EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS DE SICILIA

 Los judíos sicilianos, cuando Sicilia era un reino aragonés mucho más extenso que la isla actual, fueron expulsados el doce de enero de 1493 parece ser que por una historia de amor interconfesional.


Pedro III

Jaime I de  Aragón  , El Conquistador, y su segunda  esposa,  Violante de Hungría, tuvieron un hijo que nació en Valencia en el año 1240, al que llamaron como su abuelo:  Pedro. El 13 de junio de 1262, Pedro se casó en la catedral de Montpellier con Constanza de Hohenstaufen, hija y heredera de Manfredo I de Sicilia. Unos años más tarde, en 1276, Pedro y Constanza fueron coronados en Zaragoza como reyes de Aragón y de Valencia, además de condes de Barcelona. Pedro III tuvo problemas con el Papa Martín IV , que era francés, por la invasión aragonesa de Túnez.  Así que expulsó a lo franceses de Sicilia -los normando- y los sicilianos entregaron la corona a Pedro, a la sazón esposo de una princesa siciliana. El 9 de  noviembre de 1282, coronados como reyes de  las Dos Sicilias, la Sicilia insular -Sicilia, propiamente dicha- y la Sicilia peninsular: Nápoles.

La población judía de la Dos Sicilias no se sabe desde cuándo habitaba el territorio -si desde los fenicios, si de la época seléucida,  o si desde la diáspora de Roma-  pero en el S XIII formaban comunidades de cierto empaque en Siracusa y Palermo bajo la  soberanía de la Corona de Aragón, como atestiguan restos de cartas  que hablan de  rutas comerciales de la seda en la Guenizá de El Cairo. En el S XV, en Salerno, había una importante escuela de medicina de la que formaban partes varios judíos. De su existencia, a veces negada, quedan huellas como EL HEJAL DE SICILIA

Enzo Grasso, alcalde de Castiglione, allá por los años´80 del siglo anterior, escribió una obra sobre los Judíos de Sicilia, en la que habla de los desencadenantes de la expulsión de los judíos sicilianos. La obra de Grasso, obviamente se nutre de la de Giovanni Di Giovanni,  «L’ebraismo della Sicilia – 1748 » (vid. foto principal del artículo)

Según él, la expulsión tiene su más primitivo origen en una historia de amor entre un judío y una cristiana, Davide Bitone  -sobrino del rabino- y Anna Preximone -hija del capitán del castillo. Este, escandalizado al saber que su hija no es virgen, y que encima ha sido un circunciso quien se ha llevado la honra de la muchacha,  pide al párroco de Fimmi un favor: que hable con el rabino -el tío de David-  para comunicarle  que,  si no se deshace de su sobrino, le denunciará  ante la Inquisición.

David, o mejor dicho, su cuerpo, aparece muerto por herida de sangre,   una noche. No se sabe quién lo asesinó. Su tío, el rabino, llora. Quizás por haberse sometido al chantaje innoble , quizás porque el chantaje le haría pasar a la historia como asesino aun no habiéndolo sido.  Además, al dolor de la muerte de su sobrino, se le suma un creciente  odio y resentimiento contra  los cristianos , que le han inducido a tal infortunio infame.

Llegada la época de las procesiones  cristianas , el rabino no pudo contener su dolor, ni gestionar su ira, y lanzó una piedra contra la imagen de Cristo.  Destrozó  la cara de la estatua, o eso dice la crónica. Entonces, de forma compulsiva, dos  hermanos cristianos, Andrea y Bartolomeo Crisi, se abalanzan contra el rabino y lo asesinan allí mismo. A los Crisi , en principio, la Corona de Aragón  les condena a muerte por el asesinato, que por presiones del inquisidor general,  se les conmuta por una pena de prisión. Entonces la Inquisición se persona en la cárcel, interroga a los Crisi y , después, el inquisidor convence al rey de Aragón para decretar la expulsión de los judíos de Sicilia.

Tienen como fecha límite para ello el doce de enero de 1493.