A punto de inaugurarse las visitas a la Torre de la Inquisición del Alcázar de Córdoba.
Allí donde estuviera la casa del gobernador romano de la Córdoba Patricia -capital de la Hispania Ulterior- y allí donde se construyera el Alcázar Andalusí para los emires damasquinos, en 1238 Alfonso XI mandó construir el Alcázar de los Reyes Cristianos. Aunque sobrio por fuera, es todo un espectáculo por dentro. Residencia de los reyes de Castilla, los últimos monarcas que lo habitaron fueron los Reyes Católicos. Aquí fue donde Colón pidió presupuestos para la aventura de su viaja a Las Indias. Por todo ello, por lo que evoca y lo que provoca, es Patrimonio de la Humanidad desde 1994.
Completada la aniquilación del Reino Nazarí de Granada, los Reyes Católicos ceden el edificio a la Iglesia, que lo convierten en sede cordobesa del tribunal de la Inquisición. Se hicieron obras, como la creación de las celdas para los condenados del inquisidor Diego Rodríguez de Lucero: el perpetrador de mayor auto de fe de Córdoba, LA NEGRA HISTORIA DEL CAMPO DEL MARRUBIAL DE CÓRDOBA en el cual fueron quemados 197 judíos. Los cordobeses, un día, invadieron el Alcázar y liberaron a 400 convictos. Lucero huyó a Sevilla para salvar el pellejo. Fue apartado de la Inqusición por el mismísimo inquisidor general, el cardenal Cisneros.
Luego, con la abolición de La Inquisición por las Cortes de Cádiz de 1812 (la abolición de Napoléon en 1808 no tenía vigencia legal en España por ser un invasor) el edificio fue destinado a cárcel civil hasta 1931, el año de la II República Española.
El Alcázar está flanqueado por cuatro torres. Una de ellas, llamada de La Inquisición, es circular y está al sudeste; como el nombre es espinosa en las gargantas, también se llama la Torre de los Jardines. Es la última en haber sido construida y fue remodelada durante el reinado de Enrique IV -s XV- probablemente sobre los cimientos de una torre previa, de diferente fisonomía.
El año pasado, la Junta de Gobierno Local aprobó un presupuesto de 152.153 euros para su restauración, que incluye la creación de un espacio de interpretación de las actividades inquisitoriales que en el lugar tuvieron lugar. Aunque la restauración ha sido finalizada la semana pasada, aún no se sabe cuándo estará abierta al público, pues aún está pendiente la licitación del aspecto tecnológico. La sala de interpretación , anexa a la torre, para preservar su originalidad, será un espacio museístico de cuya factura se encargan profesores del Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de América de la Universidad de Córdoba.