EL CEMENTERIO SEFARDI DE ALTONA

Notas sobre uno de los más importantes cementerios judíos del mundo,fundado el 31 de mayo de 1611 en el norte de Alemania.


  La ciudad alemana de Hamburgo, el segundo puerto más grande de Europa, a orillas del Elba, está dividido hoy en siete distritos. El más occidental de los distritos  de la orilla derecha es Altona, que hasta 1937 fue municipio independiente y,  hasta 1864,  parte de Dinamarca.  La localidad fue fundada en 1537 como un pueblecito de pescadores. En 1590, casi cien años después de lo de 1492, se fundó en Hamburgo la comunidad de judíos hispano-lusos que huyen de las políticas de Felipe II y Felipe III (época en que los reinos de España y Portugal están unidos) Pero Hamburgo, ciudad próspera de la Liga Hanseática en la que muchos quieren vivir y medrar, no sólo es que tuviera límites en el número de judíos que la podían habitar, sino que tampoco permitía que los judíos enterraran a su muertos en su territorio. Así, en 1611, 21 años después de haberse fundado la comunidad judía de Hamburgo, los judíos adquieren un solar al otro lado del Elba, en Altona, para construir el que hoy es uno de los mayores cementerios judíos del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La tumba de la aventurada y virtuosa Hadasa (entonces transliterado como «Adasa», fallecida tres días después de Rosh Ha¨Shaná en el año de 5439 tras la creación del mundo)

  La  cesión  del terreno  por parte del conde se realizó el 31 de mayo de 1611 y los responsables de la adquisición, los abajo firmantes,  fueron Andreas Falleiro, Fernando Cardoso y Samuel Yahya, también conocido como Albertus Denis.

 Nacido en 1540, éste último, aunque  fue uno de los primeros judíos de la ciudad  y aun siendo   agente y tesorero del Conde Ernst de Schauenburg, sólo recibió permiso de residencia un año después de haber firmado lo  del cementerio. Su tarea financiera para el conde, no obstante,  le proporcionó la enemistad de Hamburgo, que lo acusaba de adquirir moneda hamburguesa para fundirla  y acuñar de nuevo en Ancona. Esto significa inflación.  Se emitió entonces  una orden de detención, pero Albertus Denis huyó a Altona y se refugió bajo el amparo del conde. En 1618, el rey de Dinamarca , Christian IV, le puso a su servicio un par de años como administrador de la economía de la ciudad de Glueckstadt. Y este es el motivo de la llegada de los judíos a esta ciudad. Además de la relación de los judíos con esta casa real , que llega vía Sofía de Grecia y Dinamarca hasta nuestros días. En 1625  también obtuvo el derecho de asentamiento de judíos en Troppau y Jaegerndorf,  en Silesia. Albertus siguió siendo miembro de la comunidad  de Hamburgo; como su  máximo representante, su nasí, solicitó en 1637 al Conde Otto de Schauenburg una mayor extensión del privilegio del cementerio de Altona . Los últimos años de su vida los dedicó a negocios personales, concretamente a  la importación de azúcar y a la exportación de cereal, aunque murió en la miseria.

 Denis no fue el único judío que pasó de Hamburgo a Altona. Poco a poco le imitaron otras familias y en 1703  ya eran trece en el lugar. Fundaron una pequeña comunidad llamada,  en principio,  Beit Yaakov Ha´Katán, que luego pasó a ser llamada Nevé Shalóm. Cuando los judíos de Hamburgo fueron expulsados y se refugiaron en Lituania, algunos pasaron a Altona, formando la comunidad askenazí, que será mayor en número que la sefardí .  Este es el motivo por el cual en el cementerio de Altona también hay  tumbas askenazíes -las de las lápidas enhiestas,  en vez de horizontales, que son las sefardíes.

 El terreno que el conde Ernst de Schauenburg cedió a los hispano-lusos de Hamburgo en Altona -en la hoy llamada Camino Real, o del Rey, fue usado por ambas comunidades hasta 1869. Ese año se crearon otros cementerios, pero el del cual estamos hablando permaneció intacto y vallado por una gran verja flanqueada por frodosos árboles que impiden desde fuera ver lo que resguardan. No obstante, el lugar ha sido víctima de robos -muchas lápidas son de mármol-  y vandalismos varios propios de quien ya sabemos quién. Pero también por parte de las autoridades: alrededor de 200 tumbas  fueron demolidas en 1939 para construir  un campo de deportes que todavía existe hoy en los terrenos del cementerio. Muchas lápidas también fueron dañadas como consecuencia de los bombardeos del Reino Unido sobre Hamburgo: la Operación Gomorra. También sufre las vibraciones del transporte metropolitano subterráneo de la ciudad.

Ejemplo de epigrafía en una lápida del cementerio de Altona, la más antigua que se ha podido identificar, a nombre de

Shmuel ben Yehudá  [17/08/1621]

פה נקבר Aquí está enterrado
הישיש כמר el muy viejo, el honorable señor
שמואל בר יהו Shmuel, hijo de Yehuda,
דא שע״י נתישבה de donde la santa comunidad
ק״ק אלטנא נפטר Altona se fundó de manera diferente
יו׳ ג׳ ר״ח אלול שפ״א Día 3, Luna Nueva Elul 381
לפ״ק תנצב״ה la pequeña cuenta. Su alma está atada al paquete de la vida

El camposanto está protegido desde 1960. Pero la investigación sistemática de este importante cementerio comenzó con la publicación de «Tumbas portuguesas en suelo alemán» por el rabino Max Grunwald (Hamburgo 1902). En el año 2000, Michael Studemund-Halévy, filólogo judío de Azerbayán radicado en Alemania, profesor de judeo-español en  las Universidades de Potsdam, Munich, Colonia y Hamburgo, publicó un estudio acerca de 1600 tumbas sefardíes. Luego se han sucedido las investigaciones, que han sacado a la luz las lápidas del padre de Heine o la esposa de Felix Mendelshon.

Bibliografía básica:

H. Kellenbenz, Sephardim an der unteren Elbe (1958)

Esplendor escondido – El cementerio judío de Hamburgo-Altona , Ed.: Instituto Salomon Ludwig Steinheim de Duisburg

Webografía: steinheim-institut.de, Encyclopaedia Judaica, Jewishvirtuallibrary.org, Beit Ha´Tfusot