DAVID S. AMIEL: DE RABAT AL AMAZONAS

Historia de uno de aquellos sefardíes que en el S XIX decidió hacer las Américas en el marco de la fiebre del caucho y que dejaron su impronta en las tierras amazónicas.


El antropólogo Wade Davis, gran estudioso de las comunidades nativas sudamericanas, para hablar del esplendor económico derivado  de la fiebre del caucho en el Amazonas, a finales del S XIX, ilustra el panorama de la siguiente forma:

«Los magnates del caucho prendían sus habanos con billetes de cien dólares y aplacaban la sed de sus caballos con champaña helado en cubetas de plata. Sus esposas, que desdeñaban las aguas fangosas del Amazonas, enviaban la ropa sucia a Portugal para que la lavaran allá. Los banquetes se servían en mesas de mármol de Carrara, y los huéspedes se sentaban en asientos de cedro importados desde Inglaterra (…) Después de cenas que costaban a veces hasta cien mil dólares, los hombres se retiraban a elegantes burdeles. Las prostitutas acudían en tropel desde Moscú y Tánger, El Cairo, Paris, Budapest, Bagdad y Nueva York. Existían tarifas fijas. Cuatrocientos dólares por vírgenes polacas de trece años…»

Davis S Amiel

En aquel mismo entonces, el melaj de Rabat – la judería, para los judíos marroquíes- era un miserable reducto oculto  tras altos muros en  donde  malvivían, hacinados, comerciantes judíos de pescado envuelto en moscas ,   pordioseros de todo pelaje deambulando por calles insalubres y unas cuantas potencias europeas dispuestas a  aprovechar la crisis para tomar cartas en el asunto.

David S. Amiel, nacido en 1882, ya tiene 22 años. Ha estudiado en L´Alliance Israelite Universelle -creada no hace mucho- y se ha casado con una judía llamada Reyna, que le ha dado un primer hijo al que llamaron Eli. Las perspectivas de futuro para el joven matrimonio eran muy sombrías; y en 1904, acompañado por un amigo de la infancia llamado Albert, David parte hacia el sueño del caucho en la Amazonia. De Rabat a Tánger,  la mitad de camino en burro y la otra mitad a pie. Y luego en un barco mercante, hasta Lisboa, desde donde habrían de zarpar al Nuevo Mundo. Veinte años después regresará a Rabat para recoger a su esposa y su hijo.

Y como ellos, muchos más judíos  de Fès, Tánger, Tetuan, Casablanca, Salé con destino a  Rio de Janeiro, Caracas , Belém, Manos , Iquitos.  En su obra Généalogie séfarade, Jeff Malka dice que la primera sinagoga de la Amazonia ya se inauguró en 1824, cuando llega, entre otros muchos, Abraham Pinto, tangerino que llegó a la Amazonia con 16 años de edad para radicarse en Pará con su tío Elías, la mujer de éste y su propio hermano, Moyse. Tienen un comercio llamado Los hermanos Tsarfaty.  Allí David S Amiel comprará género para radicarse más lejos, en Iquitos, donde abrirá su propio comercio: el  gran baratillo de Amiel. Regularmente puede mandar así dinero a Marruecos para su esposa y su hijo. No podrá abrazarlos sino en 1929, cuando regrese a Rabat.

Cien años más tarde un nieto de David S. Amiel quiso saber más cosas de las andanzas de su abuelo en América y se puso en contacto con el autor de un ensayo sobre los judíos del Amazonas, Ariel Segal. Este le contó que conocía en Lima, Perú, una familia Amiel, creada por un tal David S Amiel de Marruecos. Los encontraron, hicieron una prueba de ADN y entonces se aclara que en Iquitos David había formado una familia paralela casándose con Cleofé Reategui, que le dio tres hijos: Lilia, Rubén y Moisés.

En la región, hoy, existen  varias familias cuyos apellidos judíos  remiten a sefardíes de Marruecos: Gabbai, Levy, Márquez, Attias, Benayon, Benchimon, Serfaty, Cohen … Belem , en Brasil, tiene alrededor de 1000 familias judías y Manaus cerca de 140 familias de este tipo, la mayoría de las cuales son descendientes de judíos marroquíes , dice Jeff Malka. en la sinagoga de Iquitos se sigue el nosaj de Marruecos, incluso.  El aeropuerto de Yurimaguas, en el norte de Perú, incluso tiene un nombre judío marroquí: el aeropuerto Moisés Benzaquén.

Para más detalle, su propia nieta nos cuenta cosas: