JULIO PALENCIA Y ZOE DRAGUMIS

Historia del embajador español en Bulgaria que, en tiempos de La Shoá, por iniciativa propia, salvó a 150 judíos de la deportación concediéndoles pasaportes españoles en razón de su condición de sefardíes.


Madrid, 1884. El médico D Ceferino Palencia,  empresario del Teatro Español (antes del Príncipe) y su esposa, la actriz María Tubau, han sido padres por segunda vez. Es otro niño y le llaman Julio.

Julio, que entró  muy joven a formar parte del cuerpo diplomático del reinado de Alfonso XIII, conoció hacia 1910  a Ion Dragumis, cónsul de Atenas en Monastir (Macedonia del Norte) Ion era hijo  de Stephanos Dragumis (primer ministro del entonces reino de Grecia, cuyo rey  -Jorge I, bisabuelo de Sofía de España- sería asesinado ese mismo año,  en Salónica) Por medio de Ion, Julio conoció a su hermana, Zoe, con la que  se casó en 1913. Los recién casados partieron a Costa Rica, donde Julio ocuparía el puesto de embajador de España. Otros destinos fueron Sanghai, Ciudad del Cabo (Sudáfrica) , Casablanca…

La Guerra Civil Española de 1936 -sí, hubo otras- los sorprendió en Estanbúl; Palencia se puso del lado de los nacionales. Desde 1923, gobernando Primo de Rivera, 5000 sefardíes de la Península Balcánica habían recibido un pasaporte español -sí, no es de ahora. Parece ser , aunque esto no está confirmado, que hubo ciertas tensiones entre él y los sefardíes de Estambúl, a quienes en un momento dado habría amenazado con retirarles la nacionalidad española. Cuando en 1939 los nacionales ganan la Guerra Civil, el gobierno de Franco lo destinó a Sofía, Bulgaria.

Allí, la situación de los judíos búlgaros -otrora otomanos y sefardíes-era muy distinta. Bulgaria aún no estaba oficialmente aliada con la Alemania nazi, pero los judíos ya llevaban la estrella amarilla en las solapas, habían sido expulsados de las universidades, incluso les habían confiscado sus cuentas bancarias. El acoso sobre las personas era tal que hasta la misma Zoe estaba siendo investigada como una más que probable espía griega. Ella estaba desolada porque sabía que los nazis habían hecho ondear la bandera con la svastika en la misma Akrópolis de Atenas. Lo cuenta en sus diarios, publicados en 2010, donde también se cuenta que estaba asustada pro saber que muchos judíos búlgaros se estaban suicidando antes de ser concentrados para deportarlos a Polonia y allí asesinarlos. Su marido escribió a Madrid solicitando intervenir en el destino de sefardíes -esto es españoles. Franco ni le contestó.

En 1943, León y Rafael Arié, judíos de Sofía, propietarios de una factoría de cosméticos, fueron detenidos por la policía búlgara. Palencia denunció los planes de ahorcamiento de León , que no tuvieron buen resultado. No obstante, consiguió adoptar a sus dos hijos, Claudia y René, que pasaron a vivir en su propia casa con la madre biológica, a la que concedió un pasaporte español. Todo esto por su cuenta y riesgo, a sabiendas de que en Madrid no habían dado orden alguna para actuar así. En cualquier momento podrían pedirle explicaciones y hacerle pagar por la osadía de hacer las cosas por su cuenta. Además, los nazis pidieron a los búlgaros que se le declarara persona non grata. A su secretario, judío, lo detuvieron los búlgaros.

El siguió fiel a su conciencia. Agilizó y administró la  tramitación de salvoconductos, pasaportes y documentos de viaje para efectuar  la evacuación de Bulgaria de aquellos judíos perseguidos, salvándolos de la deportación y, puesto que no podrían trabajar en los campos, la ejecución. Salvó a 150.

Fueron declarados persona non grata por las autoridades búlgaras y regresaron a España. De camino pararon por Bucarest,  donde se refugiaron  de la Gestapo en casa de Abraham Arié, hermano del asesinado Arié . La casa era una de las consideradas españolas y por lo tanto inviolables por los nazis.

René Arié-Palencia murió en un bombardeo en 1945, al final del conflicto. Cludy, una mujer muy bella, se enamoró de un primo con el que se casó. Huyeron a  Milán desde donde lograron un permiso de residencia en Argentina, donde se establecieron. Murió en 1982.

Palencia nunca  más  obtuvo destino  a ninguna embajada. Murió en  1952, y su mujer lo enterró en el panteón familiar en Atenas.

Julio Palencia, junto a  otros diplomáticos españoles que también ayudaron a los judíos a huir de la barbarie de La Shoá, , fueron rescatados del olvido en el año 2000, cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, entonces en manos de Abel Matutes,  dedicó una página web a su memoria  Diplomáticos españoles durante el Holocausto. 

El 28 de octubre de 2010 fue inaugurada una placa conmemorativa en el edificio que alberga la Cancillería de España en Sofia, que honra la memoria de quien fuera Ministro Plenipotenciario de España en Bulgaria, entre 1940 y 1943.

No son Justos entre las Naciones.