner. A pesar de todo, Irán le vetó la entrada al país para impedir diera un concierto en Teherán.