FERNANDO DE ROJAS: JURISTA , LITERATO Y CONVERSO

 El autor -o no tanto- de la famosa tragicomedia que conocemos como «La Celestina», al igual que otras muchas figuras señeras de la Historia de la Literatura Española, también era converso.


Por mera convención didáctico-crítica, «La tragicomedia de Calixto y Melibea y la puta vieja Celestina»  representa,  en la Historia de la Literatura Española,  no se sabe muy bien si el final de la Edad Media o el Principio del Renacimiento. Y eso,  sin duda alguna,  es un puesto de honor: se inicia el Siglo de Oro. Pero en su época, su obra pasó  bastante desapercibida porque su autor no era considerado un gran literato, sino un hombre de leyes que además tenía procesos legales contra sí mismo y su estirpe,  a manos del Tribunal de la Inquisición.

Fernando de Rojas nació hacia 1470 en la Puebla de Montalbán, territorio templario en las fértiles laderas de los Montes de Toledo,  que en 1308 pasó con Fernando IV a Castilla y a D. Alvaro de Luna, valido de Juan II, y al Marqués de Villena, para cuyo hijo y descendencia se creó el condado. Sin embargo, como se sabe a través de genealogías que pretenden demostrar limpieza de sangre del nieto de Rojas para acceder a una canonjía, la familia dice descender en hidalguía de una familia de Tineo, Asturias. Invenciones que en la época eran bastante corrientes. (vid. «La España de Fernando de Rojas, Stephan Gillman, quien junto al el archivero de la Catedral de Toledo, Ramón Gonzálvez, publicaron un excelente artículo sobre el expediente de limpieza de sangre incoado en 1616 a un aspirante a canónigo de la Catedral de Toledo llamado Juan Francisco Palavesin y Rojas)

Ese aspirante a canónigo,  habría tenido como abuelo tuvo a Hernando de Rojas, converso  condenado a la hoguera en 1488, y  a su hijo Fernando también , por haber ayudado a criptojudíos a huir del acoso de la Inquisición, como se infiere del proceso que se le abrió a su suegro, Alvaro de Montalbán.

Este proceso se abrió en 1525 contra el padre de «(…) Leonor Alvárez, muger del bachiller  Rojas, que compuso a Melibea, veçino de Talavera.»  Y para su defensa el suegro solicita como abogado al yerno, que era a su vez alcalde mayor de Talavera a pesar de su conocida situación de converso. Y no procedían de ninguna familia hidalga de Tineo, Asturias, sino de una familia judía de Lucena.

Samuel Pisquer, judío de lucentino, padre de Catalina , casó a su hija con Juan Ramirez de Lucena, y Catalina tuvo proceso inquisitorial y seis hijos. De esos hijos también tuvieron problemas   algunos , por ejemplo Carlos de Lucena, que vivió en Alcalá de Henares, vió arder  en la hoguera a uno  de sus hijos, mientras que a otros dos sólo les abrieron proceso. Catalina , también acusada de hereje, casó con el primogénito, Juan,  protonotario y embajador de los Reyes Católicos en Soria.

Hay también que resaltar que, aunque no se puede dilucidar si es recurso literario o verdad  -Cervantes hizo lo mismo con El Quijote- Fernando de Rojas dice que él «acabó» la tragicomedia que encontró en Salamanca , estudiando Leyes, un texto -el primer acto- ««según algunos dicen, fue Juan de Mena, y según otros, Rodrigo Cota».»

Esos otros que dan al converso Cota como autor no es otro  sino el erudito Tomás Tamayo de Vargas, quien en el S  XVII escribió que  «el acto primero de Celestina fue escrito por Rodrigo de Cota estando en Torrijos, debajo de unas higueras de las casas de Tapia…», lo cual es cosa en absoluto inverosímil porque  su padre y luego el propio Rodrigo Cota tuvieron propiedades en esa población .